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Entre polémicas, disculpas y una creatividad cuestionada…

DE FRENTE EN EL PACHAKUTI

Hace pocos días la profesora Inés Peredo, oriunda de Minero del departamento de Santa Cruz, por pedir una muestra seminal a sus estudiantes de quinto de secundaria, fue cuestionada y casi sancionada por los padres de familia, el Ministerio de Educación y la sociedad en general. La profesora hasta pidió disculpas, pensando que había cometido un delito. En una sociedad donde la investigación no es lo más importante, como debiera ser en todos los niveles de educación en el país, aparecen autoridades/ burócratas y padres de familia de la peor calaña, intentando sancionar, porque supuestamente habría cometido una contravención a las normas.

Lo más sencillo para la profesora Peredo era que enseñe a sus estudiantes de manera teórica y hasta con dibujitos en PowerPoint. En tiempos del COVID-19 se ha puesto de moda esta forma de enseñanza del show y el espectáculo, que es solicitado por algunos estudiantes y profesores, aunque no se enseñe casi nada por esta vía. Incluso tenía otra opción, de llevarlos a algún laboratorio, que no sé si existe en Minero, para que algún biólogo o químico les explique técnicamente lo que es el semen.

Pero Peredo se atrevió a pedir a los estudiantes un producto de nuestro cuerpo y esa petición, que es una especie de autoinvestigación, fue tipificada como delito. Vaya cinismo e ignorancia de los grupos sociales que se creyeron y aún se creen los “sabelotodos” o autoridad en los temas, y juzgan persiguiendo con amenazas, como sufrió, incluida la familia de Inés. La política de la investigación en nuestro país es la más ausente. Un(a) docente en todos los niveles no está encaminado por esta vía del conocimiento, a excepción de algunos(as) y que creo es por propia iniciativa, que relacionan la enseñanza con la investigación. Decisiones loables como de la profesora Inés son cuestionadas e incluso amenazadas y sancionadas no solo en el ámbito educativo sino en el ámbito social.

Los medios de comunicación, a excepción de algunos responsables, han hecho una noticia roja y central. En estos medios jamás se preguntan ¿qué daños han causado a la profesora Peredo estas sindicaciones temerarias? ¿Será que en algún momento la Justicia se preocupe de oficio por los daños y perjuicios ocasionados en este tipo de suposiciones sin ningún fundamento? Creo que si el Gobierno decide darle algún premio por la iniciativa de educación sexual, sería una forma de lavar la imagen negativa generada. Pero, ni esa acción permitirá reparar los daños psicológicos causados. Aunque desde la simple razón, se debería sancionar a los que han causado los perjuicios y ¿cómo hacerlo en términos reales y concretos?

Imaginemos profesoras como Peredo con gran iniciativa y buena formación en investigación, tendríamos estudiantes conocedores profundamente de su realidad, incluidos nuestros cuerpos. Pero en una sociedad de doble moral y mucho cinismo, sobre todo en ciertos estratos sociales, parece ser normal. Esto explica que los padres, madres, estudiantes, mototaxistas y hasta el Alcalde del municipio cruceño de Minero terminaron marchando en “apoyo” a la profesora de biología Inés.

Inés tiene el espíritu de una investigadora nata y los(as) propugnadores de esta forma de conocimiento siempre fueron cuestionados, perseguidos, amenazados y hasta sancionados en todo el mundo. Solo cuando afloraron sus investigaciones para el bien de la humanidad y la naturaleza se reconocieron sus logros como hazañas, vaya paradoja.

Aún se habla de que se investigará a Inés Peredo, pero ¿quién o quiénes la investigarán? ¿Los mismos que denunciaron? ¿De qué se le acusará? Lo que queda claro, los que denunciaron quedarán en la impunidad, esperando otro momento para seguir acusando a otros que creen que son infractores de cualquier iniciativa de otra forma de educación o sencillamente contra los que no les “caen bien”.

Khaysa Santa Cruz tuqinxa, ma lup’ir warmiruwa wali phiñasipxatayna. Jallalla Ines, sarantaskakima.

Esteban Ticona Alejo es aymara boliviano, sociólogo y antropólogo.