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Soberanía tecnológica

Internet a la boliviana

La capacidad de decidir sobre los recursos tecnológicos que una persona, un gobierno, un colectivo o una empresa usan es central para la posibilidad de mejorar la calidad de vida de los seres humanos y generar riqueza.

Sin embargo, esa toma de decisiones — como cualquier otra— requiere información acerca de las opciones existentes, pero no cualquier información porque una cosa es decidir entre comprar un celular Samsung o un iPhone que elegir entre comprar un software privativo con hardware de licencia que contratar unos desarrolladores de software libre. Para ambas decisiones se requiere información, pero una es menos compleja que la otra y una exige más conocimiento posterior para operarla que la otra.

Por tanto, por el simple hecho de tomar una decisión tecnológica cualquiera no se puede pretender que se están tomando decisiones que dan soberanía tecnológica. No es lo mismo tomar una decisión tecnológica soberanamente o libremente que tomar una decisión de soberanía tecnológica.

En realidad, las preguntas que debemos hacernos acerca de la tecnología es si tenemos acceso al código de programación y es posible que lo cambiemos a nuestro gusto sin intervención de la empresa que lo vende, o si tenemos acceso a los datos que una aplicación o un dispositivo extraen y si es posible cambiar los términos de uso (contrato) que firmamos cuando accedemos a una aplicación, hardware o software. Si alguna de estas preguntas se responde con un No, pues las decisiones que estamos tomando son ilusiones, no promueven la autonomía tecnológica sino, todo lo contrario, incrementan la dependencia tecnológica de empresas que usualmente están en el norte del mundo.

¿A qué viene todo esto? A que el Secretario General de Naciones Unidas ha lanzado ya hace varios meses una invitación abierta a debatir y definir una agenda digital global —que recibe el nombre en inglés de Global Digital Compact— que definiría los temas centrales alrededor de las tecnologías digitales y me parece que el tema de la soberanía tecnológica de los pueblos, los países y las personas como requisito para generar un desarrollo más equitativo, está en el centro del debate.

No podemos debatir las políticas públicas globales acerca de los temas digitales sin preguntarnos a quién le pertenecen esas tecnologías, quién decide sobre ellas y a quiénes benefician.

Si están interesados e interesadas en ser parte de esa conversación global, solo hay que buscar ese nombre en internet e involucrarse, vale la pena hacerlo porque se está debatiendo acerca de algo tan cotidiano y cercano como los celulares que portamos a diario y las preguntas de fondo deberían ser las relacionadas a la soberanía tecnológica.

 Eliana Quiroz es ciberactivista y burócrata. blog: www.internetalaboliviana.word-press.com