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Incentivos a la producción

/ 23 de septiembre de 2022 / 01:05

La ampliación y la redistribución de la liquidez, el fortalecimiento de la capacidad de crédito de la banca para proyectos de desarrollo y el uso de instrumentos innovadores de financiamiento, son aspectos importantes para proteger a las empresas nacionales.

Favorecer a la producción nacional y el empleo es un factor imprescindible, ya que si solo compramos productos que se fabrican en el extranjero se tendrían que cerrar muchas industrias bolivianas y se perdería miles de puestos de trabajo. En su momento, los Estados Unidos de Norteamérica generaron medidas que dificultaron la entrada de productos de empresas chinas, dando preferencia a la producción de sus propias empresas.

Con la idea de promover la industrialización, el Gobierno promulgó la Ley 1462, del 9 de septiembre de 2022, ampliando la vigencia de la exención y la tasa cero para mercancías clasificadas como bienes de capital destinados a los sectores agrícolas e industriales.

Del mismo modo, esta ley prevé la protección y fomento a la creación de nuevas industrias, toda vez que cuando en una industria hay empresas muy grandes de otros países, las nacionales tienden a tener un escenario más complicado para iniciar sus operaciones. Éste suele ser un gran problema para países subdesarrollados o en vías de desarrollo; en ese marco, y con la finalidad de incentivar la creación de nuevas empresas, a través de la aprobación del Decreto Supremo 4795, del 9 de septiembre de la presente gestión, se amplió el límite del valor para las importaciones de menor cuantía hasta $us 35.000, induciendo a los pequeños y microempresarios, además de nuevos emprendedores, a importar su propia maquinaria, a fin de que optimicen sus procesos productivos y se fabriquen productos con estándares de calidad y de exportación.

Tenemos que entender que si no se toman medidas para mejorar la producción y se continúa con la fabricación de productos “baratos” que no interesan al mercado internacional, lo único que se estaría haciendo es fabricar productos de baja calidad; por esa razón, priorizar la industria nacional de la competencia extranjera es un argumento que justifica su protección, más aún, después de experimentar los resabios de la pandemia y un retroceso económico en 2020.

Para lograr la implementación de la política de sustitución de las importaciones por productos fabricados localmente, es necesario cimentar una economía independiente, es decir, promover de manera paulatina el desarrollo y el crecimiento del aparato productivo nacional, en lugar de aquellos bienes tradicionalmente importados. El Modelo Económico Social Comunitario Productivo procura abandonar este modelo dependiente de la importación de la gran parte de los bienes que actualmente consumimos, con el firme objetivo de generar bienestar económico.

El bienestar económico de un país depende en gran medida de una balanza comercial positiva, que no es otra cosa que producir y exportar en mayor medida la manufactura nacional, e importar menos productos extranjeros; por lo tanto, generar más divisas y gastar menos. Sin embargo, la preferencia del consumidor por los productos extranjeros más baratos, junto con la imposibilidad de las empresas locales para asegurar mercados extranjeros, nos conducirían nuevamente a déficits comerciales.

Las medidas de proteccionismo como parte de la política comercial y fiscal, en ciertos momentos y por ciertos periodos, son altamente necesarias y, junto a los subsidios, son beneficios que se ponen en funcionamiento para influir positivamente en la disminución de los costos de productos y servicios, de tal forma que se reduzcan los costos de bienes terminados y su eventual exportación, augurando que nuestras empresas puedan competir en mejores condiciones en mercados internacionales.

Gróver Chuquimia M. es ingeniero comercial.

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Bolivia, superando desventajas geográficas

/ 9 de agosto de 2022 / 00:55

La economía mundial vive una alterada ola de precios altos que han azotado a muchos países en el mundo; en este contexto, los países sin litoral, aquellos que no tienen acceso directo a un océano o a un mar, deben soportar una carga mucho más pesada. La problemática en la cadena de suministro, la guerra Ucrania-Rusia, la subida en los precios de materias primas, combustibles y cereales como el trigo y maíz, además de sus alimentos derivados, entre las más relevantes, han erosionado los precios de los demás productos de primera necesidad a niveles que solo se veían hace décadas.

En el escenario mundial, 44 países no tienen acceso soberano al mar, de los cuales 32 tienen altos niveles de pobreza y pagan altos costos de transporte para exportar e importar productos, según estimaciones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), los países sin litoral tienen un costo promedio de entre 30% y 40% en su comercio internacional, más que el resto de los países.

Los 12 restantes países sin litoral destacan por su mayor desarrollo económico, Suiza, Austria, República Checa, Hungría o Luxemburgo muestran que su enclaustramiento territorial no les ha impedido generar riqueza.

Bolivia avizora superar también este desafío, optimizar sus capacidades productivas y diversificar sus exportaciones resulta de gran importancia y relevancia, de hecho, a mayo de 2014 registró el pico histórico más alto de las últimas tres décadas en exportaciones acumuladas, $us 5.479,4 millones; sin embargo, este registro fue superado a mayo de la presente gestión, las exportaciones acumuladas llegaron a $us 5.715,5 millones, indicadores que se van incrementando con el aprovechamiento de las facilidades y beneficios de transportar carga a través del Canal Tamengo en la frontera con el Brasil y Paraguay, que resulta ser la plataforma idónea para llegar a fronteras más distantes, con la firme visión de vincularse con el océano Atlántico, y así consolidar relaciones logísticas con puertos adicionales a los del océano Pacífico; otro aspecto importante a considerar es la implementación de centros multipropósitos en frontera, que tienen la finalidad de modernizar la infraestructura donde se realizan operaciones de comercio exterior, de forma ágil y oportuna.

