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La irracionalidad de Almagro

TRIBUNA

Héctor Arce Zaconeta

El reciente 7 de septiembre, cuando en el Salón de las Américas de la Organización de los Estados Americanos se llevaba adelante una sesión ordinaria del Consejo Permanente y se trataban temas variados desde un informe de la Misión de Observación Electoral en Paraguay, un homenaje a los pueblos afrodescendientes y la despedida de dos embajadores, el secretario general de la organización, Luis Almagro Lemes, una vez más hizo noticia, no por alguna intervención adecuada, oportuna o constructiva, acorde con lo que debería ser un secretario general, que como su nombre lo dice es un secretario, al servicio de los Estados que conforman la organización, no, hizo noticia una vez más por su irracionalidad, por su temperamento que lo muestran al borde de la pérdida de la razón y el absoluto descontrol personal.

Para sorpresa de todos cuando se hacía un comentario respecto a las misiones de observación electoral y su falta de transparencia en algunos casos como el de Bolivia en noviembre de 2019, dentro del cual no se ha contestado hasta ahora el pedido boliviano expresado en 12 comunicaciones solicitando información vital, el secretario general pidió la palabra y completamente fuera de sí empezó a leer algo que aparentemente lo tiene de pantalla de fondo en su computadora, esas conclusiones absurdas, irreales y mentirosas que también repitió vergonzosamente en la Cumbre de las Américas y que a estas alturas de los acontecimientos, parecería ser que las repite tratando quizá de expiar su conciencia y mentirse a sí mismo, mintiendo además a todo el auditorio, que quedó una vez más atónito al ver tanto delirio y tanta arrogancia para disfrazar la verdad.

Como dijo el embajador argentino Carlos Raimundi, le bastaba a Almagro entregar la información solicitada y aún si fuera como él dice, que la información es pública, ¿por qué no responder a una de las 12 cartas que se le envió diciendo eso mismo, que al final lo tuvo que decir gritando y agrediendo?, ¿acaso su cargo y la talla de la organización de integración más antigua del mundo no puede hacer lo que cualquier oficina o funcionario de bajo rango de cualquiera de los más de 30 países que conforman la organización debe hacer, responder cuando se le escribe y decir la verdad, bajo la obligación del pronto despacho?, ¿qué hay detrás de tanta oscuridad e irracionalidad? La verdad está cada vez más grande y firme frente a nosotros, grande, inmensa como una montaña: no hubo ninguna “manipulación dolosa de los resultados electorales” en 2019 y por eso cada vez más Almagro y su gente se van quedando solos y por eso cada vez ya no recurre a argumentos, ni razones, ya no respeta las formas y los procedimientos diplomáticos, ya no respeta ni siquiera el cargo que ocupa y la investidura que tiene.

Quizá también la razón de su enojo es que se siente cada vez más solo, que su retiro es pedido por presidentes y cancilleres una y otra vez, cada vez con más fuerza, que cargará en las páginas de las historias de la integración americana, con ser el único secretario general que asumió su cargo con 34 países miembros y lo dejará en los hechos, quizá con 31, quizá el abandono mutuo que tiene con la derecha boliviana, que ya no dice nada del supuesto fraude y a la que ya no defiende pese a haber sido el más férreo protector del gobierno golpista, o quizá porque siente que en cualquier momento las altas esferas van a terminar de darse cuenta que no sirve de nada tener un interlocutor irracional que nadie respeta y cuya sola presencia es la excusa perfecta para que la situación internacional, en algunos casos complejos, no se mueva un solo centímetro.

Al final del camino solo nos queda asegurar que por la dignidad de la Nación boliviana, por la memoria de los bolivianos que perdieron la vida en 2019, por la democracia boliviana, que como dijimos en esa controvertida sesión, no podrá cumplir 40 años de vida este 10 de octubre próximo, al ser interrumpida por responsabilidad del secretario general, la Memoria, la Verdad y la Justicia, y sobre todo la luz radiante de la verdad, terminarán por imponerse.

Héctor Arce Zaconeta es embajador de Bolivia ante la OEA.