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Monday 15 Apr 2024 | Actualizado a 01:08 AM

Estado Plurisexual de Bolivia

/ 27 de enero de 2023 / 02:34

Desde 2009, Bolivia se funda en la pluralidad y el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico. Sin embargo, en un atrevimiento característico de todo impulso revolucionario, urge pensar la pluralidad como una de las bases fundamentales del Estado que pueda abrir sendero a otros paradigmas que contribuyan radicalmente a dejar atrás la etapa colonial, burguesa, heteronormativa y patriarcal de la que todavía se viven resabios de violencia, dominación y exclusión constante.

La pluralidad sexual, es decir, el reconocimiento de una Plurisexualidad que dignifique a aquellas personas y cuerpos que siguen postergados en sus causas y luchas más íntimas y que deben atenderse para alcanzar un suma qamaña (vivir bien) que nos incluya a todas, todos y todes sin excepción alguna.

En un Estado Plurisexual, las niñas y los niños no son sometidos a la imposición binaria del género, ellas y ellos pueden elegir libremente el color de sus ropas, practicar el deporte que quieran, tener el pelo largo o corto según su comodidad y su gusto, no se les asigna un rol que deban cumplir según los mandatos de la masculinidad y la feminidad.

En un Estado Plurisexual, los y las jóvenes reciben información adecuada para ejercer una sexualidad sin culpa, sin miedo, bajo consentimiento, reciprocidad e interés mutuo; sin violencias ni presiones, sin estereotipos de género, con los conocimientos suficientes para elegir los métodos de cuidado y prevención más adecuados y convenientes para sus cuerpos.

En un Estado Plurisexual, los hombres viven sus emociones y sentimientos, pueden llorar y emocionarse sin sentir vergüenza, sin ser sancionados por la masculinidad patriarcal disciplinante, sin preocuparse por encajar en el rol de macho en la sociedad. Pueden renunciar al mandato del machismo, pueden denunciar la violencia ejercida por sus pares, pueden exiliarse de la complicidad con esa violencia. La hombría ya no se piensa como una membresía para pertenecer a la corporación masculina, sino como una característica que les permita ser empáticos, afectivamente responsables, solidarios con el mundo, sin competir, sin poseer ni dominar. Aquí los hombres comprenden que un no es no y que la virilidad no es lo único que los define.

En un Estado Plurisexual, las personas LGBTIQ no viven en la clandestinidad de la invisibilización, la sociedad no asume que todos los habitantes del país son heterosexuales; se promueve el respeto a las diversidades y disidencias sexuales, pueden casarse con quienes aman, y divorciarse también, pueden besarse en público sin que sus vidas corran riesgo y sin sufrir el hostigamiento condenatorio de la doble moral de la sociedad. El bullying contra personas gays, lesbianas, bisexuales y trans es frenado y atendido con urgencia por las autoridades escolares. La identidad de mujeres y hombres trans no es puesta en duda, se garantizan todos sus derechos. Los discursos de odio no son vistos como “libertad de expresión” y son sancionados de forma inmediata por las autoridades competentes. Quedan atrás las posturas patologizantes sobre la homosexualidad. La diversidad es parte de los valores sociales e institucionales del país y la orientación sexual de las personas no es una excusa para la discriminación.

En un Estado Plurisexual, las personas que viven con VIH reciben su tratamiento con prontitud y puntualidad, son atendidas en centros especializados con la sensibilidad y las condiciones necesarias para impulsarles a seguir con sus vidas y sus proyectos laborales, afectivos, sentimentales, académicos, familiares, etc. No se usa más el término “grupos de riesgo” por evocar estigma y prejuicio sobre la sexualidad de determinados grupos sociales empobrecidos y precarizados. Son atendidas por personal médico que no juzga ni maltrata. Son personas a las que se les da empatía y acompañamiento.

