La sociedad del cuidado

Cuando en Bolivia nos gana el desánimo y la tristeza por una confrontación que ya perdió sentido, en la ciudad de Buenos Aires nos abraza un aire de esperanza. Y ese aire que tanto necesitamos va tomando forma en la XV Conferencia Regional sobre la Mujer que reúne a los Estados, las organizaciones de mujeres y el Sistema de Naciones Unidas en busca de propuestas para superar la crisis multidimensional que hoy amenaza nuestros avances en la igualdad.
América Latina y el Caribe es la única región del mundo en la que, desde hace 45 años, se desarrolla este foro intergubernamental sobre los derechos de las mujeres y la igualdad de género, y que hoy reúne cerca de 1.000 personas convocadas por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), en coordinación con ONU Mujeres.
Durante cinco días se profundizó el análisis en torno a las varias dimensiones de la crisis que hoy protagonizamos. Se reconoció que el COVID y la guerra solo aceleraron procesos insostenibles de una economía que amenaza con mercantilizar todas nuestras relaciones humanas. Frente a ello, un consenso común es la urgencia de un cambio en el estilo de producción de riqueza y de consumo, para avanzar hacia una sociedad que reconozca la interdependencia de los procesos productivos, las personas y la naturaleza. A este horizonte en construcción se denomina sociedad del cuidado.
Desde la diversidad de valores, actitudes y prácticas que se despliegan en los hogares para sostener la vida, las feministas buscan proyectar a los Estados un horizonte para la recuperación sostenible de la crisis actual. Las sociedades del cuidado están basadas en el reconocimiento de que la vulnerabilidad es intrínseca a la condición humana, pues nadie es del todo autónomo y nadie es completamente dependiente. Por ello, la sociedad del cuidado se fundamenta en la interdependencia y la ecodependencia, como dimensiones constitutivas de los sujetos y de su red de relaciones sociales.
Frente a este reconocimiento, los Estados deben priorizar los cuidados como la base de una nueva visión de la política social, proponiendo una visión que garantice los derechos de las personas que necesitan cuidados, así como los derechos de las personas que los proveen, y que visibilice los efectos multiplicadores de la economía del cuidado en términos del bienestar. Ello desafía la concepción individualista del actual sistema social y económico, así como implica también construir una nueva priorización de los compromisos fiscales, sociales y culturales para asignar recursos.
Durante la inauguración de la conferencia, esta visión tuvo el respaldo del presidente argentino Alberto Fernández, quien destacó que las feministas “han transformado todo en los últimos años”; por su parte, el presidente Gabriel Boric envió un mensaje donde expresó que “desde Chile, como gobierno feminista, nos parece importante seguir avanzando en la consecución de derechos”.
El Estado boliviano, representado en este espacio por Wendy Pérez Salinas, directora del Servicio Plurinacional de la Mujer y de la Despatriarcalización, asumió este desafío signando el Acuerdo de la XV Conferencia que, en su parte central, plantea reconocer el cuidado como un derecho y, por lo tanto, como una responsabilidad que debe ser compartida por la sociedad, las familias, las comunidades, las empresas y el Estado, adoptando políticas, programas y sistemas integrales de cuidado que garanticen los derechos de quienes cuidan y de quienes son cuidados, tanto de manera remunerada como no remunerada, y que liberen tiempo para que las mujeres puedan incorporarse al empleo y al estudio, participar en la política, la sociedad y la economía, y disfrutar plenamente de su autonomía.
Lourdes Montero es cientista social.