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Los puntos de inflexión y la derrota moral

Hemos estado viviendo en el país, en el último mes y medio, al menos dos puntos de inflexión política que están afectando y afectarán el curso de la disputa y gobernabilidad política. En orden de aparición, me referiré a continuación primero a los puntos de inflexión, para terminar sosteniendo qué y dónde se encuentra la derrota moral.

Cerca del 8 de noviembre pasado, a poco de cumplirse dos años de gestión del presidente Arce, como es usual, se abrió en el Órgano Legislativo un periodo de elección o ratificación de quienes dirigirán las dos cámaras y sus correspondientes bancadas; es decir, todos los puestos de poder que involucran al Legislativo.

En ese momento, asistimos al primer punto de inflexión político, porque en ese momento la tensión entre el partido de gobierno y el Gobierno nacional que pertenece a ese partido, se hizo más que evidente llegando incluso a verificarse una suerte de punto de no retorno que, sin duda, abre una fisura en la gobernabilidad política que se busca desde el Ejecutivo. Por tanto, el costo por aprobar una norma de aquí en adelante será mucho más alto y complejo de lo que ya era hasta hace poco.

Lo que nos lleva también a vivir en una especie de paradoja democrática, porque buena parte de la crítica en relación al Legislativo, especialmente desde los opositores, ha sido que diputados y senadores están ahí solamente para levantar la mano a los dictados que vienen de arriba, y que el principal anhelo que tienen es el de que la democracia que quieren se traduce en debate, intercambio de opiniones distintas, y negociaciones políticas. Pues bien, de alguna forma estamos ahora ahí; bienvenidos a la realización de sus aspiraciones, ahora viene la pregunta del cómo le hacemos

El segundo punto de inflexión es político pero también social, porque tiene lugar en el bloque de oposición al oficialismo de hoy, y es que la oposición no es partidaria, está por fuera del sistema de partidos, y aún se encuentra localizada en Santa Cruz. La diferencia es que ya no tiene un único rostro que hasta hace 36 días de paro estaba enmarcado en la imagen de Camacho. El polémico manejo del conflicto por el tema del Censo por parte del señor Camacho, propició que en el tiempo aparecieran otras figuras mediáticas con identidad bien cruceña, defensora de sus intereses, pero con vocación y predisposición a entablar negociaciones con sus adversarios políticos como el rector Cuéllar. O incluso apareció gente más radical que el mismo Camacho, como el segundo vicepresidente del Comité Cívico, el señor Cochamanidis, y el autoproclamado vocero de las rotondas Santistevan. Todo esto propició que se abriera una interna competitiva en este campo opositor; por eso, en adelante no se hablará de Santa Cruz y de esa oposición por ahora efectiva, de manera exclusiva con el rostro del señor Camacho.

A estos dos puntos de inflexión se le acaba de sumar a la oposición una segunda derrota moral importante; ya en la elección general de 2020 sufrieron una primera en lo formal electoral, hoy al no tener más opción que aceptar 2024 como momento de realización del Censo y dejar de insistir en 2023 como era al inicio de su movilización, acaban de sufrir una significativa derrota que curiosamente fue provocada en su origen por ellos mismos. Porque al haber cometido el error estratégico de origen insistiendo de manera intransigente por la fecha del Censo y no por el contenido de la demanda, lograron generar una expectativa que no supieron atender a nivel de su dirigencia con las personas movilizadas.

Este es el panorama de (in)gobernabilidad política con la que contaremos de aquí en adelante, tanto en lo político partidario en el Legislativo como en la calle movilizada y opositora con identidad antimasista. De alguna forma las primarias y el clima político se han sobreelectoralizado, afortunadamente al margen de las disputas del Twitter de suma cero que son muy ruidosas, eso no parece coincidir con la aspiración de buena parte de la gente que se siente cansada de los extremos y pide confluir más al centro para ver los resultados que buscan.

Marcelo Arequipa Azurduy es politólogo y docente universitario.