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PGE 2023 y obras para el desarrollo

/ 29 de diciembre de 2022 / 02:19

En las últimas semanas, en medios de comunicación se ha discutido y analizado sobre el Presupuesto General del Estado (PGE) 2023, unos de forma técnica y otros lo hicieron con un tinte netamente político, estos últimos (a través de lo político) han intentado provocar tensión y conflicto, al parecer, para entorpecer la aprobación del proyecto de Ley del PGE 2023, evitando la continuidad del Modelo Económico Social Comunitario Productivo (MESCP), que tanto éxito ha tenido mejorando varios indicadores económicos que, a su vez, ha permitido disminuir el desempleo y la pobreza, garantizando a la población boliviana la estabilidad que requiere para su bienestar.

En consecuencia, me encantaría precisar algunos temas que se habló sobre la inversión pública destinada para obras de infraestructura y uno de los objetivos del PGE 2023.

Comencemos con la elaboración del PGE, la que considera el comportamiento esperado de las principales variables económicas y su impacto en nuestra economía. Por lo tanto, el contexto macroeconómico, entre otros factores (Producto Interno Bruto, inflación, comercio exterior, mercados financieros, precios internacionales de los minerales, hidrocarburos, productos agrícolas, los efectos post-COVID-19, hechos políticos, entre otros) fueron utilizados e influyeron para la elaboración del PGE de cada gestión, es decir, que lo acontecido en 2018, 2019… y 2022, comparados para 2023, están marcados por diferentes factores y efectos en el crecimiento económico.

En el marco del MESCP, entre sus objetivos está fortalecer el aparato productivo con políticas de incentivo y fomento a la productividad, para dar continuidad al crecimiento y desarrollo económico y social de Bolivia.

Para cumplir con dicho objetivo se impulsa la inversión pública, que se ha constituido en un eje importante para dinamizar la demanda interna de nuestra economía, con efectos positivos en varias actividades económicas; por esta razón, el PGE 2023 proyecta una inversión de $us 4.006 millones, de los cuales, el 42% se destina para el sector productivo, el 24% para infraestructura y el resto, para el sector social y multisectorial.

Dentro del 24% de estos recursos para obras de infraestructura, son destinados a proyectos en comunicaciones, recursos hídricos y principalmente en transporte, que se constituyen con la construcción de carreteras y puentes, entre otros, que tienen como finalidad consolidar la integración vial en los nueve departamentos del país, dándole como prioridad la continuidad de proyectos que actualmente están en desarrollo y otros que están en etapa de conclusión; estos recursos son destinados para estudios de diseño técnico de preinversión, proyectos para la conservación, construcción y rehabilitación de carreteras, que beneficiarán a todos los habitantes de cada región del país.

Son más de 148 proyectos carreteros para la siguiente gestión y si hablamos de dobles vías, el PGE 2023 contempla la construcción de más de 15, como ser: Tramo Central «El Sillar», Puente Yapacaní-Puente Ichilo, Tramo Av. Petrolera-Angostura-Paracaya, Confital-Bombeo, Yacuiba-Campo Pajoso-Fase I, Sucre-Yamparáez, Cotoca- Pailón-Paraíso, Villa Tunari-Puente Chimoré- Puente Mariposas, La Guardia-El Torno, Caracollo-Confital, Santa Cruz-Warnes, entre otros, inversión que fomenta e impulsa a varios sectores de la economía.

La inversión pública tiene un efecto positivo sobre el crecimiento económico, es decir, a mayor gasto de capital, mayor crecimiento; esta afirmación ha sido compartida por economistas y académicos de diferentes organismos internacionales, que vieron los resultados del MESCP y su impacto en nuestra economía. El gasto de capital en obras de infraestructura, la construcción de carreteras generan un efecto crowding-in (efecto atracción o estímulos que la inversión pública ejerce sobre la economía), que impulsa a la inversión privada a ser más productiva e importante en el nivel de producción y el empleo.

La inversión en obras de infraestructura, para la conservación, construcción, rehabilitación de carreteras y puentes en los nueve departamentos ha permitido el desarrollo productivo de varios sectores económicos de diferentes regiones del país, promoviendo la integración, seguridad alimentaria e incrementando el flujo turístico; por lo tanto, es importante dar continuidad al MESCP, que a través del PGE 2023 prioriza la estabilidad, el crecimiento y el manejo sostenible de las finanzas públicas.

Sergio Magne es economista.

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El año de la inflación en el mundo

El Programa Fiscal Financiero 2023 fortalece la recuperación económica, manteniendo el tipo de cambio

Sergio Magne

/ 15 de junio de 2023 / 10:37

Los cinco primeros meses de 2023, en un contexto de incertidumbre macroeconómica, la actividad económica de la región ha sido fuertemente afectada, producto de ello se habla sobre las causas de la inflación a nivel mundial, que por efecto de la guerra entre Rusia y Ucrania, los precios de los alimentos y de la energía alcanzaron cifras lejanas a las proyecciones que se tenían en 2020, cuando el COVID-19 paralizó al mundo.

El actual contexto económico es totalmente diferente a los argumentos de varios actores políticos, que comenzaron a criticar el manejo económico del actual Gobierno y del Modelo Económico Social Comunitario Productivo; otros, trataron de sembrar incertidumbre sobre la estabilidad del sistema financiero boliviano.

Lea también: PGE 2023 y obras para el desarrollo

La situación en diferentes partes del mundo se agudizó a causa de una serie de crisis, por ejemplo, el Tesoro de EEUU no cuenta con la liquidez suficiente para cumplir con sus obligaciones de deuda (Japón, China, entre otros), dicha situación los traslada al borde de los recuerdos del shock Volcker de 1979, que se agudizó por sus intentos de bajar su inflación, elevando las tasas de interés, limitando la cantidad de dólares, lo que incrementó el desempleo y los precios de los combustibles; por ello, en su afán de escapar del default, su Congreso amplió su techo de deuda a través de una ley, con una calificación de riesgo en vigilancia negativa.

En Argentina, una corrida cambiaria en 2018 llevó a una megadevaluación de su moneda, que posteriormente se trasladó automáticamente a los precios de bienes y servicios; como resultado, su inflación se duplicó en un solo año, alcanzando casi el 48%. Sumando los efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania, la inflación a 2022 alcanzó el 94,8%, la más alta desde 1991.

La escasez de dólares en toda la región significó menos dinero para pagar sus importaciones y atender sus propias deudas externas; asimismo, las devaluaciones de monedas de varios países, las restricciones para el abastecimiento de insumos y combustibles promovieron una fuerte aceleración de la inflación; a su vez, la influenza aviar y las temperaturas récords, las sequías, inundaciones e incendios afectaron de forma agresiva a varios sectores productivos.

Paralelamente, la Organización de Países Exportadores de Petróleo decidió nuevos recortes de producción hasta 2024, con el objetivo de impulsar los precios al alza; considerado un acto de “manipulación” de precios.

Para Bolivia, adicionalmente debemos agregar a lo señalado que tras recibir un fuerte golpe político, se impidió tener oportunamente un gobierno constitucional (legítimo), en su ausencia, un gobierno transitorio tomaba medidas (políticas, económicas y sociales) controversiales y discriminatorias, lo que ahondó la situación económica de varias familias y de sectores de la economía.

Posteriormente, se politizó la fecha del Censo, algo encabezado nuevamente por la Gobernación, el comité cívico y la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, lo que paralizó la economía de Santa Cruz por 36 días; sin embargo, estas instituciones desaparecieron mediáticamente luego del escándalo de fraude financiero del Banco Fassil, promovida por grupos privilegiados de esa región.

Para contrarrestar los efectos del actual contexto económico y con el objetivo de dar continuidad a la ejecución de políticas orientadas a la reconstrucción de la economía, el modelo boliviano fortalece la certidumbre de una soberanía económica, que ha permitido implementar políticas económicas adecuadas para hacer frente a las crisis y la desigualdad que agudizó la inflación a nivel mundial.

