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Los rostros y apellidos del civismo cruceño

TRIBUNA

En un rápido paseo por la galería de presidentes del Comité Cívico cruceño, a medida que se van repasando, uno a uno, los retratos en esta galería, sucede algo, se extraña la presencia de un rostro con rasgos indígenas u originarios; este fenómeno se acentúa más aún cuando se comienzan a leer los nombres y apellidos de estos ilustres ciudadanos. Sin embargo, esto invita a un análisis con relación a la conformación de estos grupos corporativos y el arrogamiento de la representación de la cruceñidad en su conjunto.

Resulta interesante advertir que de los 35 presidentes cívicos cruceños, hasta la fecha no haya uno solo que lleve un apellido originario. Esto no es casualidad, pues ello resulta de la forma de elección de este grupo corporativo que fue adoptada por élites agrupadas en clanes familiares, que deciden una forma de elección no democrática y se distribuyen esa representación a través de otros grupos corporativos que, en teoría, agrupan a instituciones que conformarían la sociedad cruceña.

Ahora, con respecto al método de elección de los líderes cívicos, queda de manifiesto que esto no se hace mediante una elección por voto directo, sino que la elección, de acuerdo con su normativa interna, depende de la nominación que hagan dos clases de miembros: las que pertenecen a “Sectores Institucionales” y los “Sectores Provinciales y Sub Comités”. Esto último trae también a análisis en cuanto a los miembros del Comité, que la distinción entre los integrantes acentúa claramente el componente urbano para la elección de sus dirigentes, puesto que en la primera categoría se encuentran 24 miembros que responden a un criterio centralizado en la capital cruceña y para la otra categoría, se entrega una representación individual a los comités provinciales y a los subcomités, con lo cual resulta poco probable que un dirigente provincial o indígena pueda aspirar a ser el líder cívico, menos aún alguien que no pertenezca a ninguna de estas “instituciones” afiliadas.

Esta elección poco democrática trasunta un sistema segregacionista para la representación cívica en este importante departamento del oriente boliviano que, como consecuencia, deja un escaso margen para el surgimiento de un liderazgo que provenga de un lugar diferente a los sectores que detentan un poder y posición económica claramente identificados con el área urbana cruceña y esas “instituciones afiliadas”, lo que a su vez resulta en una cautividad de la representatividad cívica cruceña por parte de gremios o corporaciones que tampoco demuestran una conformación democrática.

De todo esto se debe colegir que, como producto de la forma de elección del Comité cruceño, se tiene cautiva la representación de la cruceñidad en su conjunto; asimismo urge una democratización de este grupo corporativo que permita el surgimiento de nuevos liderazgos que reflejen la pluralidad de la sociedad cruceña, característica compartida con el resto de la bolivianidad. Para que de este modo se fortalezca la legitimidad de la representación cívica cruceña que refleje todo el tejido social que la compone y se traduzca la totalidad de las demandas de ella como parte integrante e indisoluble de nuestro país.

Rafael Villarroel es economista.