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Thursday 28 Mar 2024 | Actualizado a 09:20 AM

Lectura de resultados de las elecciones israelíes

/ 8 de noviembre de 2022 / 01:26

El Comité Electoral de Israel publicó el pasado jueves por la noche los resultados finales de las 25 elecciones al parlamento israelí (la Knesset), que dieron como resultado el triunfo del bloque extremista de Benjamin Netanyahu, quien ganó con una mayoría de 64 escaños de un total de 120. Netanyahu vuelve al poder más fuerte que antes y con él una coalición de gobierno que es la más extremista en la historia del Estado sionista, un libre ascenso del fascismo.

Los resultados finales fueron los siguientes: Likud, 32; Yesh Atid, 24; Sionismo religioso, 14; Campamento Nacional, 12; Shas, 11; Judaísmo Unido de la Torá, 7; Israel Beitenu, 6; Lista consolidada, 5; Frente/cambio árabe; 5; y laboristas, 4.

La participación general de votantes en Israel al cierre de las urnas alcanzó el 70,6%, según los datos publicados por el Comité Electoral Central; votaron 4.793.641 de los 6.788.804 electores. Los sobres inválidos ascendieron a unos 30.000 votos. El número de votos que necesitaban los partidos para superar el umbral electoral (3,25% de los votos válidos) alcanzó los 154.820, mientras que el indicador de votos que necesitaban los partidos para obtener un escaño parlamentario fue de 36.213,66. El número de votos obtenidos por los partidos que no superaron el umbral electoral fue de 418.055, mientras que el número de votos válidos obtenidos por los partidos que lograron llegar al Knesset fue de 4.345.639.

En la práctica, el número de diputados israelíes de derechas supera los 70 miembros de un total de 120 del Knesset, siendo los que deciden las posiciones y orientaciones que influyen en la elaboración de políticas y toma de decisiones en Israel; por otro lado, los que se identifican como miembros de izquierdas son menos de 10 diputados. En lo referente al problema palestino, todos los partidos israelíes, tanto de derechas como de izquierdas, son dos caras de la misma moneda.

La fuerza del extremismo en la sociedad israelí alcanza más de dos tercios, una realidad que probablemente no cambiará, excepto a peor, en los próximos años.

Quedó claro que los resultados de las elecciones israelíes prueban que la sociedad israelí elige el racismo, lo que refuerza la continuación de los mecanismos de opresión y abuso y la práctica del terrorismo de Estado organizado contra el pueblo palestino y los santos lugares islámicos y cristianos. El proceso de paz en la región no ha sufrido ningún progreso significativo desde hace años, sin embargo, ha sido testigo de la destrucción y muerte generalizadas del espíritu y la iniciativa de paz árabe.

El nuevo gobierno, con todos sus componentes racistas, elige el camino del fascismo, del extremismo, de la ocupación y de los asentamientos. El votante israelí no eligió la paz, votó a favor del derramamiento de sangre, del asesinato, de la violencia y del terrorismo organizado practicado por su ejército contra el pueblo palestino, que exige su derecho a la autodeterminación y al establecimiento de su Estado palestino independiente. Todo ello supone un certificado de muerte para el proceso de paz, que refleja negativamente el futuro de toda la región.

La posibilidad inequívoca de un gobierno israelí fascista puede obligar a cambiar el discurso de las grandes potencias para acabar con la ocupación, no necesitarán mucho esfuerzo para demostrarle al mundo la ausencia de un socio israelí que pueda hacer las paces, máxime si al gobierno israelí se le suma el colono extremista Ben Gavir cuya pretensión, si llega a ser ministro de Seguridad Interna, es “la acción urgente, inmediatamente después de asumir el cargo, de cambiar las órdenes de tiro y otorgar inmunidad a los oficiales y soldados”, lo que facilitará los procedimientos para fusilar a los palestinos.

