Voces

Thursday 23 Mar 2023 | Actualizado a 09:26 AM

La reciprocidad y la codicia

/ 29 de enero de 2023 / 01:27

La chola Caga Trapo y su hermano Tetera eran dos personajes que transitaban por las calles de la zona Norte en los años posteriores a la Guerra del Chaco (1932-1935). Ella se había ganado ese sobrenombre porque usaba ropa lujosa, sombreros Borsalino, adornada siempre con topos, pendientes y anillos de oro en sus dos manos. Arrastraba sus finas polleras barriendo las calles por lo pequeña que se había vuelto, acompañado de su hermano. El tiempo que no perdona a nadie le fue reduciendo de tamaño; los seres humanos no somos sanforizados y nos encogemos por la reducción del líquido sinovial que une las articulaciones. La Caga Trapo nunca se casó porque debía cuidar a su hermano que tenía problemas cognitivos y desconfiaba de sus galanes que se le acercaban atraídos por su riqueza. No era avara, era codiciosa, juntaba dinero y quería más para enjoyarse y comprarse ropa. Era una comerciante exitosa.

Esta historia me contaba mi abuela Olga, mientras molía la jallpahuayca para aderezar el picante surtido que devorábamos antes de visitar la feria de Alasita. Esta visita tenía un propósito: Íbamos a devolver al Iqiku los billetitos illas porque el abuelo decía que tenía suficiente para vivir y le sobraba trabajo, que el resto era codicia y el Iqiku te quita lo que pediste si acumulas sin medida.

La ambición, carente de integridad y de respeto, se convierte en codicia, en apetito insaciable que implica la sobrevaloración de uno mismo y en un deseo egoísta de poseer y consumir. Para la religión católica es un pecado capital por el exceso incontrolable de poseer; así la Biblia advierte: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen y donde ladrones minan y hurtan… No podéis servir a Dios y a las riquezas (Mateo 6:19, 24b).

No es extraño entonces que los primeros que esgrimen la Biblia como escudo, están ocultando su codicia para justificar su voracidad a la hora de encaramarse al poder; lo vivimos de cerca durante el gobierno de facto que resultó ser un asalto a las arcas estatales y legitimado por sacerdotes con sobrepeso.

Estos excesos son impulsados por el sentido fundamental de privación, una necesidad de algo que está ausente o no disponible para nosotros y el deseo ferviente de obtenerlos estimula el afán de romper las normas éticas.

Parte medular de las disputas entre los grupos de partido de gobierno es precisamente la codicia por el poder, encaramados sin compromiso ideológico, privilegian sus intereses personales y debilitan la gestión del presidente al que dicen apoyar.

En la víspera del 24 de enero, muchas personas que visitan la representación del Iqiku en el campo ferial, le hacen llover billetitos illas e intercambian o regalan sus illas e ispallas de casas, semilla de papa, etc. Es la reciprocidad, no la acumulación.

La Alasita y el Iqiku son el preludio al Anata que coincide con el Carnaval originado durante la colonia, es el tiempo de jugar, del goce del cuerpo y el amor, cuando el sol convierte las flores en frutos, producto del esfuerzo humano para alimentar y compartir en el aptaphi, como acto de confraternidad y disfrute de los dones de la Pachamama y el esfuerzo humano.

La Caga Trapo, según el relato de mi abuela, tenía escogidos a un yatiri que ch’allaba y un cura que bendecía sus billetitos de Alasita. Ese dinero simbólico se multiplicaba y cada año repetía el rito. A diferencia de los políticos y burócratas corruptos, esta mítica señora trabajaba duro. Primero murió su hermano Tetera y ella quedó sumida en la pena y también falleció. No tenía hijos ni herederos y, cuando fueron las autoridades a su casa, encontraron habitaciones atiborradas de billetitos de Alasita, de ropa lujosa y una caja fuerte donde estaban sus joyas, que desapareció entre jueces y policías codiciosos. Del dinero de circulación legal no quedaba casi nada. La gente del barrio decía que era la warmi iqiku.

En 2017, esta fiesta ritual fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad, pero no es parte del currículo educativo, seguramente porque los niños serán adoctrinados en la reciprocidad y a los grupos oligárquicos no les conviene por razones doctrinales codiciosas.

Édgar Arandia Quiroga es artista y antropólogo.

