Santa Cruz, el paro que separa
Rubén Atahuichi
Imagen: La Razón
La reciente resolución de la mesa técnica del Censo suscrita por autoridades del Gobierno, funcionarios del Instituto Nacional de Estadística (INE), el gobernador Luis Fernando Camacho, el alcalde Jhonny Fernández, el rector Vicente Cuéllar y los alcaldes del departamento implica la puesta en punto cero del conflicto por el Censo de Población y Vivienda para 2024, que en los últimos días había caracterizado a Santa Cruz.
Es que las conclusiones resultaron sabor a poco, aunque suficientes para Camacho, que se llenó de halagos al decirle a los cruceños que el Gobierno se abrió a una eventual modificación de la fecha del Censo, fijada ahora para mayo o junio de 2024. La Comisión Interinstitucional cruceña porfía en que el empadronamiento sea en 2023.
Mucho consuelo para algo que ya se había dicho antes en la reunión entre el presidente Luis Arce y los alcaldes: una consideración posterior del cronograma será posible con base en argumentos técnicos. Y ayer, en una entrevista con el streaming Piedra, papel y tinta, el alcalde Fernández dijo que la propuesta aprobada en la mesa técnica es la misma que llevó a Santa Cruz luego de su reunión con el mandatario y por la que lo tildaron de ‘traidor’.
Fernández se había desmarcado del último paro, consideró que no había motivos para la protesta luego de escuchar las explicaciones del Gobierno. En una entrevista con La Razón, el Alcalde justificó su decisión señalando que no se sumaba a las logias cruceñas ni al poder político y económico, expresión que lo distanció más del movimiento interinstitucional.
Un punto en contra de la unidad necesaria para una lucha regional.
Sobre llovido, mojado. Cuéllar desautorizó a Camacho en otra conversación con La Razón Radio, cuando dijo que el Gobernador no define nada. Al terminar el último paro, Camacho había adelantado propiciar más paros, más marchas e incluso cabildos.
Es más, el rector reivindicó su papel de coordinador de la Comisión Interinstitucional cuando se le preguntó si Camacho era vocero de la organización: “No, yo soy el coordinador”.
Era visible el quiebre, que se develó aún más con una “cumbre” fallida del jueves. Ante esa situación, Camacho debía buscar una salida honorable de la situación.
Sin haber sido tomado en cuenta en la mesa técnica prevista para el lunes, porque los interlocutores del Gobierno debían ser solo alcaldes, la universidad y el sistema asociativo municipal cruceño, el Gobernador optó por aceptar lo que había desahuciado antes: asistir a la mesa técnica. “Me inviten o no, voy a la reunión”, desafió.
Y asistió a la mesa técnica, el ministro Sergio Cusicanqui le abrió las puertas. Pudo exponer sus puntos de vista, se despojó de su actitud confrontacionista y hasta se expresó satisfecho por los resultados. La mesa técnica no hizo referencia a la fecha, solo mencionó, en el punto 3, que “las instituciones solicitaron compartir la presentación y el nuevo cronograma (…)”.
Mientras no haya una argumentación técnica, no hay posibilidad de modificar la nueva fecha del Censo. La mesa técnica no definió una eventual modificación. Y el Gobierno, por su lado, logró incluir a organismos internacionales en las mesas técnicas, como la CEPAL o la UNFPA, que antes había sugerido la postergación del empadronamiento para octubre de 2024.
Es más, en la reunión, “las instituciones coincidieron en que el desarrollo del Censo es un trabajo netamente técnico”.
Por eso afloraron ayer cuestionamientos radicales contra Camacho, que lo apuntan del fracaso de las protestas e insisten en retomar las movilizaciones. Como el Gobernador asintió las conclusiones, obligado por su incapacidad de mantener un conflicto y justificar las objeciones al Censo de 2024 que no tienen correspondencia en otros gobernadores y alcaldes, salvo Iván Arias, es blanco de las críticas.
No hay otros asuntos a la vista aglutinadores contra el Gobierno. A Camacho se le agotaron los argumentos; ahora tendrá que lidiar con su fracaso en el intento de contagiar descontento en todo el país. Tiene un serio problema que incluso dejó fisuras en la dirigencia cruceña, quizás por el interés de las logias y los grupos de poder.
Lo que antes del primer paro parecía un movimiento unitario, en el segundo de 48 horas se hizo trizas. Le tocará hacer tripas corazón para adherirse a las reglas democráticas que otros cultivan. Menos él.
Rubén Atahuichi es periodista.