Voces

Wednesday 27 Mar 2024 | Actualizado a 22:53 PM

Soluciones a problemas viejos

/ 2 de febrero de 2023 / 01:09

Étienne Lantier es el personaje principal de la novela Germinal de Emile Zola, un maquinista que por abofetear a su jefe se queda sin empleo. Vagando y sin rumbo fijo, llega a Montsou, halla trabajo en una mina de carbón y conoce a la familia Maheu. En todo ese proceso observa y vive las condiciones sociales del poblado, el desdichado Etienne reflexionaba y se planteaba cuestiones: ¿Por qué la miseria de unos? ¿Por qué la riqueza de otros? ¿Por qué aquellos bajo el talón de éstos, sin la esperanza de ocupar alguna vez su sitio?

Etienne no duda en actuar y encabeza una revuelta que exige el no empeoramiento de las condiciones laborales y sociales. Bueno, lo curioso de esta obra es que los personajes están determinados por su genética y por su entorno social, parece que no hay escapatoria, la desgracia es de todos.

Como menciona Thomas Piketty, los novelistas del siglo XIX utilizaban a sus personajes para describir las desigualdades de los ingresos, fortunas y condiciones, ¿por qué?, porque era una manera de criticar a la sociedad con un tema que a todos nos afecta, la desigualdad marcada entre clases.

La novela de Zola al igual que las de Jane Austen, nos llevan a lo profundo de las desigualdades, nos presentan cuadros penosos de la distribución de la riqueza, las consecuencias en la vida de las personas, nos hablan de momentos, lugares y temas a los que las clases altas dan la espalda.

En la actualidad sigue resonando la sensación de injusticia, sin embargo, podemos afirmar al igual que Joseph Stiglitz que la desigualdad no es inevitable, no es resultado inexorable de las leyes de la economía, sino que es consecuencia de políticas y estrategias implementadas. Entonces, ¿políticas distintas lograrán mejores resultados y finalmente menor desigualdad?

La revisión de la historiografía boliviana corrobora escenas penosas de desigualdad, una Bolivia semifeudal hasta antes de la primera mitad del siglo XX y/o un Estado oligárquico en el cual un reducido grupo de personas hacían riqueza a costa de la mayoría de la gente. Esas políticas nos llevaron por esos pasillos, nunca beneficiaron a la mayoría, pero sí funcionaron para unas pocas personas situadas en lo alto o con influencia política.

Al igual que Etienne, podemos pensar y afirmar que la desigualdad es un problema que requiere una acción política, que tal cuestión puede contestarse desde distintas dimensiones, una de ellas son los bonos sociales aplicados en Bolivia, entre ellos el Bono Juana Azurduy, el Bono Juancito Pinto y la Renta Dignidad, cuyos resultados publicados por investigaciones económicas son destacables, por ejemplo, un aumento de la tasa de supervivencia de los niños, disminución de la probabilidad de anemia infantil, incremento de la probabilidad de matriculación escolar y un relativo alivio a la restricción de recursos de los padres o incrementar el conjunto presupuestario de los hogares que cuentan con personas de la tercera edad. Por tanto, son medidas que implican una redistribución del ingreso, reducción de la pobreza y mejora de las condiciones de vida de las personas y nos demuestran que la desigualdad en Bolivia es algo que estratégicamente se está superando y que ante la injusticia es necesario reaccionar. Un modelo económico que no implique beneficiar a las mayorías, no es uno que deba aplicarse.

Josabat Chávez García es economista y politólogo.

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El misterio del crecimiento económico

/ 9 de marzo de 2023 / 02:16

Mientras cursaba el octavo semestre de universidad hace algunos años —no importa el tiempo exacto—, mis compañeros y yo nos habíamos inscrito a una materia que llevaba por nombre “Crecimiento Económico”. Para la primera clase el profesor había preparado una presentación con los aspectos introductorios de la asignatura, él mostraba una a una las láminas de su presentación y destacaba los acontecimientos importantes y aportes teóricos que se habían llevado a cabo. “El crecimiento económico es el ensanchamiento de la capacidad productiva de una economía y para que sea comparable entre países nos interesan las variables por habitante o per cápita”, nos decía.

En efecto, la definición es correcta, pero ¿por qué crecen las economías? ¿Por qué somos más prósperos que la generación pasada o que nuestros tatarabuelos? ¿Por qué Bolivia ha conseguido alcanzar un crecimiento económico tan notable durante los últimos años?

Como Sala-i-Martin escribió, hay tres tipos de respuesta para preguntas como esas: la primera está relacionada con el capital, o sea que los trabajadores están mejor equipados al momento de trabajar, por tanto, la clave es la inversión. La segunda clave es la educación, incrementar las capacidades, fomentar las habilidades y destrezas contribuiría a tener una población más cualificada. La tercera clave está relacionada con el progreso tecnológico —la hipótesis favorita de mi profesor—. Somos más productivos porque la maquinaria utilizada es mejor y nuestros conocimientos son superiores a los que se tenían hace tiempo. Sin embargo, esta última clave cuando se la expresa en términos formales se denomina productividad total de factores, en ella cobran relevancia aspectos institucionales, por ejemplo, la democracia. Dani Rodrik argumenta que esta última es una meta institución, una especie de condición necesaria y pone en evidencia que la del tipo participativa hace posible un crecimiento de mejor calidad.

Ahora bien, Bolivia no siempre ha mostrado unos indicadores económicos como los de ahora, el PIB per cápita en la actualidad es superior al que se mostraba en 1952 o 1985. Hace no mucho, la mayor parte de la población trabajaba en el área rural, ya sea en el rubro de la minería o la agricultura y los niveles de educación eran muy bajos. No se podía imaginar, menos aun tener acceso a muchos de los productos y condiciones que hoy se consideran básicos. A este proceso se le denomina crecimiento económico. La cuestión clave es cómo se ha conseguido alcanzar un crecimiento económico tan importante durante los últimos años. Reformas económicas eficientes habrían coadyuvado a ese proceso de transformación.

Respecto a las reformas y evidencia empírica ( formal), vemos que su implementación y continuidad provocan cambios que se pueden observar en el tiempo, en ese sentido, actualmente se viene impulsando la inversión pública y se va generando las condiciones para que la inversión privada levante vuelo, pilares importantes dentro del modelo económico. En cuanto a la evidencia empírica ( formal), ha quedado demostrado por medio de modelos de crecimiento endógeno y un ejercicio de diferencia en diferencias que, en nuestro país, cambios a nivel educativo han tenido un impacto positivo en el capital humano y, por ende, en el crecimiento económico. En ese sentido, el bono Juancito Pinto, los incentivos a ser un estudiante destacado y una nueva malla curricular juegan un papel importante dentro del proceso y los resultados son más que satisfactorios (los incentivos como un concepto fundamental en economía juegan un papel importante en esta clave del crecimiento). En relación a lo institucional, el sistema político democrático y participativo boliviano se encarga de generar las condiciones para procesar los requerimientos y dirigir las acciones hacia el bien común e impulsar los claves del crecimiento antes mencionadas.

Otros economistas tendrán un punto de vista diferente, pero entre las claves que se enunciaron, la principal e implícita es la abrumadora idea de que las políticas que se eligen son, a la larga, el factor determinante del crecimiento económico. Por todas estas cosas, las interrogantes, la teoría y los hechos constituyen ese misterio económico desconcertante. Recordando a Robert E. Lucas: “Una vez que se empieza a pensar en ellas, resulta difícil pensar en otra cosa”.

Josabat Chávez García es economista y politólogo.

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