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Que se bajen los tres

SAUDADE

La disputa interna en el MAS-IPSP, cuyo núcleo crítico es la candidatura presidencial 2025, entró en una escalada verbal y de (contra) acusaciones que parece irreversible. Lo evidente es que el partido-instrumento político carece hoy de un nuevo modelo decisorio tras derrumbarse el que tenía hasta la coyuntura crítica de 2019. En ese marco se despliega la rivalidad entre evistas y “renovadores” (o “traidores”). Y no hay ningún debate programático ni de proyecto político.

De todo ello se ocupa Fernando Mayorga en su reciente libro Resistir y retornar (FES, 2022). En un magnífico ejercicio analítico y narrativo, el autor explora los “avatares del proceso decisional” durante el periodo 2019-2021, esto es, entre el derrocamiento de Morales y el congreso orgánico del MAS-IPSP. Y escudriña tres fases: de resistencia, tras la derrota política en noviembre de 2019; de rearticulación, con núcleo en las elecciones 2020; y de retorno, como partido de gobierno.

Ese complejo itinerario, reconstruido en detalle, conduce a provocadoras indagaciones. ¿Qué hacer cuando se diluye el modelo decisorio que, durante casi tres lustros, tuvo a Evo como centro único? Hoy existen dos ejes gravitantes: Arce-presidente y Morales- jefe del partido. Tanto el Pacto de Unidad como la bancada tienen alineamientos ambiguos y conflicto de lealtades. Las disyunciones se convierten en disputas. Y las decisiones siguen tendencias centrípetas.

Más allá del nuevo mapa de poder organizativo, lo más crítico es que el MASIPSP, concentrado en la racionalidad instrumental, está lejos del debate programático. ¿Cuál es hoy el rumbo del “proceso de cambio”? O mejor: ¿hay proyecto estatal y de transformación? Luego de las agendas de octubre, pos/constituyente y patriótica 2025, primó el objetivo de la reelección. En 2020 se recuperó la democracia. Hoy pareciera que la “agenda” única es navegar la (in)estabilidad.

Sin horizonte de futuro ni autocrítica, el partido-instrumento político afronta una prematura disputa en torno a la candidatura presidencial 2025. Las tensiones resultantes son evidentes: entre facciones, entre lo político (MAS) y lo orgánico (IPSP), entre el aparato y el Gobierno. En tal contexto, la propuesta de Mayorga es audaz: que ya mismo Evo, Arce y Choquehuanca desistan de la candidatura. Solo así habrá chance de construcción programática, deliberación, nuevos protagonistas, unidad.

Parece improbable que se bajen los tres y se institucionalice pronto un nuevo modelo decisorio en el MAS-IPSP. Tanta desconfianza, tanto ruido. Resistir, rearticular, retornar. ¿Y después? Importa el después. El nuevo/polarizado ciclo electoral está tocando la puerta.

 FadoCracia ganadora

1. Del mandato inamovible, casi sagrado, de “Censo 2023 sí o sí” (muerte civil al que diga lo contrario), hemos pasado al convencimiento de que “la fecha del Censo ya no vendría a ser lo determinante” (sic). Qué tal. 2. “No hemos perdido, sáquense eso de la cabeza. Hemos ganado”, asegura el pequeño. 3. ¿Qué hemos ganado? El pasado 21 de octubre, un día antes del inicio del paro indefinido, el Gobierno propuso oficialmente: censo en abril de 2024 y distribución de recursos en octubre de ese año. 4. Luego de 35 días de paro departamental, con rotondas convertidas en tierra de nadie, el Censo se hará en marzo de 2024 y la distribución de recursos en septiembre de ese año. Tremenda victoria. 5. No hubo voluntad política, buscaron aplastarnos, jugaron al desgaste, son unos desgraciados, nadie nos quiere, mejor me como un gusanito. 6. En lugar de decreto, tendremos ley. ¿Tendremos? Y hay compromiso de tres órganos para la reasignación de escaños en los comicios 2025. 7. “Logramos muchísimo”. #Redistribución es la consigna. La receta funciona. Hemos ganado, concho pelado.

José Luis Exeni Rodríguez es politólogo.