De nuevo Navidad
Estamos en un fin de año con diversos conflictos y luchas en el mundo y también en nuestro territorio, un grupo insiste en negar la participación política, las iniciativas y creatividad de bolivianas y bolivianos que hace 16 años trabajan, luchan y proponen formas de vida en nuestro territorio del Estado Plurinacional de Bolivia.
En ese grupito de bolivianos pesa más el interés angurriento y racista de carácter individual, que máximo alcanza, en sus beneficios, al clan familiar; para este grupito que no solo está en Santa Cruz, pero que hoy está parapetado en la ciudad de Santa Cruz, le fue difícil desde 2003 volverse a apropiar del territorio de Bolivia y usufructuar del trabajo de bolivianas y bolivianos y disponer a su antojo de las riquezas de nuestra madre tierra. Este grupito no va a parar y a su alrededor logró apoyo de gente sin preparación política que mira babeando a la y el burgués de la ciudad de Santa Cruz, no quiere informarse de otros puntos de vista, pues de lo que se trata es de desgastar y ocupar el tiempo del Gobierno y del pueblo, con la amenaza de romper la unidad territorial. En resumen, quiere paralizar el país y el Gobierno para desgastar el proceso. Nuestro gobierno, junto a las organizaciones sociales y el MAS-IPSP, además de continuar las discusiones políticas que aportan, profundizan y construyen el proceso de cambios revolucionarios, tienen que actuar efectivamente contra esta intención de rapiña territorial.
La Navidad y el Año Nuevo son momentos también de reflexión, sin duda que queremos tranquilidad para todo el mundo y será necesario recordar cómo eran nuestras navidades antes del proceso de cambio y cómo este proceso nos permitió recuperar las esperanzas, eso tenemos que cuidar. Recuerdo que desde la teología de la liberación, Jesús era como nosotras y nosotros, eso nos hacía mucho bien, era una identidad histórica que nos unía al mundo. Pero ya sabemos la historia de la Iglesia en el neoliberalismo, inconsecuencias que hasta ahora pesan y no pueden recuperarse a pesar de un Papa que resolvió llamarse Francisco y que va poco a poco reconociendo los delitos que esta institución escondió y por los que se hizo cómplice por siglos.
Tenemos luchas en nuestro continente, la más cercana está con nuestras hermanas y hermanos de Perú, también la guerra allá en el este de Europa, la guerra sangra a los pueblos, independientemente de las razones políticas que podemos reconocer, las guerras son fáciles de empezar pero no se sabe cómo terminarlas.
Quiero pedir sabiduría para seguir construyendo los sueños de nuestros pueblos, que todas las wawas puedan nacer queridas, protegidas, sin persecuciones, sin odio en sus familias, sin miedos, que los pesebres de esta Navidad puedan dar a todas las wawas del mundo frutas, abrigo, chocolates, mucho cariño, poesía, música y solo cosas lindas, para que sanen, que curen el corazón de todos quienes viven en Bolivia y en el mundo. La humanidad hoy tiene una oportunidad, de nuestras luchas depende.
Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria.