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CON LA PUNTA DE LA AGUJA1

La impunidad implica una conducta en gran parte consolidada, y para quien más o menos se consolida como impune será un camino recorrido en el tiempo, con complicidad de una sociedad que le permitió ser impune y que al día de hoy él/ella ya no tenga la mínima vergüenza de sus actos.

Como pueblo de Bolivia podemos leer en nuestra historia cómo hay familias con largo recorrido de impunidad, pero respecto a la actualidad y los problemas de impunidad que lastiman la dignidad y la salud mental, quiero recordar que hay una acumulación de impunidades no reflexionadas, quisiera señalar un punto de inflexión, es decir, un antes y un después de la campaña para el referéndum de 2016.

Fue ahí, en esa campaña, que la impunidad —esa jamás vista— se instauró en Bolivia gracias a las redes sociales y gracias a un pueblo que generó una opinión pública racista, purista y moralista, o mejor dicho de doble moral. Sociedad misógina que evidenció una gran falta de formación política. Fueron los y las propias masistas que dieron un paso atrás y no se tuvo una victoria contundente de dar permiso al Evo para que candidatee. Fue la población, mayoritariamente, que quiso creer las mentiras de las redes sociales y el internet. Fue el chisme, decorado con racismo, clasismo y misoginia. No solo de los derechistas, también de los masistas. Nosotras, desde el Feminismo Comunitario de Abya Yala, permanentemente estuvimos poniendo espejos a nuestro pueblo para que reflexionara. Pero poco pudimos hacer.

Con el gobierno de los hermanos Lucho y David también se cometió un gravísimo error, dejar pasar. ¿Dejar pasar esperando qué? ¿Que reflexionen, que cambien?… Naranjas, más bien se hicieron más impunes con el voto de los y las impunes. Es un proceso acumulativo que consolida más al impune y a la impune, en su impunidad. Eso es lo que estamos viviendo, para experiencia histórica de nuestro pueblo. Ni un paso atrás hermanos y hermanas. No es por malos y vengativas, nada que ver. Es por dignidad, por respeto y por no ser cómplices de delitos, que todas y todos los sufrimos.

La ley del embudo es el proceder de ellos, para ellos; angosto para nosotras, ancho para ellos. No nos debe extrañar, ya no tienen vergüenza, ya no dudan, pegan a las y los periodistas que no les gusta lo que dicen y así a cualquiera que diga lo que no quieren escuchar. Por eso deben estar en la cárcel, por eso deben tener juicios públicos y exponer los delitos que cometieron. Pero ahí tenemos un grave problema, los fiscales y jueces son unos reverendos chacras e incapaces, solo sirven para joder al pueblo y vender al mejor postor el reclamo de justicia. Empezando por el Ministro de Justicia son Enredoncios, por decir poco. Es el tiempo de contundencia en la justicia y si no se tiene el coraje de hacerlo, pues deben dar un paso al costado, que las organizaciones sociales sabemos qué es lo que queremos. Esperamos de nuestro gobierno que repare el error de haber dejado a los y las golpistas, pasearse tranquilos y hasta candidatear y ganar elecciones, consolidando en sus espíritus la impunidad. Quien no actúa es cómplice. Basta de medios de comunicación y redes sociales que mienten y difunden impunidad, hay que cerrar los sitios de fascistas.com.bo que son muchos y de lo más variados.

Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria.