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40 años no es nada

SAUDADE

Dicen que los primeros 200 años de democracia son los más difíciles. Luego las cosas van mejorando. La democracia se consolida. ¿Y cómo son las primeras cuatro décadas? Eso depende. En Bolivia fueron celebratorias, con ferias, discursos, homenajes. También con algunos debates, identificación de fragilidades, ausencias. Se mencionó, asimismo, tímidamente, el horizonte. ¿Cómo nos gustaría que fuese la democracia boliviana dentro de 40 años? Está en disputa.

El (no)debate más evidente se colgó de la persistente polarización. De un lado, afirmando que no son 40 años, sino 39, pues “el año del gobierno de facto no cuenta”. Hay incluso un decreto que declara el 18 de octubre como “día de recuperación de la democracia”. Del otro, jurando que son “40 menos 16” (sic). Todo iba bien y éramos felices (bendita democracia pactada) hasta que en 2005 llegaron los azules a desmantelarlo todo. Tristes libertades, tristes privilegios.

En esa tónica, el balance mostró avances, pero se ocupó en especial de registrar debilidades y escaseces. Para que una democracia sea plena o “de calidad” faltan partidos democráticos, alternancia, reforma de la justicia, instituciones sólidas, Estado de Derecho, participación informada, respeto a los resultados… Y sobran exclusiones, discriminación, racismo, desigualdades, patriarcado… Ni hablemos de las “promesas incumplidas” de la democracia.

También hubo alguna discusión sobre si el hito de 1982 fue recuperación o instauración de la democracia. Cierto que antes de la transición había partidos políticos, elecciones, voto individual, gobierno representativo. Pero parece difícil hablar de una democracia mínima sin voto universal (derecho a participar) y sin pluralismo político (derecho a oponerse). En rigor, pues, las elecciones de 1980 fueron las primeras que derivaron en un gobierno democráticamente electo.

En el recuento cuentan también las ausencias. Es curioso, pero no casual, que ni las separatas de prensa (con una excepción), ni artículos de opinión, ni ejercicios estilo “40 personajes, 40 hechos”, resalten el gran impulso democrático que significó el reconocimiento constitucional (2009) de las democracias en plural con “equivalencia de condiciones” entre mujeres y hombres. Este salto cualitativo es esencial como horizonte democrático en construcción.

Si fuese tango (“es un soplo la vida”), 40 años de democracia serían algo más que nada, pero como forma de gobierno en Bolivia son un montón. Ojalá que, sin desencantos, sin golpes de Estado ni regresiones autoritarias, el año 80 nos encuentre celebrando una democracia intercultural y paritaria. La democracia es de quien la defiende y trabaja.

FadoCracia residual

1. Esta semana, la mediocracia sin contrapesos nos regaló tres perlas de “periodismo”. No deja de superarse. 2. Una agencia de noticias (menos mal que es de la Compañía de Jesús) informó sobre el exiguo “cabildo” en La Paz usando una foto de archivo de un cabildo masivo. La obra fue tan tosca que la agencia, al ser puesta en evidencia, tuvo que retirar la nota pidiendo disculpas. 3. El diario neutro paceño atribuyó al embajador de Alemania ( foto incluida) la declaración íntegra del rector de la UCB. Cuando rectificó, la aclaración estaba al final, casi escondida. Parece que el error se debió a que ambos se llamaban José. 4. La gran noticia del Diario Menor sobre la reciente mesa técnica del censo en Santa Cruz fue que el alcalde y el ministro coincidieron en traje. Qué tal. Tremendo fallo “repetir el mismo diseño” (ufa). 5. Manipulación, desinformación, trivialidad. El oficio periodístico puede ser muy generoso. 6. Por supuesto que no habrá ninguna denuncia ante el tribunal de ética ni éste actuará de oficio. 7. El problema, colegas, es que de tanto nutrir aguas residuales, nos aproximamos cada vez más a las cloacas.

José Luis Exeni Rodríguez es politólogo.