En un Estado Plurisexual, las mujeres deciden sobre sus cuerpos, reconocen ese espacio como el primer territorio de soberanía y autodeterminación. No son obligadas a ser madres por mandato ni obligación social ni religiosa. Las niñas no son torturadas llevando embarazos causados por la violencia sexual. Ser mujer no es sinónimo de ser madre porque se reconoce el derecho a la anticoncepción. El aborto no es un delito, no se persigue ni encarcela a las mujeres por decidir, se les garantiza la vida y no se penaliza su sexualidad, ni se las castiga por ejercerla. Los valores de producción y reproducción de la vida están determinados por el deseo pleno de la mujer, su pareja, sus proyectos de vida y sus sueños.

Un Estado Plurisexual es el Estado que queremos.

Christian Egüez es activista LGBTIQ.

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Estado Plurisexual de Bolivia

La pluralidad sexual, es decir, el reconocimiento de una Plurisexualidad que dignifique a aquellas personas y cuerpos que siguen postergados en sus causas y luchas más íntimas

Como una forma de visibilizarse, la comunidad LGBTIQ+ organiza en junio diferentes actividades.

/ 6 de agosto de 2023 / 06:59

Bolivia 198 años

Desde 2009, Bolivia se funda en la pluralidad y el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico. Sin embargo, en un atrevimiento característico de todo impulso revolucionario, urge pensar la pluralidad como una de las bases fundamentales del Estado que pueda abrir sendero a otros paradigmas que contribuyan radicalmente a dejar atrás la etapa colonial, burguesa, heteronormativa y patriarcal de la que todavía se viven resabios de violencia, dominación y exclusión constante.

La pluralidad sexual, es decir, el reconocimiento de una Plurisexualidad que dignifique a aquellas personas y cuerpos que siguen postergados en sus causas y luchas más íntimas y que deben atenderse para alcanzar un suma qamaña (vivir bien) que nos incluya a todas, todos y todes sin excepción alguna.

En un Estado Plurisexual, las niñas y los niños no son sometidos a la imposición binaria del género, ellas y ellos pueden elegir libremente el color de sus ropas, practicar el deporte que quieran, tener el pelo largo o corto según su comodidad y su gusto, no se les asigna un rol que deban cumplir según los mandatos de la masculinidad y la feminidad.

En un Estado Plurisexual, los y las jóvenes reciben información adecuada para ejercer una sexualidad sin culpa, sin miedo, bajo consentimiento, reciprocidad e interés mutuo; sin violencias ni presiones, sin estereotipos de género, con los conocimientos suficientes para elegir los métodos de cuidado y prevención más adecuados y convenientes para sus cuerpos.

En un Estado Plurisexual, los hombres viven sus emociones y sentimientos, pueden llorar y emocionarse sin sentir vergüenza, sin ser sancionados por la masculinidad patriarcal disciplinante, sin preocuparse por encajar en el rol de macho en la sociedad. Pueden renunciar al mandato del machismo, pueden denunciar la violencia ejercida por sus pares, pueden exiliarse de la complicidad con esa violencia. La hombría ya no se piensa como una membresía para pertenecer a la corporación masculina, sino como una característica que les permita ser empáticos, afectivamente responsables, solidarios con el mundo, sin competir, sin poseer ni dominar. Aquí los hombres comprenden que un no es no y que la virilidad no es lo único que los define.

En un Estado Plurisexual, las personas LGBTIQ+ no viven en la clandestinidad de la invisibilización, la sociedad no asume que todos los habitantes del país son heterosexuales; se promueve el respeto a las diversidades y disidencias sexuales, pueden casarse con quienes aman, y divorciarse también, pueden besarse en público sin que sus vidas corran riesgo y sin sufrir el hostigamiento condenatorio de la doble moral de la sociedad. El bullying contra personas gays, lesbianas, bisexuales y trans es frenado y atendido con urgencia por las autoridades escolares. La identidad de mujeres y hombres trans no es puesta en duda, se garantizan todos sus derechos. Los discursos de odio no son vistos como “libertad de expresión” y son sancionados de forma inmediata por las autoridades competentes. Quedan atrás las posturas patologizantes sobre la homosexualidad. La diversidad es parte de los valores sociales e institucionales del país y la orientación sexual de las personas no es una excusa para la discriminación.