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Meta Cumbia

/ 12 de marzo de 2023 / 01:25

Meta es una empresa, antes Facebook, que desarrolla tecnologías que ayudan a las personas a conectarse, encontrar comunidades y hacer crecer los negocios. Informan que tienen $us 7.000 millones recaudados en Facebook e Instagram para apoyar las causas que les interesan.

Hablan de tecnología social y de experiencias envolventes en el metaverso que encogerá los espacios sin límites. Para iniciarte debes hacer flex primero en el metaverso con las tecnologías de Meta. Por supuesto no es gratis.

Ahí nos quedamos y no quisimos hacer flex porque nuestra preocupación es que el Carnaval no termina de acabarse, tal vez eso, en el fondo, nos alegra y debemos dar gracias a los políticos que se resisten a quitarse sus disfraces, así que nosotros no solo podemos acceder al metaverso, sino que también somos los creadores de la aplicación ¡Meta cumbia!: ayudamos a las personas no solo a conectarse, sino a aporrearse analógicamente, asimismo encontramos comunidades de todo tipo y nos desencontramos hasta considerarlos enemigas y en vez de hacer crecer los negocios, nos sirve para estafar y engañar a los tabla siqis que se mantienen hasta ocho horas frente a su computadora o no se desprenden de su celular ni para ir al retrete ni a la retreta dominical, además que creen todo lo que ven y no entienden lo poco que leen.

Los nuevos héroes de las tecnologías son los “guerreros digitales”, aparecen tanto en las turbulencias políticas para asaltar al Estado, o que luego de su rescate concluya siendo un entrevero entre golpe y fraude, resultando un golfrau, término que está siendo considerado seriamente para incorporarlo al nuevo lenguajeje de las Ciencias Políticas de Meta Cumbia. Asimismo, varios “exguerreros digitales” están siendo digitados por el oficialismo- oposición, generando el término de opocialista para evitar confusiones en los nuevos usuarios de Meta Cumbia que no encuentran ninguna diferencia en la clásica distinción entre oficialismo y oposición, de tal manera que no se llegue a una conclusión metaverso cumbial que se pierda en la gran nube y estar en las nubes, como sucede actualmente con varios grupos sociales que trajinan promoviendo encuentros cercanos entre opocialistas para goce de la oposición clásica que ve estos espectáculos desde la comodidad del ringside; sin embargo, es importante informar a la población que es un servicio a la comunidad para promocionar el tinku político a niveles planetarios y generar divisas para pagar las subvenciones a los hidrocarburos, habida cuenta que este pedido no es tomado en cuenta por Meta y sus $us 7.000 millones.

Nuestra aplicación también ha ofrecido, a los incomprendidos maestros de Estado crítico permanente, que piden todo y no ofrecen nada, unos talleres acelerados para remozar el nuevo currículo que enfrentará a las nuevas generaciones al siglo XXII, entre estas ofertas gratuitas tenemos: Adiestramiento en bombas caseras a partir de cohetillos chinos, oraciones de sanación trotskista para seguir pidiendo aumento salarial sin desmayar con el mantra: ¡Pueblo escucha, la lucha será larga pero la pega mucha! Asimismo entrenamientos básicos de puntería múltiple con simulación virtual de policías y transeúntes y evitar el enojo de los padres de familia. Entre otras ofertas también ofrecemos la enseñanza de arameo, para leer en el idioma original la Biblia y la historia de Adán y Eva, y otras de gran utilidad en la vida contemporánea.

Desechamos abiertamente las tecnologías y el idioma inglés y el chino mandarín por considerarlos idiomas imperialistas que solo adoctrinarán a nuestros descendientes en malas prácticas sexuales capitalistas y comunistas y, sobre todo, la robótica que como dice un esclarecido dirigente magisteril: ¡Nos volverá cyborgs inteligentes artificiales! Ante la arremetida de algunos exestudiantes malagradecidos que, con carteles ofensivos como “Maeztros no buelban a klaces.

¡Por su kulpa hestoi ací!, que proponen que para acceder a las normales del Estado se hagan pruebas de ortografía previas, sin auxilio de las computadoras, nosotros ofrecemos un curso superacelerado de ortografía instantánea a través de un microchip invisible ofrecido por módicas sumas. Nuestros científicos de Meta Cumbia hacen crecer sus ganancias con el mínimo esfuerzo y mantienen esclavizados a sus usuarios. Bolivia es territorio ideal para instalar la inteligencia artificial, porque ya da flojera pensar.

Édgar Arandia Quiroga es artista y antropólogo.

