No mamen
Con la punta de la aguja es una columna de opinión, desde este espacio, yo doy mi versión de la realidad, mis esperanzas, mis desilusiones, mis miedos y mis luchas. Todos estos son lugares desde los cuales hablo y en esta práctica puedo coincidir con muchas personas. Este lugar hace a mi existencia y toma de posición ante la historia.
Desde este espacio yo puedo dar información, sin duda. Información quiere decir relatar los hechos, no interpretarlos, informar no es dar opinión. Cuando se dice que se da información, pero en el camino se omite deliberadamente parte de la información, en realidad, se está dando una opinión. Considero que la crisis de los medios de comunicación refleja un momento de nuestra sociedad, tiempo en el cual los medios deben definirse respecto a la profesión y el área de conocimiento y desenvolvimiento, de lo que la sociedad moderna ha venido a denominar como el “cuarto poder”. Un cuarto poder totalmente arbitrario es, y en mi opinión, si es un cuarto poder también — como pueblo— deberíamos tener algo que decir, pues el poder reside en el pueblo. Un mecanismo podría ser un referéndum sobre medios de comunicación, para que no usen el pretexto de la censura cuando nos defendemos de sus mentiras y manipulaciones. O, por el contrario, cuando un gobierno o empresarios quieran controlar arbitrariamente estos medios.
Hoy difícilmente se puede encontrar periodistas, comunicadores y medios que den información, Cierto, cada periodista tiene su propia opinión, y presentará la información desde ese lugar, pero lo que no se puede hacer es que desde los espacios dedicados y delegados socialmente para dar información — como son los medios de comunicación— se manipulen los hechos. ¡Eso no! No es ético, no es profesional, no se puede dar una versión sesgada de los hechos, escondiendo y manipulando la otra parte.
Esta semana hemos visto con indignación cómo medios de comunicación presentan las sugerencias de una de las comisiones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) como si estas sugerencias fueran una sentencia condenatoria, y mienten diciendo que es una orden al Estado Plurinacional de Bolivia para enjuiciar a Evo Morales. ¡No mamen! Nada que ver. No dice nada de eso y no es nada de eso. Pero llenan los periódicos, las redes, las radios, los canales de televisión con esta mentira.
¡Da mucha rabia! Pues no tienen ni una palabra para la memoria, recordar cuando terroristas y paramilitares querían dividir Bolivia y matar al que no piense como ellos. Lo que tenemos que hacer es continuar con el juicio a estos violentos asesinos, que ya querían matarnos en 2009 y cuyos discípulos lograron matar a nuestros hermanos en el golpe de 2019. Ese juicio hay que continuar. Así tenemos que responder a las sugerencias de la CIDH y parar toda esta parafernalia que tiene por detrás la intención de debilitar el proceso de cambios revolucionarios del pueblo boliviano.
Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria.