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La Paz casi nunca está en paz

TRIBUNA

Durante décadas, la ciudad de La Paz se ha caracterizado por ser una de las metrópolis del país, por no decir la única, en presenciar innumerables manifestaciones de organizaciones sociales, como sectores del magisterio, minero, gremial, cocalero, transporte, etc., en favor o en contra de una o una serie de políticas que diseñan e implementan los diferentes niveles de gobierno del Estado.

Parece una burla, pero estoy seguro que cada persona que se dirige al centro a estudiar, trabajar, tramitar o realizar alguna actividad personal se encarga, además de tomar en cuenta el pronóstico del tiempo, conocer qué tipo movilizaciones o conflictos sociales pueden existir en cada jornada, que perjudiquen sus actividades. Bolivia, al ser un Estado Plurinacional, también se caracteriza por tener una diversidad de organizaciones sociales con innumerables demandas.

No obstante, también considero que más de una persona se ha preguntado sobre los efectos negativos de esas manifestaciones sociales — paro, bloqueo o marchas— en la economía, y obviamente en la pérdida de ingresos de familias que dependen de sus actividades diarias para cubrir sus necesidades más elementales.

Según un cálculo sencillo y estadístico aproximado, en 2021, la producción total o ingresos del departamento de La Paz, representados por el Producto Interno Bruto (PIB), totalizaron $us 11.269 millones, mayor en 9,3% respecto a la gestión 2020; no obstante, si hubiera existido un paro de actividades con bloqueo en La Paz, la pérdida representaría $us 31 millones por día, $us 157 millones por semana y cerca de $us 1.000 millones por mes, cifras extremadamente elevadas. En un caso hipotético de un paro de actividades por un mes, la producción total del departamento en 2021 hubiera sido similar que en 2020, es decir no hubiera aumentado.

Si queremos ser más exquisitos en el análisis de las cifras, la pérdida por el paro en la actividad del comercio sería de $us 3 millones por día, lo propio en la industria manufacturera; en la actividad de establecimientos financieros, con $us 4 millones; en la administración pública, con $us 7 millones y así sucesivamente.

¿Pero qué repercusiones tienen el paro de actividades, bloqueos, etc. en las familias y empresas, además de la pérdida de ingresos por la reducción de sus ventas? Influyen negativamente en la cadena de suministro de los productos y principalmente en la destrucción de empleos directos e indirectos. Esto se manifiesta en una reducción de ingresos para el Estado por una menor recaudación tributaria y, por tanto, menor disponibilidad de recursos para educación, salud, servicios básicos, seguridad ciudadana, entre otros.

Finalmente, es importante señalar que las jornadas de paro de actividades, bloqueos, además de contribuir al desempleo, postergan la reconstrucción de la economía boliviana que, al igual que el resto de países, se encuentra sobrellevando los efectos negativos de la pandemia del COVID-19, la mala administración del gobierno transitorio y recientemente la guerra entre Rusia y Ucrania.

¡En fin, desde hace décadas La Paz nunca estuvo en paz…!

Elio Alberto Colque es economista.