Los gobiernos progresistas
La última Asamblea General de las Naciones Unidas nos brinda la posibilidad de caracterizar de alguna forma a los gobiernos de corte progresista que existen en este tiempo. De quienes para empezar no vimos posturas discursivas tan memorablemente duras como cuando Chávez dijo que olía a azufre en esa sala.
Viendo, por ejemplo, los discursos de los presidentes de Chile, Colombia y de Bolivia. La primera impresión con la que uno se queda es que quizá este es el tiempo de los gobiernos progresistas pero con un sello más tecnocrático, en contraposición a esa palabra que ya se estuvo usando muchas veces como etiqueta del populismo demagógico.
Por ejemplo, el nuevo presidente de Colombia, Gustavo Petro, en su discurso tuvo al menos tres puntos centrales que buscaron interpelar al mundo, así como la prensa internacional destacó que este presidente usó una forma “poética” en su intervención, alrededor de temas como la explotación de los recursos naturales, la explotación de la Amazonía, y el fin de la guerra contra las drogas. Para este último punto, puso en relevancia la posibilidad de tratar el tema de las drogas como un problema de salud pública y no uno de seguridad y defensa.
Entretanto, al presidente de Chile, Gabriel Boric, en su intervención se lo observó con una mirada más localizada hacia el centro político, este cambio de dirección se debió sin duda al resultado adverso que tuvo en el referéndum constitucional pasado. Un punto alto en su intervención tuvo que ver con la idea de enfrentar los desafíos actuales, especialmente en temas políticos y sociales, no con menos democracia, sino con más democracia, entendiendo que las transformaciones actuales ya no pueden ser llevadas adelante de arriba hacia abajo, sino a la inversa, pero para eso es importante activar algo que también demandó, la falta de puentes conectores entre posiciones distintas, y que dicho sea de paso en las sociedades polarizadas de hoy esto significa un reto mayúsculo.
Por otra parte, nuestro presidente Arce tuvo un discurso concentrado en 14 puntos que estuvieron desplegados en temas medioambientales, económicos y sociales. Si uno se pone a revisar punto por punto lo que dijo en ese espacio internacional el Presidente, tiene una ruta definida que encadena con lo que lleva realizando en su gestión; pero también, y aquí quizá está lo novedoso, es una ruta planteada para llevarla adelante más allá de 2025, incluso pudiéndose tomar como referencia de posible futura campaña electoral.
Entonces, si seguimos las pistas que nos dan esos tres presidentes, nos damos cuenta de que el progresismo político de hoy lleva un sello de administración estatal cuya fuerza termina materializándose en una corriente que arrastra buena parte de las aspiraciones ciudadanas, pero que no puede combatir con éxito al otro frente opuesto a éste porque la política salvaje del performance que está siendo aplaudida de manera entusiasta, está ahí. Quizá por eso vemos tantos deseos en la región de que Lula pueda ganar la elección frente a Bolsonaro.
Marcelo Arequipa Azurduy es politólogo y docente universitario.