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¿Qué país queremos?

SIMPLE Y CLARO

La sentencia bíblica dice que no solo de pan vive el hombre y los bolivianos deberíamos añadir que no solo de política viven mujeres, hombres, adolescentes y niños nacidos en este país. Los medios de comunicación, las redes sociales están permanentemente plagados de temas que tienen que ver con política. No, la verdad es que con política no, sino con politiquería y chismes angurrientos de escándalos, medias verdades, de mentira organizada y en ningún caso se centran en lo que realmente necesita el país y sus ciudadanos, son el reflejo de la polarización y el paralelismo en el que se mueven los grupos sociales de uno y otro lado en un permanente desencuentro. Por ejemplo, en la ingrata discusión por la fecha del Censo se creó una desavenencia semejante a las vías de un tren donde jamás se daría la oportunidad de un diálogo sincero sin que medien los intereses personales o de clase social o de partido.

¿Qué tipo de líderes tenemos los bolivianos? Políticos que aceleradamente destruyen lo que cuesta años construir. Nuestras ciudades tan carentes de todo, son una muestra de ello, casi todas tienen aspecto de inacabadas, será porque no hay planes a largo plazo. Las políticas públicas siempre están en construcción, nos quedamos en logros de papel con normas aprobadas imposibles de cumplir, celebramos su promulgación sabiendo que su reglamentación saldrá cuando la ley ya fue mil veces violada y por tanto le damos muerte civil por inservible, se imprime, se guarda y se archiva en el último cajón.

Cuando comenzamos diciembre nos preguntamos ¿qué país queremos? ¿Se parece en algo al país que tenemos? ¿Estamos dispuestos a hacer lo posible por apoderarnos de la ciudad en la que vivimos? ¿Del barrio donde está nuestra casa? ¿Estamos dispuestos a no destruir lo poco que tenemos?

La realidad boliviana nos muestra que estamos frente a nuevos actores, nuevas formas de vida, nuevas miradas de país, frente a un nuevo mundo. Las fuerzas más conservadoras están celosas de sus pérdidas de poder, de liderazgo. Esos grupos que perdieron vigencia no están contentos con las normas sociales que se van imponiendo al declararse sociedad inclusiva. Los sectores emergentes son irreverentes ante las reglas de convivencia dictadas, desde el principio de la república, por una sociedad doctoril todavía afincada en la colonia.

Todos los esfuerzos de quienes tienen en sus manos la construcción de la sociedad boliviana deberían centrarse en dotar a la población más joven de conocimiento, de instrucción de alta calidad, de educación basada en principios y valores comunitarios, con énfasis en fomentar la autoestima que nos saque de la mediocridad y el conformismo.

Lucía Sauma es periodista.