Según las primeras declaraciones de Netanyahu, pretende cancelar el acuerdo de gas firmado recientemente con el Líbano y patrocinado por EEUU, añadiendo que dicho acuerdo debe ser vaciado de su contenido, tal y como hizo con “los Acuerdos de Oslo” firmados con Palestina, lo que Netanyahu llamó el “Desastre de Oslo”.

Hoy es necesario redoblar los esfuerzos hacia una solución a través de la intervención internacional y exigir que se active el Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, que llama a la presión internacional y a su intervención para lograr la paz y la seguridad frente a los países que violan convenios internacionales y que amenazan la paz y la seguridad internacional.

Mahmoud Elalwani es embajador del Estado de Palestina en Bolivia.

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Un alto de fuego no permanente

A pesar de todo lo que ha sucedido, el gobierno fascista de Netanyahu está orgulloso de lo que está haciendo

Mahmoud Elalwani

/ 27 de marzo de 2024 / 07:53

El lunes 25 de marzo de 2024, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, por décima vez consecutiva, votó la Resolución 2728 (con 14 países a favor y la abstención de los Estados Unidos); dicha resolución exige un alto al fuego inmediato y duradero durante el mes de Ramadán, solicitando la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes, el aumento de la ayuda humanitaria y la eliminación de todas las barreras que evitan su llegada.

Estados Unidos no aceptó el texto de un alto al fuego permanente modificándolo a un alto al fuego duradero, convirtiéndola en la primera resolución de alto al fuego adoptada por el Consejo en seis meses, después de cuatro fracasos anteriores. El texto deja la puerta abierta a Israel para reanudar la guerra después del fin del mes de Ramadán, el próximo 10 de abril.

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El portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Matthew Miller, dijo que la resolución del Consejo de Seguridad sobre el cese de la guerra en Gaza no es vinculante y que su implementación puede tener lugar mediante negociaciones, señalando que “esta resolución no tiene ninguna importancia práctica para nosotros y se hará siempre lo que sea en interés de nuestra seguridad”.

El pasado viernes 22 de marzo, el Consejo de Seguridad se reunió para votar un proyecto de resolución presentado por EEUU que fue vetado por Rusia, China y Argelia; dicho veto llegó como un “rescate político y jurídico” a la causa palestina. Los Estados Unidos querían vender una ilusión a la comunidad internacional manipulando las palabras y encubriendo los crímenes de la ocupación para protegerlo de cualquier proceso legal en el futuro. El Consejo adoptó dos resoluciones sobre la situación, la Resolución No. 2712 y la Resolución No. 2720. Washington utilizó su poder de veto contra tres proyectos de resoluciones, dos de los cuales pedían un alto el fuego inmediato y permanente. 

Washington trabajó para magnificar la “catástrofe humanitaria” en su proyecto de resolución del Consejo de Seguridad y utilizó las palabras “tragedia” y “ayuda” muchas veces, mientras ignoraba por completo mencionar los crímenes de guerra y el “genocidio”, en una maniobra política para explotar la situación del pueblo de Gaza que se debate entre la muerte por hambre y la muerte por asesinato, con el fin de acabar con su gran sueño nacional y aprovechándose de la catástrofe humanitaria resultante de la guerra de agresión llevada a cabo por el Estado fascista israelí desde el 7 de octubre.

El proyecto estadounidense se refiere a la cuestión del Estado palestino y lo sitúa en el contexto del derecho internacional y de las resoluciones de las Naciones Unidas sin especificación directa vinculada a ellos. La resolución de la Asamblea General sobre el Estado de Palestina exige colocar la Resolución 19/67 de 2012 sobre la composición del Estado de Palestina y su plena membresía en las Naciones Unidas, incluidas sus fronteras, su capital y su soberanía, pero Washington evitó aprobarla porque dicha resolución puede utilizarse posteriormente y romper la esencia del contenido de un futuro proyecto alternativo.

El proyecto estadounidense situó el ataque del 7 de octubre y a los rehenes en igualdad con la agresión que lanzó Israel, ignorando por completo los crímenes de guerra y el genocidio perpetrados por el ejército israelí contra la población gazatí, utilizando la misma narrativa israelí, una omisión que ninguna persona ingenua puede pasar por alto.