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El disfraz y el uniforme

La oposición en Bolivia tiene un paradigma muy simple: el oficialismo es tu enemigo mortal.

/ 26 de febrero de 2023 / 00:47

El disfraz es primo hermano del uniforme. Ambos tienen roles aparentemente diferentes, y permiten distinguir los roles de las personas en la sociedad. Un disfraz tiene máscara y se usa en las fiestas y especialmente en carnavales, también esta palabra se usa para designar la simulación, es decir, dar a entender algo distinto de lo que se siente, disfrazar las verdaderas intenciones, disimular, desfigurar con palabras y expresiones la realidad.

Los políticos bolivianos tienen una especial capacidad para disfrazar sus verdaderas intenciones, simulan con palabras —a veces rebuscadas— para decir lo que piensan, pero desean intensamente que no sucedan. Así sucede con la “Ley del Oro”, mientras funcionarios de alto nivel del Banco Central explican que la mayoría de los bancos nacionales del mundo venden oro para configurar sus políticas de recaudación y fortalecimiento interno, la oposición ofrece réplicas como si se trataran de billetes de Alasita y, para muchos legos, como el servidor, lo único que hacen es confundir para aprovechar el tema y estimular una corrida de dólares; pero sus acólitos lo hacen tan mal que la gente de a pie dice “¿les Creemos?”

En este revoltijo ya no se sabe si el legislador masista Veizaga es el portavoz del gobernador Camacho de Creemos o el legislador Arce es portavoz del Club de Cuates (CC) del señor Mesa. La población que gana su chairo diario anda confusa, no puede distinguir a qué comparsa finalmente pertenece ese disfraz. Lo mismo sucede con el pequeño Astorga, de CC, cuya principal ocupación es de jefe de campaña de Evo Morales y su temprana postulación preelectoral.

En el caos carnavalero de ahora danzan botas, sotanas, mezcladas con pepinos.

Los uniformes militares y las sotanas son primas hermanas y siempre actuaron juntas, en cambio el atuendo de los hechiceros y curanderos son sus hermanastros.

El uniforme es un traje peculiar y distintivo que, por establecimiento o concesión, usan los militares, policías y curas, porque pertenecen a un mismo cuerpo o colegio. Este atuendo ha legitimado la costumbre de sentirse ajenos y superiores a la mayoría, les otorga impunidad, tienen trato preferencial y hasta sus propios tribunales. En términos figurativos también significa que una situación o cosa se mantiene igual en el tiempo y en el espacio. Militares y curas son ciudadanos con los mismos derechos y obligaciones de un civil, por lo tanto, pueden ser juzgados por la vía ordinaria, rescindiendo de sus tribunales exclusivos cuando exceden sus competencias.

Uno de los casos perdidos en la memoria es aquel relativo a una supuesta traición y espionaje juzgado en 1928 por el Ministerio de Guerra y Colonización contra el teniente coronel Leonardo Olmos y el sacerdote Enrique Brauer, de la Misión Apostólica del Gran Chaco. Ambos fueron sobreseídos, se archivaron obrados y el asunto se perdió, como muchos casos de denuncias contra militares y curas que nunca se juzgaron, ya sea por pedofilia, violación, robos, tráfico de sustancias controladas y de obras patrimoniales.

Sin embargo, el Juzgado de Instrucción Militar de aquella etapa bélica apreció y ponderó un trabajo sobre el Chaco del impetrado que fue de utilidad en la campaña del Chaco (1932-1935). En el prólogo, escrito por el conservador Demetrio Diez de Medina, se lee: “La falta de resolución y la cobardía aymara que prima en todos nuestros actos, ha dado por resultado la esterilidad de nuestras gestiones…”, y en otro párrafo: “Lo único malo que he encontrado en su libro y que no se le perdonará nunca, es aconsejar un sistema de colonización a base de elemento nacional. ¿Quién piensa en eso?”

La casta republicana de entonces y su reproducción de ahora no ha cambiado, son uniformes, tal como sucede con sus representantes en la Asamblea Legislativa.

La oposición en Bolivia tiene un paradigma muy simple: el oficialismo es tu enemigo mortal, son de otro país, debes impedir nuevas normas y leyes, así sean buenas o regulares porque estás en guerra con los indios y cholos que ahora tienen el poder y quieren desequilibrar el orden, tus amigos fieles uniformados ahora pueden cambiar.

Es obvio, nunca antes en la retorcida historia boliviana, este sector social, marginado y excluido durante siglos ahora tiene capacidad de decisión.

