Censo: ¿Si miramos más allá del recuento?
Como es de conocimiento de la opinión pública, en los últimos meses, el Censo de Población y Vivienda de Bolivia se ha convertido en un motivo para generar conflictos a partir de puntos de vista polémicos y contradictorios. Es más, con implícito cálculo político de sectores opositores se dice que es tiempo de realizar un recuento para contar con información de cuántos habitantes existen por unidades territoriales para que la distribución de ingresos sea justa, es decir, responda al número de habitantes. Es cierto, tradicionalmente los censos de población y vivienda tienen esas características y propósitos, además que contribuyen a generar información sobre la magnitud, estructura, crecimiento y distribución de la población, y de sus características económicas, sociales y demográficas para elaborar futuros planes de desarrollo.
Sin embargo, los tiempos actuales y el debate traen otras cuestiones de gran importancia que no se dicen o no se quieren mirar. Por ejemplo, no se debate y considera que, en las últimas décadas, la manera de recopilar información ha registrado un cambio en el modelo censal. Los censos realizados por el método tradicional como los que efectuamos hasta el presente se han ido sustituyendo progresivamente por modelos basados en información administrativa o, al menos, en formas mixtas de recopilación de información. En estos tiempos, muchos países han optado por otras modalidades de recopilar información —diferentes a los censos tradicionales— para ser más eficientes, reducir costos, disminuir las múltiples tareas por realizar, aprovechar los medios tecnológicos y contar con información procesada frecuente y rápida. Con esas perspectivas, es conveniente iniciar la discusión para generar otras propuestas que recopilen información sobre la situación de la población.
Por otra parte, más allá de esperar resultados para expresar demandas que vinculen el número de habitantes de un determinado territorio con la distribución de recursos y escaños, bajo supuesto que el mayor objetivo es el bienestar del conjunto de la población, habrá que plantearse —desde ahora y para evitar futuros problemas— una serie de interrogantes que merecen análisis y respuestas.
Entre otros asuntos de relevancia, habrá que preguntarse y revisar en detalle y a profundidad las características y tendencias de las migraciones, principalmente las internas. Es decir, de los traslados de la población de departamento a departamento, de municipio a municipio, convirtiendo a unos en “expulsores” y a otros en “receptores” de población. Está claro que en Bolivia, cada vez más, existen poblaciones que no solo están quedando con un menor número de habitantes, además de una población compuesta con una mayoría de adultos mayores. Si es así, pensando en el desarrollo del país y el bienestar del conjunto de las y los bolivianos, ¿es conveniente este crecimiento desigual de la población?, ¿seguiremos insistiendo en concentrar la población en las ciudades capitales y en el eje tradicional del país? Pensando, por ejemplo, en el cuidado del medio ambiente, el equilibrio campo-ciudad, la provisión de alimentos, la preservación de nuestra identidad cultural, entre otros, ¿será conveniente fomentar la concentración de la población en las grandes ciudades e incentivar que los habitantes de áreas rurales se reduzcan?, ¿en qué situación quedarán las ciudades intermedias?, ¿conviene seguir fomentando que las poblaciones con condiciones de vida se incrementen mientras que quienes tienen múltiples carencias se incrementen?, ¿ayudarán estas medidas a la resolución de la dicotomía centro-periferia? Con el Censo, ¿se castigará a las poblaciones que disminuyen en población y se premiará a las que tienen un mayor número de habitantes?
Al final de cuentas, tras el Censo está la confrontación de distintas maneras de construir desarrollo y distribuir recursos y otros derechos. En la perspectiva de construir un Estado que reconoce la diversidad y construye equidad, es necesario discutir otras formas de distribución de recursos, como considerar a la vez objetivos y metas estratégicas, capacidades instaladas, por tanto, carencias y distribución de recursos. En otras palabras, no es posible mirar por separado el desarrollo de cada unidad territorial.
Hay mucho que decir, el tiempo lo dirá, nos interesa el conjunto de la población o cierta población que quiere detentar sus privilegios por sobre los demás.
Noel Aguirre Ledezma es educador popular y pedagogo. Fue ministro de Planificación del Desarrollo y viceministro de Educación Alternativa y Especial.