En un Estado Plurisexual, las personas que viven con VIH reciben su tratamiento con prontitud y puntualidad, son atendidas en centros especializados con la sensibilidad y las condiciones necesarias para impulsarles a seguir con sus vidas y sus proyectos laborales, afectivos, sentimentales, académicos, familiares, etc. No se usa más el término “grupos de riesgo” por evocar estigma y prejuicio sobre la sexualidad de determinados grupos sociales empobrecidos y precarizados. Son atendidas por personal médico que no juzga ni maltrata. Son personas a las que se les da empatía y acompañamiento.

En un Estado Plurisexual, las mujeres deciden sobre sus cuerpos, reconocen ese espacio como el primer territorio de soberanía y autodeterminación. No son obligadas a ser madres por mandato ni obligación social ni religiosa. Las niñas no son torturadas llevando embarazos causados por la violencia sexual. Ser mujer no es sinónimo de ser madre porque se reconoce el derecho a la anticoncepción. El aborto no es un delito, no se persigue ni encarcela a las mujeres por decidir, se les garantiza la vida y no se penaliza su sexualidad, ni se las castiga por ejercerla. Los valores de producción y reproducción de la vida están determinados por el deseo pleno de la mujer, su pareja, sus proyectos de vida y sus sueños.

Un Estado Plurisexual es el Estado que queremos.

Christian Egüez  activista LGBTIQ+

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Disidencia en Travestismos públicos

Uno de los tres proyectos seleccionados para El Contenedor, es el propuesto por Christian Egüez, que lo desarrolla en este texto.  (marica y

/ 21 de febrero de 2018 / 06:01

Entendiendo que la radicalidad de una intervención pública en la escena artística hoy es asumida y promovida como una simple y retórica dinámica donde nadie —por así decirlo— sale lastimado, la intención del personaje utilizado para las intervenciones, Marica y Marginal, es revertir esa situación de comodidad en la que se ejerce la intervención pública desde el arte y los artistas.

Travestismos públicos trata de rescatar la experimentación corporal en el espacio público, retomando la sexualidad disidente como una herramienta de provocación y buscando la respuesta a una pregunta urgente para la colectividad marica en este país: ¿Qué lugar ocupamos los maricones y las travestis en el espacio público?, y de esa misma manera, ¿qué lugar ocupamos en el espacio de la democracia, la política y en la vida misma?

Son seis intervenciones llevadas a cabo en diferentes puntos de la ciudad de Santa Cruz, con la colaboración de la artista trans Katia Arnez y el registro de la fotógrafa aficionada Julia D. Mamani. Un recorrido travesti por la selva de cemento más poblada del país con la intención de subvertir el orden establecido, avispar la mirada enrarecida y agitar los comentarios de fondo, entre risas y desprecios.

Una intervención fue realizada en los baños de hombres de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, reconociendo la “U” como un burdel donde los maricones vivimos el placer en la clandestinidad del baño, dejando marcado el amor en un pedazo de pared que gime una y mil veces nombres que ya no recordamos. Otra se hizo en el micro, cuestionando el “TRANSporte” como un espacio de disciplinamiento corporal y condicionante de las más revolucionarias muestras de amor disidente.

Una tercera, dedicada al director del Servicio Departamental de Salud (Sedes), Joaquín Monasterios, que el 1 de febrero declaró ante la prensa, como informe oficial, que el travestismo “es la causa que propaga el VIH”, un letrero frente a la fachada de la Gobernación deja en claro “Sr.

Monasterios, no somos las travestis quienes propagamos el VIH/sida, la ignorancia y el prejuicio, sí”. Una cuarta intervención se dio en un típico parque autonómico, rodeado por mucha vegetación, para recrear un edén habitado por un Adán marica y una Eva travesti, un paraíso ficcionado en un parque municipal donde maricones y travestis existamos sin violencia.

