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Discursos en las Naciones Unidas

A la 77H Asamblea General asistieron 150 jefes de Estado, de los cuales la mayor parte ocuparon la tribuna para exponer su opinión sobre los tópicos candentes de la agenda internacional. No obstante, sus arengas no se privan de referirse a temas caseros, sin interés universal: hablan para su público nacional, durante los 15 minutos que les son acordados, en riguroso orden protocolar. Con notoria descortesía, una vez cumplida su misión se retiran para no escuchar a sus homólogos, dejando la sala casi desierta u ocupada por funcionarios de modesto nivel. Son excepciones cuando el orador tiene máxima importancia, por ejemplo el presidente americano o celebridades como el Che Guevara o Nelson Mandela. En esta nota nos referiremos a los representantes latinoamericanos, evaluando su estilo retórico y los contenidos de sus mensajes, y los calificaremos de 1 a 10 puntos:

Gustavo Petro: socialista colombiano de corbata y sólida cultura, con perfecta dicción de la lengua castellana, improvisó una ardorosa defensa de la hoja de la coca y sus derivados, asegurando ser éstos menos nocivos que el petróleo o el gas, en el tinglado del sistema capitalista, por lo que recomendó el fin de la guerra contra las drogas y un nuevo modus vivendi entre productores y consumidores. Su repetitiva letanía casi eclesiástica sobre esas blasfemias, relegaron otros temas a simples accesorios. En la forma, fue el orador mas elocuente, en el fondo, no tanto. (Estilo: 10 puntos-Contenido: 6)

Gabriel Boric: otro socialista devenido presidente, conserva su estampa de agitador estudiantil que, en la parte central de su soflama, explicó el fracaso en el plebiscito chileno sobre su proyecto de nueva Constitución, con un sofisma apropiado: escuchar al pueblo. Leyendo intermitentemente sus notas, criticó la incursión militar rusa en Ucrania, pero también la crisis humanitaria en Venezuela y en Nicaragua. Nivel de alto coraje, frecuentemente soslayado fue su reprobación a las agresiones israelíes contra el pueblo palestino. (Estilo: 6-Contenido: 8)

Nahib Bukele: el controvertido autócrata que controla El Salvador, quiso hacer una analogía de la vecindad con Estados Unidos, comparando al hábitat de casas vecinas, alegoría artesanal solo redimible por su exitosa fumigación de las pandillas vandálicas que imperaban en el pueblo chalaco, donde hoy reina la seguridad ciudadana. Su sermón provincial de elevado decibel, cuando menos despertó al auditorio de la siesta vesperal. (Estilo: 6-Contenido: 5)

Jair Bolsonaro: contó a la Asamblea los logros obtenidos durante su gobierno, incluyendo la espectacular producción de granos, como plataforma para justificar la campaña electoral para su reelección, fustigando sin nombrarlo a su contrincante (Lula) por las infracciones penales por la que fue encarcelado. En cambio, su ejecutoria en la Amazonía fue insuficiente para mitigar la crítica multilateral. Se mostró partidario de entablar negociaciones para restaurar la paz en el conflicto ruso-ucraniano. (Estilo: 6-Contenido 7)

Alberto Fernández: ocupó gran parte de su peroración a relatar la narrativa oficial del intento de magnicidio de la vicepresidenta Cristina Fernández, sin lograr conmover a la audiencia. Naturalmente, se refirió a la reclamación para recuperar la soberanía argentina sobre las islas Malvinas, explicando la raíz histórica de propiedad de esos territorios insulares. (Estilo: 4-Contenido: 5)

Luis Arce Catacora: Leyó su disertación proponiendo 14 puntos, entre los que destacó su modelo económico social comunitario productivo, citando cifras que apoyan sus laureles. No podía faltar su fobia anticapitalista, y aseguró la explotación racional y soberana del litio. También pregonó la regionalización en el combate al trafico de drogas. Hizo alusión al derecho al mar para los países sin litoral. Sobre la reivindicación marítima denunció la usurpación del litoral boliviano, sin mencionar al agresor, dejando la incógnita para quienes no están al tanto del pleito. No faltó su fino humor cuando afirmó que la Justicia en Bolivia es independiente. Sobre el embargo americano a Cuba, denotó desconocer que la Asamblea General solo produce “recomendaciones” que no son vinculantes. (Estilo: 5-Contenido: 7)

Pedro Castillo: dejando a buen recaudo su ampuloso sombrero, se vistió como ciudadano normal y leyó un docto alegato sobre la agenda pendiente de la ONU. Simultáneamente condenó la agresión rusa a Ucrania y los recurrentes ataques de Israel al pueblo palestino. Indudablemente, fue una pieza bien estructurada y de tono equilibrado. Sorprendió su apoyo a la reclamación argentina sobre las islas Malvinas. Cuando al epílogo de su homilía, ensayó improvisar, la pifia se hizo evidente. (Estilo: 6-Contenido: 8)

Carlos Antonio Carrasco es doctor en Ciencias Políticas y miembro de la Academia de Ciencias de Ultramar de Francia.