El 23 de julio de 2022, la Organización Mundial de la Salud (OMS) tomó la medida extraordinaria de declarar la viruela del mono una emergencia de salud pública de importancia internacional, lo que debería permitir que haya más recursos disponibles para controlar el brote y una respuesta internacional más coordinada, incluida la posibilidad de alentar a las naciones a compartir vacunas para proteger a las personas contra la enfermedad.

¿Pero esto sucederá o las personas en los países de ingresos bajos tendrán que esperar las vacunas al final de la fila una vez más?

Si bien la mayoría de las personas en el mundo no habían oído hablar de la viruela del mono hasta hace unos meses, MSF tiene experiencia de trabajo con esta enfermedad desatendida, el más reciente en República Centroafricana en 2018. Pero si bien no es nueva para los equipos de MSF, la lucha actual para obtener las vacunas sí lo es.

Las vacunas para la viruela probablemente proporcionarán un grado de protección cruzada contra la viruela del mono. Se estima que hay más de 116 millones de dosis de vacunas distribuidas entre las reservas de varios países, principalmente por temor a un ataque de bioterrorismo con viruela. La mayoría son vacunas contra la viruela de segunda generación que tienen efectos secundarios significativos, pero una vacuna contra la viruela de tercera generación más nueva, MVA-BN, es la única autorizada con un perfil de seguridad mucho mejor y, por lo tanto, es la preferida para usar en este brote. Sin embargo, hay cerca de 16,4 millones de dosis de MVA-BN en el mundo, la gran mayoría está en manos de Estados Unidos, que tiene casi el 80% del suministro mundial, pero solo el 36% de los casos mundiales de viruela del mono. Por otro lado, los países africanos donde la viruela del mono es endémica no tienen acceso a dosis ni pedidos garantizados, a pesar de registrar múltiples muertes.

Antes de este brote, las naciones ricas se habían comprometido a compartir 31 millones de dosis de vacunas si así lo solicitaba la OMS como parte de la reserva de emergencia de vacunas contra la viruela en un momento de necesidad internacional. El estado de este acuerdo y lo que pasa con esas dosis no está claro.

Los problemas recientes con el acceso a la vacuna COVID-19 en los países de ingresos bajos y medios brindan algunas lecciones valiosas. En 2020, incluso antes de que se desarrollaran las vacunas COVID-19, los países de ingresos altos comenzaron a hacer grandes pedidos de las primeras vacunas candidatas. Cuando finalmente se fabricaron, la mayor parte ya se habían preasignado a estos países que podían pagar la cantidad máxima por adelantado. Hoy ya estamos viendo cómo los países ricos están haciendo grandes pedidos de la vacuna MVA-BN.

Si bien es difícil obtener información sobre los precios de las vacunas, según algunos altos funcionarios de salud, la vacuna contra la viruela del mono MVA-BN cuesta $us 100 por dosis, lo cual es inasequible para personas en países de ingresos bajos y medios, y las haría (una vez más) dependientes de las donaciones de vacunas de países ricos. Pero los precios más bajos no están garantizados: a pesar de que el desarrollo de la vacuna fue financiado por el gobierno de Estados Unidos por $us 2.000 millones, el control sobre el precio y la disponibilidad de esta vacuna está en manos de la compañía Bavarian Nordic, que tiene el monopolio de la patente.

Esta dependencia de un solo fabricante ya está demostrando ser potencialmente desastrosa. La demanda ya ha superado la capacidad de Bavarian Nordic, por lo que han firmado con un fabricante de Estados Unidos para ayudar con el suministro.

Pero lo que se necesita para abordar la equidad es la transferencia de tecnología a una empresa en África para que las naciones africanas no tengan que depender solo de las donaciones de países ricos. Aspen Pharmacare de Sudáfrica se ha ofrecido a apoyar el llenado y acabado de las vacunas, pero recibir una transferencia de tecnología completa podría ir más allá y permitir la autosuficiencia africana a largo plazo.

No podemos esperar a que exista un acceso equitativo a las vacunas con el actual escenario de monopolio de fabricación y dependencia de las donaciones de dosis de vacunas. Sin acción ahora, la brecha entre las personas que tienen acceso a las vacunas y las que no, se ampliará una vez más.

Dra. Sharmila Shetty, asesora médica de la Campaña de Acceso de Médicos Sin Fronteras (MSF).