Édgar Arandia Quiroga es artista y antropólogo.

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Combate entre pepinos

Las luchas libres entre grupos del oficialismo se pueden resumir entre pepinos con pega y sin pega.

/ 12 de febrero de 2023 / 01:01

El escenario en que se ha convertido el hemiciclo parlamentario ha vuelto a exponer en cartelera las nuevas innovaciones opositoras y oficialistas con el tema del Carnaval y de la lucha libre. Indudablemente, los bolivianos somos un pueblo paciente y con alto sentido del humor marengo y este acto de desprendimiento, para regocijo de la sufrida y apaleada población, será valorada por la Asociación de Pepinos, Kusillos, Payasos y Ramas Afines, ente regulador de la festividad del Carnaval y el Anata del occidente. No tenemos información sobre si la Asociación de Fraternidades del Carnaval cruceño se adscribirá a esta ponderación, habida cuenta de su crisis de representación.

Hace varios meses, el oficialismo, ducho y malévolo, aprovechó del espíritu pachangero de la oposición para designar al nuevo Defensor del Pueblo, en ausencia de los alegres legisladores que se fueron a festejar en patota las efemérides de Santa Cruz y así, mientras entre churrascos y buri, la oposición rendía pleitesía al Gobernador y su troupe de fraternidades carnavaleras y al llamado Comité Cívico, que no es otra cosa que la Central Empresarial Privada Departamental, en contraposición a la Central Obrera Departamental; el oficialismo nombró al nuevo Defensor. Pataleos, adjetivaciones y chillidos agudos no valieron de nada. Así que, en reunión en un café de La Paz, fraguaron la venganza y esperaron pacientemente el día de Compadres y Comadres, que antecede al Carnaval, coligiendo que, conocido el afán populachero de varias legisladoras del oficialismo, estas caerían fácilmente en la tentación. Para tal seguimiento, designaron a una legisladora de la oposición, un híbrido de Madre Teresa y James Bond para que, munida de su crucifijo bendecido en la Catedral, persiguiera a las pecadoras y las sorprendiera en flagrancia. Pacientemente y con su traje camuflado, las sorprendió: —¡Ajá, pescotes! Y corrió apresurada a ventilar la denuncia contra sus odiosas birlochas oficialistas pachangueras; pero las pecadoras y un elusivo pecador se habían hecho pepa. La investigadora ordenó que se hiciera una prueba de alcoholemia al presidente del escenario que desapareció silbando una chovena. Indignada por la indiferencia carnavalera, recurrió a la prensa de sus amigos e incriminó a sus colegas para lincharlas públicamente por presentarse en estado inconveniente a su fuente de trabajo, vale decir, sin trajes de pepino con matasuegras.

Todos sabemos que el Carnaval es una herencia cultural traspasada por los conquistadores e invasores europeos a Abya Yala, que se incorporó al Anata, la fiesta de las culturas originarias que empieza el 21 de diciembre, continua en Alasita, tiempo del Jallu Pacha, tiempo húmedo-hembra. Las divinidades de la Mank’a Pacha (el mundo de abajo) suben a gozar la vida, el amor carnal y la abundancia de los frutos que la Pachamama da a sus hijos. La riqueza cultural de Bolivia es incomparable, por eso, el Supay andrógino, principal divinidad del mundo de abajo, sube a tentar y estimular el pecado y se expresa en la danza de la diablada, construcción cultural del siglo XVII que fue útil para camuflar a las divinidades indígenas, a vista y paciencia de los curas extirpadores de las idolatrías. Son épocas de gran importancia en el mundo agrícola y conectadas a las urbes, razón que impide su postergación por motivos políticos.

Tal vez estos datos no son del conocimiento de los legisladores, porque no les interesa indagar en la Bolivia profunda, ya que la pachanga rinde más en términos de popularidad y puede servir para acumular puntuación ante el jefe.

Las luchas libres entre grupos del oficialismo se pueden resumir entre pepinos con pega y sin pega y los dolores de cabeza de Mesa que le ocasionan sus pepinos incapaces de consolidar una oposición sólida, propositiva y consensuada con los pepinos de Creemos, ahora descabezados. En la lucha política boliviana no inciden las posiciones ideológicas entre su militancia, sino la búsqueda de ventajas materiales. Así, las luchas internas han develado la flaca preparación de varios legisladores por su lenguaje procaz y la ausencia de argumentos a la hora de fiscalizar las acciones del oficialismo. Cuidado, nos podemos cansar de tanto Carnaval y pepino todo el año. Asomen sus caretas al Perú y piensen.

