Icono del sitio La Razón

Tierras raras II

HUELLAS

Siguiendo con un tema tan apasionante y actual por la coyuntura mundial de transición energética y su conexión con el suministro de metales tecnológicos, quiero puntualizar algunos aspectos adicionales a los anotados en mi columna anterior y que hacen a la gerencia de proyectos de exploración de esos metales en el país. Si queremos ser parte en el mediano plazo de esa transición y de las cadenas de suministro, debemos tomar en cuenta que: 1) Hemos perdido más de 40 años desde la identificación en el país de minerales de las Tierras Raras (TR), metales del grupo de platinoides (PGM) y metales críticos como indio, galio, cadmio, selenio, columbio, tantalio, etc.; 2) se identificó una variedad de ambientes geológicos y mineralógicos en los que habitualmente se encuentran; 3) el nivel de exploración al que se llegó es preliminar y quedan muchas etapas para seguir y poco tiempo para realizarlas; 4) el país no tiene infraestructura adecuada para la investigación detallada y el análisis cuantitativo de estos elementos, tampoco capacidad tecnológica institucional necesaria para estas tareas.

Esto define un escenario peculiar de necesidad inmediata y capacidad reducida, que obliga a soluciones de emergencia que parten de la definición de actores y de políticas que soporten un proyecto de estas características. En aquellos años se acudió a la cooperación internacional para formar un equipo con base en dos servicios geológicos (GEOBOL y el British Geological Survey, BGS), mediante una negociación de dos gobiernos, que fue exitosa en resultados mientras duró la estabilidad política del país. No sé si en las condiciones actuales pudiera ser una alternativa armar un proyecto de esta clase con algún país, dependerá de nuestra actual política exterior y del soporte de los pocos países que como Gran Bretaña, tienen las condiciones para aventuras en ultramar como es el caso. Una segunda alternativa sería abrir las áreas fiscales al capital privado, para lo cual sería necesario reformar la legislación vigente para el sector y desarmar la “camisa de fuerza” a la que hago referencia regularmente en mis escritos y que ahuyenta las inversiones en vez de atraerlas (v.g. Minería, más allá del lamento. La Razón. Animal Político 17.05.2015 y otros).

No es nada fácil recuperar 40 años de inacción y encontrar una solución viable a corto plazo que sería lo ideal para aprovechar la coyuntura actual; cabe pues iniciar la acción con el Sergeomin (GEOBOL anteriormente), que controla la información precedente y tiene todos los antecedentes operativos y los resultados en áreas que tienen mayor potencial para TR y PGM (v.g. Rincón del Tigre o Cerro Manomó, si son áreas fiscales todavía), en el Precámbrico de las tierras bajas. Se debería empezar con un programa scout de exploración detallada y perforación a diamantina para lograr una evaluación económica preliminar (PEA, por sus siglas en Ingles), mientras se define una estrategia para acceder al capital privado y/o a la cooperación internacional.

Finalmente, hay un grupo adicional de metales críticos (galio, indio, cadmio, selenio, etc.) que son componentes menores en asociación con metales base explotados tradicionalmente en el país, en algunos yacimientos ubicados en lo que llamamos Orogeno Andino, que debieran tener un tratamiento diferencial como proyectos de metalurgia para su recuperación como subproductos de fundiciones y refinerías, única manera de recuperarlos rentablemente.

Así las cosas, viviríamos un instante de esperanza si hacemos las cosas con pragmatismo o en caso contrario, seguiríamos soñando y vendiendo humo para consuelo de incautos. Total, soñar no cuesta nada y las TR seguirán aún más raras para este pobre país que todavía sigue conservando el cliché de “país minero”.

Dionisio J. Garzón M. es ingeniero geólogo, exministro de Minería y Metalurgia.