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La Ciudad de la Educación

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La Ciudad de la Educación, ubicada fuera de Doha, capital de Qatar, también denominada Al Rayyan, es un territorio destinado al asentamiento de muchas universidades reconocidas de Norteamérica, Europa y otros.

Este proyecto resulta muy llamativo porque avanza para convertirse en una verdadera ciudadela educativa, pensada y planificada como un gran centro de concentración de instalaciones educacionales, donde la apropiación de conocimientos y formación esmerada es el origen y sentido de su desarrollo.

Lo destacable es cómo ese gran espacio fue planeado —según escritos— no solo para instalar distintos centros de educación superior de ese país, sino también para otros niveles (como colegios o únicamente facultades) que se desenvuelven en esa gran espacialidad, la cual cubre 14 kilómetros.

Las instalaciones de los mencionados colegios sorprenden por las condiciones que ofrecen y que confirman su denominación de Casas de la Educación. Un nombre por demás significativo, ya que la extensión del conocimiento se da a partir de un sentido educativo singular.

De esa manera, la presencia de centros educativos como la Virginia Commonwealth University o la Escuela Universitaria Georgetown de Servicio Exterior da cuenta de que ese territorio educacional no solo acoge a universidades, sino también a colegios y escuelas profesionales. Lo que confirma la mirada al futuro con el que fue concebido.

Tampoco se puede dejar de mencionar a la Academia Bridge Program de Inglaterra, que desde 2001 inauguró un centro que ofrece programas preuniversitarios destinados a encaminar el ingreso de los jóvenes a las diferentes universidades asentadas en el lugar.

Indudablemente, esta ciudadela educacional desarrolla una idea muy loable, ya que acoge a una especie de sucursales de grandes y reconocidas universidades, así como a distintos colegios internacionales.

Otro aspecto llamativo es que en la Ciudad de la Educación existe un centro de aprendizaje para estudiantes con gran potencial de conocimiento, pero con problemas académicos. Allí se les ayuda en el “desarrollo de sus habilidades compensatorias de las diferencias individuales de aprendizaje”, según afirman sus escritos.

Ese hecho supone que la extensión y contenido educativo en los centros que se instalan en esa urbe parten de nuevos y singulares sistemas de enseñanza, lo que seguramente es apoyado por la práctica formativa.

Independientemente de aquello, se debe precisar que las ciudadelas universitarias en Estados Unidos o Inglaterra funcionan como centros educacionales independientes, mientras que la Ciudad de la Educación concentra centros de distintos niveles de enseñanza, como facultades universitarias, universidades completas, colegios y demás. Todos ellos, planificados y construidos dentro del concepto de una infraestructura educativa diferenciada.

Así, la Ciudad de la Educación acoge a universidades de cualificación, cuyos programas académicos y de capacitación tienen como base un plan didáctico apropiado. Además, su infraestructura cuenta con otras instalaciones destinadas a la extensión del conocimiento como el parque científico y tecnológico. Una inversión que sin duda tiene como fin su consolidación como Gran Sede Educacional sobre la base de sistemas educacionales seguramente innovadores.

Lo anterior se constituye en una muestra de cómo la educación debe contar hoy con espacios apropiados para la extensión del conocimiento, y estar instrumentada y apoyada además por las nuevas tecnologías.

Patricia Vargas es arquitecta.