En ese contexto, el Programa Fiscal Financiero 2023 fortalece la recuperación económica, manteniendo el tipo de cambio, reforzando el control de la inflación, resguardando la bolivianización y, a través de la política fiscal, el Presupuesto General del Estado, en comparación a otras economías, garantiza las subvenciones de combustibles (gas natural, gasolina y diésel), alimentos (arroz, trigo y maíz), de electricidad y de servicios básicos, que permiten la estabilidad de precios de bienes y servicios.

Asimismo, los Fondos de Crédito de Apoyo a la Microempresa y a la Juventud, los créditos a la producción y sustitución de importaciones, y la inversión pública, que promueven proyectos en riego, de agua potable, de apoyo a la producción y productividad agrícola y ganadera, son algunas medidas que permitirán un mayor dinamismo de la economía, con estabilidad de precios.

(*) Sergio Magne es economista

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El PGE 2023 y el crecimiento

/ 12 de diciembre de 2022 / 01:02

Recientemente, algunos “analistas” se manifestaron sobre el Presupuesto General del Estado (PGE) 2023, quienes, más allá de hacer un análisis crítico constructivo, emulan a pésimos críticos cinematográficos, señalando al PGE como el presupuesto del horror y el reflejo de las macabras intenciones del Gobierno.

La ciudadanía debe considerar que el PGE no se concentra como el reflejo del Gobierno, ya que el PGE sirve de herramienta para conocer los ingresos y gastos de todas las entidades públicas (ministerios, empresas públicas, municipios, gobernaciones, universidades públicas, entidades descentralizadas, entre otros), por lo tanto, representa los objetivos de distintas entidades públicas para satisfacer las múltiples necesidades de la población boliviana (en salud, educación, infraestructura, seguridad ciudadana, defensa nacional, medioambiente, carreteras, etc.).

Entre otras mentiras que expusieron está la cifra de la inversión pública ¿$us 5.600 millones? y que la misma se concentra en las empresas públicas. Déjenme decirles que, por lo contrario, el PGE 2023 proyecta un monto de $us 4.006 millones para la inversión pública, donde el 42% se destina al sector productivo (para proyectos en el ámbito agropecuario, industria, hidrocarburos, turismo, minería y energía); el 26% en el sector social (para educación, salud, saneamiento básico, cultura y otros); 24% en infraestructura (recursos hídricos, carreteras, entre otros) y un 9% en el multisectorial.

La inversión pública no se concentra en las empresas públicas, el monto total de la misma es la suma de los recursos destinados y proyectados por universidades públicas, municipios, gobernaciones, entidades descentralizadas, ministerios, empresas bajo tuición de las gobernaciones y municipios, por último, las empresas dependientes del Gobierno. Y los recursos que utilizan (las empresas públicas, entre otras), destinados para la inversión, provienen de sus ingresos de operación.

Y los mencionados “analistas” señalaban que la inversión pública se concentraba en 70 empresas públicas, dato totalmente erróneo por lo descrito anteriormente, o quizás utilizan o en sus manos está un PGE producto de un viaje a dimensiones astrales.

El PGE, bajo el Modelo Económico, Social Comunitario y Productivo (MESCP), ha permitido a Bolivia alcanzar y consolidar una certidumbre económica y grandes avances en materia económica y social; producto de ello se mantuvo un nivel de inflación baja y estable, que es fundamental para la reconstrucción de la economía boliviana y que conlleva al proceso de industrialización con sustitución de importaciones.

Por consiguiente, también tiene una importante implicación en términos de mejorar la calidad de vida de la población, razón por la cual el PGE 2023 destina un presupuesto para la salud equivalente al 10,1% y para la educación, del 10,8%. Sin olvidar las políticas sociales con la redistribución de excedentes, que prioriza y garantiza recursos para los bonos Juancito Pinto y Juana Azurduy, Renta Dignidad, Bono para Personas con Discapacidad y el Subsidio Universal Prenatal por la Vida, subsidios y subvenciones en hidrocarburos, alimentos y de servicios básicos.

