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El mejor regalo en estas fiestas patrias

TRIBUNA

Es el mes aniversario de nuestra amada Bolivia y quiero comenzar rindiéndole homenaje. La construcción de un Estado soberano y unitario requiere profundizar la democracia, la cohesión social, la no discriminación al prójimo, el respeto a la opinión disidente y generar condiciones para la estabilidad económica, política y social.

Sin duda hemos evolucionado mucho como sociedad en estas dimensiones, pero aún queda mucho camino por recorrer. La consolidación de un Estado es una tarea de todos y no solo de los diferentes niveles de gobierno. Dicho esto, me concentraré en la importancia del modelo económico para cimentar las bases de un Estado sólido.

Los modelos económicos que se implementaron en Bolivia a lo largo de su historia republicana para explotar sus riquezas fueron idealizados y copiados desde el exterior. El modelo neoliberal fue el último y la expresión más extrema de esta forma de administración estatal.

El modelo neoliberal es el punto de partida epistemológico para entender el cambio de paradigma en la política económica boliviana porque los objetivos macroeconómicos que pregonaron sus reformas no se cumplieron, sino que por el contrario campeó la pobreza, la desigualdad y la escasa oferta de bienes públicos. El descontento generalizado de la población derivó en una aguda crisis social, que aniquiló el modelo de mercado.

Fue así que surgió la necesidad de un golpe de timón en la conducción económica del país. Estas demandas sociales fueron recogidas por los economistas Luis Alberto Arce Catacora y Carlos Villegas Quiroga, ambos docentes de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), quienes las tradujeron en objetivos de política económica. Así nació el Modelo Económico Social Comunitario Productivo (MESCP) como la antítesis del modelo neoliberal y como respuesta a la crisis económica, social y política que dejaron los gobiernos que abanderaron el neoliberalismo.

Han pasado más de 15 años desde que Bolivia cambió su modelo económico dejando de ser un Estado servil al capitalismo internacional y a los intereses de los organismos foráneos, a otro con soberanía en la definición de sus propias políticas económicas y un rol más activo del Estado.

Hoy se habla de Bolivia en el concierto internacional como un referente de estabilidad económica y de crecimiento sostenido, que ha llevado a ser catalogado como un socialismo exitoso en pleno siglo XXI y una especie de milagro económico en la región: The New York Times (25/02/14), BBC (25/10/17), DW (12/07/19), Forbes (14/01/19), Washington Post (14/01/19), RFI (19/10/18), incluso en medio de la pandemia BBC (05/05/22).

¿Cuáles fueron las claves del éxito boliviano? Sin duda, la implementación de un modelo propio y acorde a las necesidades del país. El MESCP tiene su mérito: 1) por elaborar una solvente fundamentación teórica y a la vez por su sencillez demostrativa de sus postulados; 2) por la comprensión perfecta de la realidad socioeconómica boliviana gracias a ser un modelo elaborado e implementado por economistas nacionales, prescindiendo de recomendaciones externas; y 3) por el manejo macroeconómico responsable que fue consecuencia de la buena administración pública. El mérito del modelo económico no solo quedó en el plano de la concepción teórica y formal, sino que fue más allá, a la implementación práctica y empírica de sus proposiciones.

Este es un prolegómeno a las ideas centrales del MESCP que se encuentran dentro mi libro La política fiscal en Bolivia. Lecciones y desafíos del Modelo Económico Social Comunitario Productivo, que se presentó el 17 de agosto en el paraninfo del monoblock de la UMSA y cuyo contenido iré difundiendo en mis siguientes entregas.

Para finalizar, me atrevo a afirmar que el mejor regalo en estas fiestas patrias para los bolivianos es la estabilidad económica que goza el país.

Omar Velasco Portillo es economista.