Por qué ser nazi es malo
Los nazis son malos porque son racistas y provocaron muchas muertes, y si debo explicarte eso es porque de verdad eres un idiota.
A nadie parece preocuparle la emergencia del fascismo en Bolivia. Y no me refiero al fascismo figurativamente, como cuando llamamos fascista a un oponente político por no compartir plenamente convicciones liberales, sino al fascismo en su acepción clásica; es decir, la de hombres y mujeres organizados en células paramilitares guiados por la convicción fanática sobre la inferioridad de una raza o un pueblo.
Y al parecer, están en Bolivia. ¡Hasta salen grabados extendiendo el brazo derecho para hacer el refrito Sieg Heil! Las imágenes no fueron difundidas por los medios tradicionales, a Página Siete no le importa, pero se encuentran ahí en las redes sociales, en las que se puede ver claramente a un grupo de personas del Comité pro Santa Cruz despidiendo a uno de sus miembros con el gesto hitleriano, sin disimular, así nomás.
Ahora bien, creí que existía un consenso general acerca de la proscripción de esta doctrina del odio que produjo una guerra mundial y el Holocausto, con sus más de cinco millones de muertes e incontables tragedias. De hecho, en teoría, ser nazi o reivindicar a dicho movimiento es ilegal en algunas partes del mundo, y con muy buena razón.
Nada de eso impide que columnistas como William Herrera Áñez elogien las jornadas de paro cívico que se dieron en Santa Cruz como una expresión incontenible de impulsos democráticos, como lo son naturalmente la destrucción de sedes sindicales obreras y campesinas, el asesinato de personas, la violación grupal de una mujer y la intimidación de sectores populares a manos de matones alcoholizados.
No me sorprende que Herrera sostenga ese tipo de posiciones (ni que llame salvajes a las clases trabajadoras). Siempre han existido tipos como él, pero estaban formalmente vetados del espacio público, limitados por lo que se consideraba políticamente correcto, en torno a un consenso mundial que cerraba filas en defensa de la democracia liberal tras la caída del Muro de Berlín y el retroceso de las dictaduras militares a finales de los años 80. Había fachos, sí, pero eran marginales y hasta ridiculizados. No es que fuera una época perfecta, pero al menos inclinaciones fascistas estaban fuera de discusión, aunque fuera por una cuestión de apariencias.
Creo que deberíamos recuperar aquella sana tradición de prohibir y castigar la expresión de doctrinas abiertamente antidemocráticas, como la del nacionalsocialismo. ¿Estoy poniendo en duda el derecho de libertad de expresión de algunos? ¡Sí!, ¡definitivamente! ¿Tienen los simpatizantes del nazismo derecho a expresarse? ¡No, en absoluto! De hecho, ni siquiera deberían tener derecho a participar políticamente; deberían ser obligados a buscar ayuda psicológica, además de pasar un saludable tiempo en prisión. Estamos hablando de nazis, la materialización de todo lo que puede haber de malo y destructivo en el ser humano.
Pero personas como los nazis trasnochados del video que circula en las redes sociales no solo deberían ser arrestados por sus despreciables convicciones políticas, sino por haber formado parte de un movimiento que asaltó un comando policial en el municipio de La Guardia, provocó tres muertes, una violación grupal, la destrucción de una comunidad ayorea, decenas de heridos, millones de dólares en pérdidas económicas y el despliegue de matones alcoholizados que cobraban dinero en cada rotonda (y esto lo admitió literalmente un miembro del Comité Interinstitucional, así que cuidado con lo que reivindicas, Herrera) ¿O ahora también vas a elogiar a Pablo Escobar? ¿Tengo que recordarte por qué ser gánster también es ilegal?
Los dirigentes del Comité pro Santa Cruz y de la Unión Juvenil Cruceñista deben ser arrestados y puestos a disposición de la Justicia no solo por ser pro nazi, sino por haber dirigido un movimiento abiertamente sedicioso, terrorista y delincuencial, que produjo pérdidas humanas y materiales, además de la violación de derechos y libertades fundamentales; y es obligación del Estado boliviano hacer cumplir el respeto a sus leyes y el orden constitucional: Camacho y Calvo deben ir a la cárcel. Y los fachos, fuera de la opinión pública. Vayan a hacer un club de la pelea o competiciones de cosplay.
Carlos Moldiz Castillo es politólogo.