La industrialización energética no es un verso, el procesamiento de especies oleíferas permitirá una transformación estructural con la jatropha, macororó y palma aceitera, como materia prima para la elaboración de aceites crudos destinados a la obtención de diésel ecológico, se proyecta sustituir la importación de hidrocarburos, para ello fue fundamental la creación del Programa de Fomento a la Producción de Especies Oleíferas, esto con el fin de generar energía limpia que sea amigable con el medioambiente, este proyecto de diésel ecológico y renovable reducirá los costos de subvención del Tesoro General del Estado.

Pese a que los costos del petróleo y sus derivados siguen disparados en los mercados internacionales, Bolivia tiene la fortaleza de absorber ese impacto al no alterar el precio subsidiado, en consecuencia, la producción nacional no se ha visto obligada a trasladar a los consumidores finales el aumento de sus costos de producción procedente de una subida del precio de los combustibles, como sí lo han tenido que hacer en otros países, es así que el Fondo Monetario Internacional (FMI) lo ratifica proyectando un promedio de inflación del 10% para toda la región hasta fin de año; los indicadores de Venezuela (284,4%), Argentina (55%), Brasil (11,3%), Chile (9,4%), Uruguay (9,4%), Colombia (8,5%), México (7,4%), Perú (6,8%) quedan muy lejos de los de Bolivia (3,2%).

El modelo económico social comunitario productivo boliviano promueve, entre otros aspectos importantes, la diversificación de la matriz productiva y exportadora del país, de tal manera que podamos aprovechar efectivamente nuestra posición geográfica, con la misión de ser el eje integrador entre las economías de la región y lograr un mayor nivel de desarrollo económico. Esto se va reflejando en la creciente tendencia de las ciudades de San Salvador de Jujuy y Salta… ¡atesoran la moneda boliviana!… las casas de cambio ya incorporaron su venta, ya no es una previsión de las zonas fronterizas, ahora también de las ciudades del norte argentino.

Grover Chuquimia M. es ingeniero comercial.

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Coches eléctricos, una política para todos

/ 21 de junio de 2022 / 00:34

Si hablamos de energías renovables y un cambio energético, la instalación de kits solares, el autoconsumo fotovoltaico, el bombeo solar, las placas solares, estufas de pellet, son alternativas para avanzar en ello; si bien el parque automotor aún sigue dominado por vehículos a gasolina y diésel, los vehículos eléctricos son un elemento esencial para llevar a cabo esta transición.

Con el Decreto Supremo 4539 de julio de 2021, el Gobierno ha impulsado al Estado hacia el tránsito y cambio significativo en las dimensiones técnicas, digitales y sociales de la infraestructura de transporte y la energía renovable. La adopción masiva de la movilidad eléctrica cambiaría profundamente nuestra sociedad y nuestras rutinas individuales; el Gobierno ya dio un paso fundamental.

Recordemos que en marzo se inauguró la primera estación de carga para coches eléctricos en la ciudad de El Alto, oportunidad en la que se destacó que en la denominada “electrolinera” se brindará la recarga gratuita a los usuarios durante un año. Todo este trabajo se desarrolló para fortalecer la reactivación económica y generar un impacto económico positivo en la ciudadanía boliviana.

Reparar y mantener un automóvil eléctrico es mucho más económico que los vehículos de gasolina o diésel, no requieren pruebas de smog y casi no tienen necesidad de reparación, toda vez que un coche eléctrico contiene un menor número de piezas y, por lo tanto, menor gasto en autopartes; así como por su simplicidad mecánica, que no demanda cambio de aceite o de combustible.

La calidad del aire es un elemento adyacente para la ejecución de este gran desafío, la combustión interna (emisión de dióxido de carbono por los motores a diésel y gasolina) es una de las principales causas de contaminación urbana del aire, la exposición crónica a partículas en el ambiente provoca una cantidad de riesgos para la salud. El dióxido de carbono es, de lejos, el mayor contribuyente al fenómeno del calentamiento global, otra razón para encaminar el uso de vehículos eléctricos libres de emisiones. En el largo plazo, se tendrá que analizar la explotación de recursos de energías renovables, especialmente las energías hidráulica, solar y eólica.

Teniendo en cuenta los desafíos que plantea la transición hacia un sistema de energía sustentable: la instalación de cargadores rápidos en lugares geográficamente estratégicos, con la posibilidad de cargar más de un vehículo al mismo tiempo (reforzada por cargadores eléctricos que incluyan diferentes conectores, por ejemplo CHAdeMO, CCS1 y GB/T, que son las tecnologías más utilizadas en el mundo); descuentos en la revisión técnico-mecánica; descuentos de un porcentaje en los seguros SOAT; descuentos sobre el registro o impuesto vehicular; tarifas diferenciadas en parqueos; excepciones en las medidas de restricción a la circulación por la terminación de placas; acciones tendientes a garantizar que un porcentaje de los automotores utilizados en las operaciones de transporte masivo de pasajeros sean eléctricos o de cero emisiones contaminantes; entre otros, son iniciativas a implementarse también por los demás actores de la sociedad (empresas, gobiernos locales, usuarios individuales, etc.)

Los automóviles eléctricos parecen ser la solución a una gran variedad de problemas donde los intereses públicos como la salud, la mitigación del cambio climático, la seguridad energética, la movilidad limpia y sustentable y una economía próspera están claramente en juego; el Gobierno ya inició el proceso, ahora deberán también encaminarlo los gobiernos locales y los mayores beneficiarios, los usuarios y la población en general.

Grover Chuquimia M. es ingeniero comercial.

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