El proyecto estadounidense se refirió a lo que llamó el “terrorismo” de Hamás, pero ignoró por completo el “terrorismo” de Estado que practica Israel, como si lo que está ocurriendo no fuese matanza, destrucción y sabotaje contra la humanidad. A pesar de todo lo que ha sucedido, el gobierno fascista de Netanyahu está orgulloso de lo que está haciendo.

El proyecto estadounidense es un claro intento para romper el rumbo de la “Corte Internacional de Justicia”, cuyas sesiones fueron un “tribunal vivo” para juzgar los crímenes de guerra del Estado fascista contemporáneo y cuya decisión final podría poner a un estado, líderes y ejército en el banquillo.

Es necesario que la administración estadounidense demuestre su compromiso con la legitimidad internacional y el derecho internacional y que obligue al Estado ocupante a detener la guerra de aniquilación que está librando contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza y en Cisjordania, incluida Jerusalén Oriental; deben poner fin a sus crímenes y asentamientos, de lo contrario, la alternativa será más violencia y una expansión de ésta por toda la zona.

(*) Mahmoud Elalwani es Embajador del Estado de Palestina en Bolivia

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Mucho ruido y poco contenido

Nuestro pueblo seguirá luchando hasta conseguir sus derechos nacionales tal como dicta el derecho internacional

Mahmoud Elalwani

/ 5 de marzo de 2024 / 06:48

Últimamente todo el mundo, menos Israel, habla de la necesidad del alto al fuego humanitario en Gaza y busca una solución política al conflicto del Oriente Medio mediante un reconocimiento del Estado de Palestina y su membresía plena en las NNUU. Sin embargo, en el terreno pasa lo contrario. Después de 145 días de genocidio a la población palestina, las cifras son atroces, superan los 120.000 afectados, entre muertos, heridos y desaparecidos.

El domingo 18 de febrero, el aparato del Estado israelí continuó su posición hostil, después de que su parlamento, la Knesset, aprobara por una abrumadora mayoría (99 diputados de un total de 120) rechazar rotundamente la existencia de un Estado Palestino. 

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El jueves 22 de febrero, Netanyahu presentó a los ministros de su gobierno, y por primera vez, la visión escrita de sus pretensiones para todo el paisaje palestino y regional, y no solamente para el día después de la guerra de Gaza, afirmando con total claridad que no habría ningún Estado palestino, ninguna retirada de la Franja de Gaza por un tiempo ilimitado, que se establecería una “zona de amortiguamiento” como muro de ocupación, la cancelación de la agencia UNRWA, se fortalecerá el proyecto de asentamientos en Cisjordania y Jerusalén, habrá un control supremo de seguridad sobre Cisjordania y la Franja de Gaza, no habrá fronteras palestinas. Reemplazar las soluciones políticas con el control de seguridad israelí sobre Cisjordania y la Franja de Gaza allana el camino para la próxima guerra.

El exprimer ministro israelí Ehud Olmert, el viernes 23 de febrero, en un artículo publicado por el periódico israelí Haaretz, describió al gobierno de Netanyahu como una «pandilla», declaró que el objetivo final de ellos no es ocupar Gaza solamente, sino limpiar Cisjordania y Jerusalén de su población palestina, y anexar las tierras a Israel, asegurando que el camino para lograr este objetivo está lleno de sangre israelí y palestina, concluyendo que “este objetivo no se logrará sin un conflicto violento a gran escala. Un desastre, una guerra total».

El jefe de política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, en la reunión del G20 en Brasil el jueves 22 de febrero, declaró que «existe una fuerte demanda de una solución de dos Estados. Es un consenso entre todos», y afirmó que la crisis en Gaza se extiende a Cisjordania, que está “hirviendo intensamente con colonos israelíes atacando a civiles palestinos”.