Édgar Arandia Quiroga es artista y antropólogo.

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¿Hasta cuándo, perejiles…?

/ 15 de enero de 2023 / 03:29

Hace 21 años, un político visionario puso en tapete una brillante idea, pero como siempre ocurre, nadie le tiró pelota, ni su propio gobierno del cual era vicepresidente. Me refiero a Julio Garrett Ayllón (1923-2018), quien acompañó a Paz Estenssoro en su tercera presidencia (1985-1989). Tuvo momentos importantes como político y muchas oportunidades para ejecutar varios proyectos, pero éste del que haremos un recuerdo ahora, considerado geopolíticamente importante y decisivo para consolidar un Estado, nunca fue puesto en práctica: ¿Demagogia o neoliberalismo de sus correligionarios? ¿O simplemente falta de visión prospectiva?

En un reportaje del extinto medio La Prensa, Garret Ayllón, entusiasmado por la comprobación de los enormes bolsones de gas que se encontraban en Tarija, propuso emplear este recurso energético para convertir al altiplano boliviano en un vergel, usándolo para extraer agua de las capas freáticas y generando la posibilidad de impulsar enormes complejos productivos y evitar la diáspora de sus pobladores a las ciudades del eje central para incrementar los cinturones de pobreza, acelerar el comercio informal, la desocupación y la subsecuente delincuencia. Puso como ejemplo a Israel y España.

Para conquistar el altiplano, que tiene mayor potencial que cualquier desierto, Garret avizoró:

— Antes que nada, tomar conciencia respecto a la grave situación por la que atraviesa Bolivia. Un país ensombrecido por el desarrollo desigual e inarmónico entre oriente y occidente, un desequilibrio que se reflejará en el campo político y podría llevar a la desintegración del país. Además de reconocer el potencial económico que abren las inmensas reservas de gas natural que se han certificado en el último tiempo. Hoy no podemos concebir a Bolivia sin el gas, ya que sería concebir a Venezuela sin el petróleo (… ) hoy (28 de julio de 2002) hay que plantear la conquista del altiplano como un objetivo nacional central para el país, tal como lo fue en la Revolución de 1952 el desarrollo del oriente. (…) Ayer la Revolución Nacional dio tierra (a los moradores del altiplano), hoy debe darles agua para que se incorporen a la economía.

Para esa etapa el gas no pertenecía al Estado boliviano, lo que planteaba un problema a resolver, ahora ese no es el caso.

Acotó que en Almería (España) una región desértica, fue transformada en un vergel y de ser la región más pobre de la península, se convirtió en exportador de berenjenas a Italia y otros productos en una extensión de 45.000 hectáreas de invernaderos, devenido en centro horticultor de Europa, transformando el agua salada del mar en agua dulce que, pese a su alto costo, es rentable.

Recordó que Julio Sanjinés Goitia inició el proceso de recuperación de la cuenca del Desaguadero y salvó ese territorio de la desertización con la construcción de represas para regular las aguas del Titicaca. Actualmente podemos ver que esta región, fronteriza con el convulsionado Perú, sigue postrada, más bien a florecido el contrabando como principal fuente de ingresos.

El altiplano boliviano está ubicado entre las cordilleras Real y Occidental de los Andes, los afluentes andinos nacen y terminan en el altiplano. Garret Ayllón recordó que Oruro se abastece de agua de los pozos de Challapampita y que todos los estudios hídricos señalan que el altiplano es un enorme reservorio de agua. Aseguraba que la principal lechería no está en Cochabamba, sino en Huancaroma, una pequeña población orureña.

Garret proponía lo siguiente: “(…) Hay que crear un régimen especial para la explotación del gas, con destino a la transformación productiva del país mediante la utilización de su potencial energético para la termoelectricidad y extraer agua del subsuelo altiplánico”. En el inicio de la década parecía una utopía, ahora ese proyecto es posible.

Los legisladores del occidente deberían “autoconvocarse” y debatir temas trascendentes para el desarrollo integral y armónico del territorio boliviano, en lugar de escenificar acciones circenses con la incorpórea oposición como público, provocando el rechazo de la población y proveyendo espacios a las fuerzas fascistas y conservadoras, y éstas justifiquen sus masacres y golpes de Estado. El presidente Arce debe tener un ámbito propicio para ejercer sus proyectos y evitar el viejo vicio de las gestiones de gobierno: acción y reacción, dejando de lado su programa de gobierno. ¡Hasta cuándo, perejiles!