La quinta fue efectuada en la Plaza del Estudiante, frente al Palacio de Justicia, donde un par de travestis llegan a compartir comida popular junto con otras subjetividades que habitan el espacio público entre choripanes y pacumutus de corazón. La última, y desde luego la más pesada, fue una colaboración colectiva entre activistas y travestis de la disidencia sexual, a la que se sumaron la performista chilena Boy Dakota y el artista brasileño Yuno Yuno en el mercado La Ramada, con el objetivo de llegar hasta uno de los contenedores de basura de ese centro de abasto, asumiendo el lugar de repositorios colectivos de la basura social con picardía y placer.

Estas intervenciones constituyen una práctica artística-disidente necesaria y urgente en la agenda cultural cruceña, caracterizada por su higienidad y comodidad para tocar estos temas que tienen que ver con la sexualidad y la identidad, esto no es un intento de activismo para embanderarse cualquier lucha, sino una muestra contundente del ejercicio de un travestismo popular, crítico y creativo.

El Contenedor, arte urbano en Santa Cruz

Miguel Vargas

El colectivo ARTErias Urbanas lanzó la primera estación de El Contenedor, donde presentó los procesos que se llevaron a cabo para consolidar este proyecto que consiste en la creación de un espacio itinerante —un museo móvil que irrumpe en lo público— de largo aliento que recorrerá los principales parques urbanos de Santa Cruz de la Sierra durante los próximos dos años.

Tres son los proyectos ganadores de la primera convocatoria, que derivó en la muestra Especies de Espacios: Travestismos Públicos, de Christian Egüez (Santa Cruz), la instalación comestible y videoinstalación Beleza Pura de Ingrid Cuestas (Bogotá-Colombia) y Presencia–Ausencia de las hermanas Lulhy y Wara Cardozo (Oruro), que combinan en su obra arte gráfico, estética relacional y ecología.

“Buscamos otros mecanismos de gestión, no es lo que se entiende como un proyecto con un orden jerárquico donde estamos supeditados a los intereses de las instituciones que muchas veces precarizan el ambiente artístico. Nosotros partimos de una idea horizontal”, explicó Óscar Soza, parte del colectivo ARTErias Urbanas.

También se mostró el proceso de construcción e instalación de El Contenedor, espacio movible que se adapta a las muestras y actividades.

El Contenedor cuenta con el apoyo de la Secretaría Municipal de Cultura, Patrimonio y Turismo a través del MAC, el centro Simón I. Patiño y la Alianza Francesa. También son parte de las actividades los colectivos Blaue Blume, la Mona Lisa, Wayna Tambo, Parkour Trace, Lino Fotografía, Sonandes, Esencial Corp. y Voluntarios de BKHW.

  • Christian Egüez (marica y marginal) es activista de la disidencia sexual

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Disidencia en Travestismos públicos

Uno de los tres proyectos seleccionados para El Contenedor, es el propuesto por Christian Egüez, que lo desarrolla en este texto.  (marica y

/ 21 de febrero de 2018 / 06:01

Entendiendo que la radicalidad de una intervención pública en la escena artística hoy es asumida y promovida como una simple y retórica dinámica donde nadie —por así decirlo— sale lastimado, la intención del personaje utilizado para las intervenciones, Marica y Marginal, es revertir esa situación de comodidad en la que se ejerce la intervención pública desde el arte y los artistas.

Travestismos públicos trata de rescatar la experimentación corporal en el espacio público, retomando la sexualidad disidente como una herramienta de provocación y buscando la respuesta a una pregunta urgente para la colectividad marica en este país: ¿Qué lugar ocupamos los maricones y las travestis en el espacio público?, y de esa misma manera, ¿qué lugar ocupamos en el espacio de la democracia, la política y en la vida misma?

Son seis intervenciones llevadas a cabo en diferentes puntos de la ciudad de Santa Cruz, con la colaboración de la artista trans Katia Arnez y el registro de la fotógrafa aficionada Julia D. Mamani. Un recorrido travesti por la selva de cemento más poblada del país con la intención de subvertir el orden establecido, avispar la mirada enrarecida y agitar los comentarios de fondo, entre risas y desprecios.