Un informe del periódico británico The Guardian publicado el 22 de febrero, según Bruce Riedel, quien pasó tres décadas en la CIA y en el Consejo de Seguridad Nacional asesorando a cuatro presidentes diferentes, concluyó que una sola llamada realizada por el presidente Biden a Netanyahu es suficiente para detener la guerra en la Franja de Gaza. “Estados Unidos goza de una enorme influencia porque es quien suministra diariamente a Israel sus necesidades de misiles, drones y municiones para continuar su campaña militar en Gaza”, añadiendo que lo que es notable es que “los presidentes estadounidenses han sido tímidos a la hora de utilizar esta influencia por razones políticas internas».

El martes 20 de febrero, el Consejo de Seguridad de la ONU celebró la sesión de votación esperada por los pueblos del mundo sobre un proyecto de resolución para un alto al fuego en la Franja de Gaza por razones humanitarias. El resultado fue de 13 votos a favor, la abstención de Gran Bretaña y el veto de Estados Unidos, por tercera vez este año.

El significado del veto es que no haya un alto al fuego en la Franja de Gaza, por ello la entidad sionista usurpadora debería estar contenta al disfrutar de un amplio margen de tiempo para establecer con calma los pasos necesarios para completar sus crímenes contra la humanidad. El veto anuló el derecho a la vida. Ya no habrá indulgencia en el control del cruce de los convoyes de ayuda humanitaria y de socorro, no habrá culpa ni responsabilidades por obstruir su paso. Lo que le espera a cientos de miles de desplazados al sur de la Franja de Gaza es la muerte por hambre, sed, frío y enfermedades. Ante esta situación, Israel deja al pueblo palestino tres opciones: limpieza étnica, apartheid o exilio. No obstante, nuestro pueblo seguirá luchando hasta conseguir sus derechos nacionales tal como dicta el derecho internacional.

(*) Mahmoud Elalwani es embajador del Estado de Palestina en Bolivia

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Soluciones a expensas de la víctima que fracasan

El mundo no llora por Gaza, ésta es una metáfora fuera de lugar, más bien dejamos que Palestina llore por el futuro de este mundo

Mahmoud Elalwani

/ 16 de febrero de 2024 / 10:14

Durante más de 75 años, las resoluciones internacionales y las iniciativas de paz, ideas y propuestas relacionadas con el conflicto palestino-israelí encaminadas a ponerle fin o salir de él, fracasaron porque servían a los intereses del poderoso ocupante o de quienes lo apoyan. El fracaso se debe a que fueron siempre a expensas de la víctima, exigiéndole modificar su comportamiento, cambiar su conciencia o aceptar la reducción de su geografía. Siempre han pretendido que la víctima calme al más fuerte, que elimine sus miedos y le dé una sensación de seguridad, satisfacción y contento. La víctima siempre debe probar de antemano sus buenas intenciones y debe pagar las deudas de calma y estabilidad con su vida, su sangre, su agua, su aire, su tierra; con todo.

Todas las iniciativas, ideas y propuestas asumen que la víctima es quien debe pagar el precio de todo, debe comprar su supervivencia, sueños y esperanzas con su sangre. Cualquier iniciativa política que no comience con el reconocimiento del Estado Palestino y su membresía plena del Estado de Palestina en las Naciones Unidas está condenada al fracaso y que lo mantenga como rehén de la postura israelí.

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Las soluciones fracasan porque presuponen que la víctima no necesita seguridad tanto como pan, no necesita soberanía tanto como adaptación, no necesita tanto la geografía como un “permiso de paso”, que no necesita tanto desarrollar un yo nacional como un documento de identificación biométrico que muestre el número de sus infracciones y los años de su encarcelamiento.

Las soluciones fracasan y fracasarán si continúan asumiendo que se puede engañar a la víctima y eludir sus demandas para siempre.

Que el hecho de que la comunidad internacional esté satisfecha con la fórmula (queremos hacer tal o cual cosa… etc.) sin ninguna traducción práctica de lo que dice significa que su posición sigue siendo rehén y secuestrada por la parte israelí, lo que desvirtúa la legitimidad internacional, sus decisiones en tomar las medidas que exige el derecho internacional para detener la guerra de genocidio contra el pueblo palestino.

Ciento treinta días de guerra y destrucción causaron 28.364 muertos, entre ellos 12.100 niños, 7.600 mujeres y 700 ancianos, además de 69.000 heridos son más que suficientes para que el panorama quedara claro para todos. La comunidad internacional no tiene ningún valor en la escala de toma de decisiones, las decisiones de sus gobiernos y los decretos de sus líderes no tienen ningún efecto para cambiar los hechos.

Esta guerra fue suficiente para que entendiéramos que lo que dice Israel, lo hace. Israel dijo que limpiaría la Franja de Gaza como si fuera una alfombra, y así lo hizo. Dijo que cortaría el agua, los alimentos, las medicinas y el aire de Gaza, y así lo hizo. Dijo que impediría que el mundo llevase ayuda humanitaria a los niños de Gaza, y así lo hizo. Dijo que asaltaría los hospitales y mataría a todos los que se movieran, y así lo hizo. Israel habría querido atacar Gaza con una bomba nuclear si no hubiera sido por la presencia de los rehenes israelíes allí, si no fuera así, no habría dudado en utilizar armas de destrucción masiva para vengarse del pueblo palestino.

Los meses de guerra nos han enseñado que el sistema político mundial es hereditariamente estéril. A pesar de toda esta barbarie, destrucción y sangre de inocentes derramada, ninguna organización internacional ha ideado una solución eficaz, repitiéndose siempre el mismo discurso político e ideológico improductivo.

Israel ha anunciado que atacaría Rafah y que mataría y destruiría todo; dio orden al ejército de prepararse para el ataque, incluso durante el mes de Ramadán. La comunidad internacional advierte, denuncia, condena, despliega ejércitos de ayuda humanitaria y abre el aire para transmitir en vivo al genocidio que se prepara para Rafah.

Rafah no es solo una ciudad, ni un lugar donde se reúnen casi dos millones de refugiados palestinos pobres, sin hogar, agotados, heridos, enfermos y hambrientos. Rafah es el reflejo impactante que expone las partes íntimas de todos y relee la escena. Todas las manifestaciones en el mundo no han servido para tomar una sola decisión para detener las lágrimas de un niño huérfano que corre descalzo por las calles de Gaza.

Gaza es la línea que separa la luz de la oscuridad, es el título de honor de un pueblo resistente, es el espejo que debería estar en la oficina de todo responsable en la toma de decisiones.

El mundo no llora por Gaza, ésta es una metáfora fuera de lugar y un robo de emociones, más bien dejamos que Palestina llore por el futuro de este mundo.

(*) Mahmoud Elalwani es embajador del Estado de Palestina en Bolivia

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Justicia Internacional ante el genocidio en Gaza

La decisión de la Corte Internacional de Justicia recuerda al mundo que ningún Estado está por encima de la ley

Mahmoud Elalwani

/ 30 de enero de 2024 / 07:18

Como resultado de la solicitud que presento Sudáfrica contra Israel por Delito de Genocidio en Gaza, el pasado viernes 26 de enero, la Corte Internacional de Justicia en La Haya se pronunció y ordenó a Israel a tomar medidas para prevenir actos de genocidio contra los palestinos y a mejorar la situación humanitaria en la Franja de Gaza, pero la decisión no incluía un texto de “alto el fuego”.

El tribunal aceptó la demanda de Sudáfrica y las medidas cautelares temporales que debían implementarse de inmediato, medidas que están vinculadas al artículo 2 de la Convención sobre Genocidio que define genocidio como “Cualquiera de los actos cometidos con la intención de destruir, total o parcialmente un territorio nacional, grupo étnico, racial o religioso y causar daño físico o mental grave o asesinato a miembros del grupo».

