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Carretera al infierno climático con el pie en el acelerador

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El Secretario General de la ONU inició la cumbre climática, en noviembre de este año, con un mensaje que resume muy bien la situación que estamos enfrentando, “estamos en una carretera al infierno climático con el pie en el acelerador”. Los últimos ocho años han sido los más cálidos de los que se tiene registro en el ámbito mundial, el nivel del mar está aumentando al doble de la velocidad de la década de 1990, y el aumento promedio de la temperatura global es ya de 1,15 grados centígrados (muy cerca del límite de los 1,5 que alguna vez se fijaron como tope en el olvidado Acuerdo de París).

Incansablemente, científicos, organismos internacionales y la sociedad civil han advertido que si no se toman medidas drásticas hoy, será más difícil y costoso adaptarse a estos efectos en el futuro. Sin embargo, los esfuerzos mundiales por frenar el calentamiento global son insuficientes, y los resultados de las negociaciones internacionales en la cumbre del clima, decepcionantes. La COP27 nos dejó un avance histórico para ayudar a los países vulnerables a lidiar con las pérdidas y los daños causados por los impactos del cambio climático, sin embargo, también nos deja una preocupación acerca de la gravedad de la situación ambiental.

El planeta requiere un esfuerzo titánico que aún los países nos han demostrado que no están dispuestos a encarar. Si bien, también hay aspectos positivos como los avances tecnológicos, la inversión sostenible, algunos compromisos empresariales y de gobiernos locales, las iniciativas pilotos, el rol de los pueblos indígenas protegiendo una gran cantidad de bosques, la mayor sensibilidad social, todo esto además de ser indispensable, nos ha demostrado que es insuficiente si no se escalan soluciones para contener el calentamiento global en niveles aceptables para el futuro de la especie humana.

Si bien Bolivia no es uno de los causantes del cambio climático, cerramos el año con un escenario climático fuertemente vinculado al fenómeno de La Niña, de extrema sequía, escasez de agua y una temporada atípica de incendios forestales, con devastadoras consecuencias para la producción de alimentos, los medios de vida de poblaciones locales y las funciones ambientales que brindan nuestros bosques. Que pone sentido de urgencia a poner el acelerador en la acción climática para cumplir con el compromiso reforzado de contribución a la lucha del cambio climático en los sectores de cambio de uso de suelo e incendios forestales en nuestro país. Necesitamos transitar de los compromisos a la acción en todos los sentidos. También es urgente movilizar financiamiento climático y encarar la adaptación al cambio climático en todas las escalas y dimensiones, y dejar de tratar a los efectos del cambio climático solamente a través de la atención a desastres.

Es urgente tomar todas las medidas necesarias para salir de esta carretera al infierno climático, ya tan advertido. No podemos olvidar que, si ahora no se toman medidas drásticas y si no pasamos de los compromisos de papel a la acción verdadera, será el año más frío de la vida de los niños de hoy.

Natalia Calderón es directora ejecutiva de la FAN.