El Comite-ismo

En este último tiempo de conflictos políticos, pocas cosas empezamos a tomarlas con más atención como todo lo que tiene que ver con el Comité Cívico de Santa Cruz. Es claro que tomó mayor protagonismo este sector porque existe una ausencia de una oposición política partidaria y el bastión de oposición está ubicado en Santa Cruz, por lo tanto, la evidencia nos muestra que estamos viviendo un tiempo de oposición política concentrada en un movimiento denominado como el comiteísmo.
Añado el denominativo “ismo” porque forma parte sin duda de lo que son los movimientos políticos posmodernos de hoy estructurados a partir de una identidad, y no desde una ideología. Éstos se mueven en torno a símbolos, en este caso como por ejemplo: lo regional, la fe, todo lo anti que sea opuesto al oponente político, y por supuesto no debemos olvidar a la bandera nacional que se la pone en oposición a la wiphala.
Pero también, otra pregunta que se debe resolver al respecto es cómo operan en lo interno para asegurar que su organización pueda arrancar en su funcionamiento, escrutar su caja negra nos permitirá identificar la ausencia o presencia de mecanismos democráticos en su funcionamiento; porque una cosa es la apariencia democrática, y otra es la realidad oligárquica que vemos en el campo corporativo.
Una línea de entrada al respecto, dados los acontecimientos que estuvimos viendo en su proceso de elección (designación) de su máxima autoridad comiteísta, es que en esencia los comités cívicos se estructuran en base a procesos de reorganización de las clases dominantes locales y sus propias formas o lógicas de acción en la disputa política; es decir, la proyección que tuvimos del comiteísmo como un ente que aglutina sectores sociales cruceños debe ser muy parcialmente aceptada. Porque si hablamos de que en esencia son un grupo corporativo cuya principal misión es buscar que la élite local dominante se reproduzca, entonces la simulación electoral solamente alcanza a mencionar los 24 sectores que contienen el comité, pero no todos tienen el mismo peso representativo, es como si vivieran en un Estado pre 1952 donde el voto calificado era el principal determinante.
Esto coincide también con el análisis de cuáles son los mecanismos internos con los que cuentan, considerando fundamentalmente que el mensaje central y último que salió desde el comiteísmo fue la conformación de una candidatura de unidad para enfrentar en 2025 electoralmente al masismo. Traduciendo su idea de unidad: si hay más de un candidato que es del agrado de la élite local dominante, entonces se despliega primero una campaña de presión social contra los otros candidatos para que renuncien, si eso no tiene todo el efecto que se busca, entonces se aplica el estatuto y la norma electoral interna de manera conveniente para inhabilitar y de esa forma quedarse con la unidad deseada desde el inicio.
Varias cosas salieron a la luz de la opinión pública en este último tiempo sobre el comiteísmo, todas las observaciones político democráticas que se les hace pueden ser aprovechadas estratégicamente para que adecuen sus estatutos a los tiempos que vivimos y especialmente a los tiempos sociales complejos con los que Santa Cruz hoy cuenta, de lo contrario el comiteísmo puede terminar ubicado de espaldas a la población.
Marcelo Arequipa Azurduy es politólogo y docente universitario.