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Las decisiones tomadas por la Corte fueron las siguientes: Israel debe tomar medidas para impedir cualquier acto relacionado con el genocidio, debe evitar todo lo relacionado con asesinatos, ataques y destrucción contra los residentes de Gaza. Israel debe garantizar la provisión inmediata de las necesidades humanitarias urgentes en Gaza y tomar medidas para prevenir la incitación al genocidio. El tribunal solicita la liberación inmediata de presos y detenidos. Finalmente, y transcurrido un mes, Israel deberá presentar un informe a la Corte Internacional de Justicia con los resultados.

A la luz de las decisiones anteriores, se deben tomar medidas inmediatas. Estas decisiones, en primer lugar, deben ser llevadas inmediatamente al Consejo de Seguridad por parte del denunciante para su implementación, pero para la ejecución de estas decisiones urgentes y medidas cautelares se necesita urgentemente un alto el fuego. En segundo lugar, ahora Israel está acusado de genocidio y será juzgado en consecuencia, siendo la primera vez que Israel se siente en el banquillo. En tercer lugar, el tribunal ordena a Israel a tomar medidas cautelares para prevenir el genocidio de conformidad con el artículo 2. Aunque, de hecho, Israel es culpable de genocidio, los procedimientos al respecto serán largos. En cuarto lugar, es cierto que la Corte Suprema de Justicia no ha tomado una decisión de alto el fuego, pero la resolución emitida requiere un alto el fuego para su implementación. En quinto lugar, Israel está acusado de genocidio frente al mundo.

El secretario general de las Naciones Unidas destacó que las decisiones de la Corte Internacional de Justicia son vinculantes y confía en que todas las partes las cumplirán y decidió remitir inmediatamente la notificación de las medidas temporales impuestas por la Corte al Consejo de Seguridad de la ONU.

El primer ministro israelí, Netanyahu, declaró que la afirmación de que Israel está cometiendo genocidio contra los palestinos no sólo es falsa, sino escandalosa, y que la voluntad del tribunal de discutirlo es una mancha que no se borrará con el paso de las generaciones, y añadió: “Continuaremos la guerra hasta que aseguremos que Gaza ya no represente una amenaza para Israel”.

La situación puede cambiar si Netanyahu y sus generales toman decisiones equivocadas, si con su huida hacia delante abren otros frentes que pueden arrastrar a la región y, con ella a la OTAN, en una guerra destructiva.

Es cierto que el tribunal sacó la tarjeta amarilla a Israel, pero no es una tarjeta roja. La resolución comienza con un resumen del conflicto solamente a partir del 7 de octubre, sin considerar la ocupación de 75 años como base del problema. La decisión de la Corte Internacional de Justicia intentó satisfacer a todas las partes, no levantó la espada israelí del cuello de los niños, no detuvo los bombardeos con aviones y cañones y no acusó a Israel de los crímenes de guerra que cometió, solamente advirtió sobre la gravedad de estos crímenes.

La decisión de la Corte Internacional de Justicia recuerda al mundo que ningún Estado está por encima de la ley y que la justicia se aplica a todos. Esta decisión pone fin a la cultura de crimen e impunidad de Israel, representada por décadas de ocupación, limpieza étnica, persecución y apartheid. La Decisión de Justicia Internacional pone al mundo ante un desafío ¿Victoria de la fuerza del derecho o del derecho de la fuerza? El mundo se encuentra ahora en una encrucijada, la victoria de la justicia y la encarnación de los principios y objetivos de las Naciones Unidas mediante el establecimiento de la paz y la seguridad internacional imponiendo la implementación de la resolución de justicia internacional o el caos y el socavamiento de la paz y la seguridad internacional.

(*) Mahmoud Elalwani es embajador del Estado de Palestina en Bolivia

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La CIJ y el genocidio en Gaza

Se espera que la CIJ se reúna para presentar el caso de Sudáfrica contra Israel este 12 de enero

Mahmoud Elalwani

/ 12 de enero de 2024 / 07:48

El pasado 17 de noviembre, Bolivia junto a Sudáfrica, Bangladés, Comoras y Djibouti, presentaron ante el Fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI) una solicitud para investigar cuál es la situación en los territorios palestinos ocupados, como afirmó el fiscal de este tribunal, Karim Khan, anunciando que “su mandato se aplica a presuntos crímenes cometidos durante la guerra actual”. Sin embargo, los equipos del tribunal no pudieron entrar en la Franja de Gaza ni en Israel, sobre todo porque este último no es miembro de la CPI, subrayando en un comunicado que su oficina “recibió la remisión y actualmente está investigando la situación”.