Édgar Arandia Quiroga es artista y antropólogo.

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La Traición (Bolero)

/ 1 de enero de 2023 / 01:15

Una tarde lluviosa de febrero, mi tío Fernando, totalmente empapado, apareció en mi taller. Con el brazo extendido como izando una bandera subversiva, solicitó que hiciera sonar un viejo casete: eran boleros cantados por Raúl Show Moreno. Ese día mi espíritu rockero fue desbancado para siempre.

Hasta el amanecer, mi adolorido tío —que siempre decía que amaba a todas las mujeres del mundo—, me confesó que estaba enamorado del amor y que había sufrido una traición. Sabía de memoria casi todos los boleros que contenía la cinta y su aire de melancolía era contagioso: remitía a desamores y serenatas que podían culminar en la cárcel o en el altar.

El bolero, cuyo ritmo de dos por cuatro, permite que bailes apechugado con tu pareja y provoques celos en algún novio malhumorado; en cambio, no sucede lo mismo con otros ritmos que apelan a los saltos, las acrobacias insólitas y de mal gusto que te alejan de tu compañera de baile. En la cadencia del bolero no es necesario que levantes los pies, puedes ir arrastrándolos al compás de la música y puede suceder que termines arrastrado por la mujer que te acompaña, por supuesto si tienes el talento para decir cosas bonitas a su oído. Si eres más petiso que ella, eso no importa, dependerá de tu capacidad poética y demagógica para convencerla y pararte en la punta de tus pies cada vez que el ritmo te permita.

Como todo ritmo popular, este nació en las barriadas y se lo cantaba en peñas y bares cubanos a mediados del siglo XIX. Se considera a José Vivanco Sánchez (Pepe) como el pionero y sus innumerables cultores la consolidaron, como Chavela Vargas, Javier Solís, Lucho Gatica y el inolvidable cantante boliviano Raúl Show Moreno que formó parte como primera voz de los míticos boleristas mexicanos Los Panchos.

A fines del pasado siglo, otros cantantes lo recompusieron, como Luis Miguel, Armando Manzanero que llegó dos veces a Bolivia, enamorado de una bella cochabambina que le doblaba en tamaño. Así, negrito y menudo, con su aterciopelada voz, cautivaba a la valluna. El problema era que yo también estaba enamorado de la dama y como soy un inútil a la hora de tocar la guitarra, compensaba esa falta con mi repertorio de las letras, ninguna de mis versiones la convenció, ni siquiera las melosas interpretaciones del gran Manzanero. Ambos fuimos traicionados, se casó con un señorito reaccionario que luego la dejó. Dicen que la traición nunca viene de tus enemigos. ¿Será cierto?

El pensador catalán Avishai Margalit escribió un tratado sobre la traición que la define más o menos así: “(…) es transversal a todas las culturas y épocas: implica socavar y debilitar la confianza que sostiene las relaciones que más nos importan. La traición es un concepto ambivalente: el traidor de unos es el héroe de los otros” (Sobre la Traición, 2017).

En tiempos bíblicos, una de las “traiciones” más famosas es la que le indilgan a Judas Iscariote, el intelectual de Jesús, que dicen que le vendió por 30 dinares a la clase dominante de la época y luego, arrepentido de su deslealtad, se ahorcó. Si algo parecido hubiera sucedido en Bolivia, lo más probable es que el traidor estaría pasándola bomba en Miami, custodiado por dos mulatas y echando humo de un Cohiba original en una playa privada. Judas tenía, indudablemente, un alto sentido ético de lo que había cometido, pese a las versiones del testimonio descubierto en el Mar Muerto que dice a su favor que esa entrega o traición era parte del plan para que Jesús se convirtiera en una bandera para continuar la lucha contra el imperio romano. Es decir que la traición también puede ser instrumentada para confundir al enemigo y a los amigos.

En Bolivia, los políticos que brillan en el circo parlamentario, se señalan entre ellos de traición. Opositores y oficialistas develan la podredumbre moral que la lucha por el poder engendra. Tal parece que el expresidente Morales, que tuvo una gestión importante, le cantara a la silla presidencial ese bolero que dice: Tú me acostumbraste a todas esas cosas y tú me enseñaste que son maravillosas… sutil llegaste a mi como una bendición… o ¿perdición?

Édgar Arandia Quiroga es artista y antropólogo.

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