En consecuencia, el PGE 2023, en el marco del MECSP, es producto del diseño de políticas económicas que conllevó a la economía por la senda del crecimiento y del desarrollo, lo que ha permitido alcanzar buenos resultados en diferentes sectores de la economía y regiones del país.

Y, a través de la inversión pública, como uno de los principales actores, permitirá impulsar el aparato productivo de la economía en los sectores estratégicos, como ser en hidrocarburos, minería y agropecuaria, asignando recursos a objeto de expandir la frontera de producción agropecuaria, dinamizando el mercado interno y fomentando el crecimiento económico.

Sergio Magne es economista.

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El MESCP frente a la crisis

/ 24 de septiembre de 2022 / 01:10

Varios organismos internacionales señalaron que la recuperación económica registrada en 2021 no fue de las mejores, que se fue agravando aún más en el primer trimestre de 2022, con presiones inflacionarias a nivel global, situación que empeoró con el conflicto bélico en Ucrania, donde la oferta global de cereales y de productos energéticos llevaron a una fuerte aceleración de los precios de alimentos y de energía a nivel mundial, a su vez, las cifras de contagios por nuevos brotes por el COVID-19 se elevaron alarmantemente.

La inflación en el mundo, para muchos analistas, fue un factor preponderante para direccionar a varias economías a un panorama más sombrío y lleno de incertidumbre, el cual fue decisivo para desacelerar varias economías en 2022 y ha sido un freno en las decisiones de política económica.

Recordemos las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), publicadas en abril de 2022, señalaban que Bolivia sería el único país que mantendría su inflación por debajo del 5% en la región; actualmente el país aún registra la inflación más baja de la región, a su vez, nuestro Modelo Económico, Social Comunitario y Productivo (MESCP), soberano en el diseño de sus políticas económicas, ha permitido disminuir el desempleo y la pobreza, mejorando el bienestar de la población boliviana.

El MESCP fortaleció toda la anatomía de la economía boliviana, a pesar de un contexto de elevadas presiones inflacionarias externas, los precios en Bolivia se mantuvieron en niveles controlados, constituyéndose en una de las economías con mayor estabilidad. El modelo ha demostrado con éxito su implementación, reduciendo las desigualdades sociales y económicas.

Estos resultados, de estabilidad de precios y de políticas de reactivación económica, han permitido que el Producto Interno Bruto (PIB) de Bolivia, al primer trimestre de 2022, crezca al 3,97%; otros analistas de la región consideran como un resultado envidiable y ejemplo para otras economías, destacando la dinámica de varias actividades económicas, principalmente de sectores de transporte y comunicaciones con un 9%, electricidad y agua con 9% y de construcción, que creció al 7%.

Estas actividades económicas con mayor crecimiento demostraron que la economía boliviana no solo depende de la exportación de materias primas, sino que el MESCP ha fortalecido a la industria manufacturera y de construcción, impulsada principalmente por la inversión pública.

Asimismo, las políticas de reactivación económica generaron resultados positivos en las empresas públicas, destacando las actividades de la Planta de Amoniaco y Urea y de Yacimientos de Litio Bolivianos, registrando a junio de 2022 una exportación de urea, carbonato de litio y cloruro de potasio por $us 136 millones, $us 24 millones y $us 16 millones, respectivamente.

La recuperación económica, en comparación con 2021, ha superado todos los “pronósticos” y expectativas de varios “analistas”, que mantenían un discurso repetitivo sin ningún sustento técnico o de propuestas alternas para mejorar nuestra economía.

El MESCP permitió fortalecer la demanda interna, mantener estable la inflación, incentivar la producción nacional, generar fuentes de empleo y reactivar la economía boliviana, afrontando el actual contexto económico internacional. A su vez, es de necesidad informar con el mayor cuidado y certeza y, en lo posible, con la debida verificación de lo que se informa, para contribuir con la reconstrucción de la economía nacional, porque nuestra economía la conformamos todas las bolivianas y bolivianos.

Sergio Magne es economista.

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