El Gobierno boliviano había presentado esta solicitud junto con otros Estados “que comparten las mismas preocupaciones”, para que este tribunal preste “atención urgente a la situación actual en vista de su gravedad” y alentando a otros Estados, partes del Estatuto de Roma, “a unirse a la remisión o a proporcionar remisiones separadas de forma independiente”.

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Los esfuerzos del Gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia son una expresión de la conciencia humana, una victoria para las víctimas y una protesta contra las complejas violaciones de los principios de derechos humanos por parte del Estado ocupante, con una superposición entre el castigo colectivo, la limpieza étnica, el desplazamiento y los peligros de la violencia forzada.

Estos esfuerzos son una expresión de la voz de millones de personas que salieron a las calles de las principales capitales y ciudades del mundo en rechazo a las atrocidades y crímenes de guerra practicados por la máquina de destrucción y agresión de ocupación contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza. Es importante que estos esfuerzos sean parte de un enfoque continuo dentro del marco de la legítima lucha legal y de derechos humanos para que el Estado ocupante no logre escapar al castigo.

El 29 de diciembre de 2023, el gobierno sudafricano presentó una nueva demanda ante otro tribunal, la Corte Internacional de Justicia (CIJ), en relación a las violaciones por parte de Israel a sus obligaciones sobre la Convención sobre el Genocidio con el pueblo palestino en la Franja de Gaza.

El 7 de enero de 2024, El Gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia valoró esta histórica acción emprendida por la República de Sudáfrica porque está comprometida con la paz y la justicia y es signataria de la Convención sobre el Genocidio, reconociendo que Sudáfrica dio un paso histórico en la defensa del pueblo palestino y considerando que dicho liderazgo y esfuerzo deberían ser acompañados por la comunidad internacional que clama por el respeto a la vida, considerando que el informe elaborado por Naciones Unidas reporta que más de 23.000 personas han sido asesinadas desde el 7 de octubre de 2023, en su mayoría niños y mujeres, dando cuenta del accionar inhumano del Estado de Israel.

En su demanda, Sudáfrica afirmó que Israel “desde que lanzó su ofensiva contra Gaza en octubre, ha participado, está practicando y corre el riesgo de seguir participando en actos de genocidio con el objetivo de destruir a los palestinos de Gaza que forman parte del grupo nacional, racial y étnico más grande del pueblo palestino”.

Sudáfrica ha confirmado que la acusación de Israel está justificada porque esta “intención clara fue expresada en los niveles más altos del Estado por el presidente israelí, el primer ministro y el ministro de Defensa”. Estas acciones incluyen “matar a palestinos en Gaza, causarles graves daños físicos y psicológicos e imponerles condiciones de vida que probablemente conduzcan a su destrucción física, el uso indiscriminado de la fuerza y el traslado forzoso de residentes, la falta del suministro de alimentos, agua, medicinas, combustible, refugio y otra ayuda humanitaria al pueblo palestino asediado, empujándolo al borde del colapso por inanición”. Sudáfrica destacó que había recurrido al tribunal «para determinar la responsabilidad de Israel por las violaciones de la Convención sobre el Genocidio», pero también «para garantizar la protección posible, urgente y más completa para los palestinos”.

Se espera que la Corte Internacional de Justicia se reúna para presentar el caso de Sudáfrica contra Israel este 12 de enero. El Ministerio de Asuntos Exteriores israelí criticó a Sudáfrica desde el momento de la presentación de esta demanda.

(*) Mahmoud Elalwani es embajador del Estado de Palestina en Bolivia

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