Una intervención fue realizada en los baños de hombres de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, reconociendo la “U” como un burdel donde los maricones vivimos el placer en la clandestinidad del baño, dejando marcado el amor en un pedazo de pared que gime una y mil veces nombres que ya no recordamos. Otra se hizo en el micro, cuestionando el “TRANSporte” como un espacio de disciplinamiento corporal y condicionante de las más revolucionarias muestras de amor disidente.

Una tercera, dedicada al director del Servicio Departamental de Salud (Sedes), Joaquín Monasterios, que el 1 de febrero declaró ante la prensa, como informe oficial, que el travestismo “es la causa que propaga el VIH”, un letrero frente a la fachada de la Gobernación deja en claro “Sr.

Monasterios, no somos las travestis quienes propagamos el VIH/sida, la ignorancia y el prejuicio, sí”. Una cuarta intervención se dio en un típico parque autonómico, rodeado por mucha vegetación, para recrear un edén habitado por un Adán marica y una Eva travesti, un paraíso ficcionado en un parque municipal donde maricones y travestis existamos sin violencia.

La quinta fue efectuada en la Plaza del Estudiante, frente al Palacio de Justicia, donde un par de travestis llegan a compartir comida popular junto con otras subjetividades que habitan el espacio público entre choripanes y pacumutus de corazón. La última, y desde luego la más pesada, fue una colaboración colectiva entre activistas y travestis de la disidencia sexual, a la que se sumaron la performista chilena Boy Dakota y el artista brasileño Yuno Yuno en el mercado La Ramada, con el objetivo de llegar hasta uno de los contenedores de basura de ese centro de abasto, asumiendo el lugar de repositorios colectivos de la basura social con picardía y placer.

Estas intervenciones constituyen una práctica artística-disidente necesaria y urgente en la agenda cultural cruceña, caracterizada por su higienidad y comodidad para tocar estos temas que tienen que ver con la sexualidad y la identidad, esto no es un intento de activismo para embanderarse cualquier lucha, sino una muestra contundente del ejercicio de un travestismo popular, crítico y creativo.

El Contenedor, arte urbano en Santa Cruz

Miguel Vargas

El colectivo ARTErias Urbanas lanzó la primera estación de El Contenedor, donde presentó los procesos que se llevaron a cabo para consolidar este proyecto que consiste en la creación de un espacio itinerante —un museo móvil que irrumpe en lo público— de largo aliento que recorrerá los principales parques urbanos de Santa Cruz de la Sierra durante los próximos dos años.

Tres son los proyectos ganadores de la primera convocatoria, que derivó en la muestra Especies de Espacios: Travestismos Públicos, de Christian Egüez (Santa Cruz), la instalación comestible y videoinstalación Beleza Pura de Ingrid Cuestas (Bogotá-Colombia) y Presencia–Ausencia de las hermanas Lulhy y Wara Cardozo (Oruro), que combinan en su obra arte gráfico, estética relacional y ecología.

“Buscamos otros mecanismos de gestión, no es lo que se entiende como un proyecto con un orden jerárquico donde estamos supeditados a los intereses de las instituciones que muchas veces precarizan el ambiente artístico. Nosotros partimos de una idea horizontal”, explicó Óscar Soza, parte del colectivo ARTErias Urbanas.

También se mostró el proceso de construcción e instalación de El Contenedor, espacio movible que se adapta a las muestras y actividades.

El Contenedor cuenta con el apoyo de la Secretaría Municipal de Cultura, Patrimonio y Turismo a través del MAC, el centro Simón I. Patiño y la Alianza Francesa. También son parte de las actividades los colectivos Blaue Blume, la Mona Lisa, Wayna Tambo, Parkour Trace, Lino Fotografía, Sonandes, Esencial Corp. y Voluntarios de BKHW.

  • Christian Egüez (marica y marginal) es activista de la disidencia sexual

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