Icono del sitio La Razón

En busca de las RIN o las ‘joyas de la abuela’ I

TRIBUNA

El comportamiento de las Reservas Internacionales Netas (RIN), recientemente llamó la atención de analistas y medios de comunicación dado que, al 24 de enero de 2023, registraron una cifra de $us 3.872 millones. Si bien es importante conocer las medidas que el Gobierno debe realizar para mantener estables las reservas y fortalecerlas, también es crucial que los bolivianos sepamos qué fue lo que pasó con las reservas, qué hicieron los gobiernos de turno con estas, ya que las RIN o “joyas de la abuela” no desaparecen por arte de magia.

Esta búsqueda de las “joyas de la abuela” se inicia el 12 noviembre de 2019. Cuando Jeanine Áñez asumía la presidencia, las RIN habían alcanzado, casi dos semanas atrás, un monto de $us 6.830 millones y en un año, disminuyeron a $us 5.251 millones, vale decir, disminuyeron en $us 1.579 millones, descontando el Instrumento de Financiamiento Rápido (IFR), debido a que fue un crédito no aprobado por la Asamblea Legislativa del Fondo Monetario Internacional (FMI), pero, en ese entonces, ningún analista o medio de comunicación consideró importante esta pérdida de las reservas. Ahora nos preguntamos: ¿qué pasó con éstas?

Si bien en 2020 se intensificó la crisis sanitaria causada por la pandemia del COVID-19, el gobierno transitorio no implementó las medidas necesarias para afrontarla, era muy difícil encontrar pruebas rápidas, barbijos y otros insumos médicos, además que tenían precios elevados; tampoco había suficientes camas ni respiradores en las Unidades de Terapia Intensiva (UTI). Aquello sucedió debido a que se adquirieron gases lacrimógenos y otros similares en lugar de priorizar los insumos médicos, y los que fueron adquiridos estuvieron envueltos en hechos de corrupción. El principal autor (Arturo Murillo) ahora se encuentra cumpliendo una condena cercana a los seis años en Estados Unidos, justamente por esta adquisición irregular de gases lacrimógenos.

Por otra parte, la política de subvención a los combustibles continuó durante el gobierno de Áñez, por lo que algunos podrían atribuir erróneamente la disminución de las reservas a las subvenciones. Pero, es importante aclarar que durante el gobierno transitorio el barril de petróleo registró precios bajos, lo cual repercutió en menores costos de importación y subvención de carburantes en comparación con la cotización actual. En ese entendido, si las “joyas de la abuela” no se destinaron ni a la lucha contra la pandemia, ni a la subvención de los combustibles, ¿dónde fueron?

Recordemos que en junio de 2020 se publicó en la Gaceta el Decreto Supremo 4267, que autorizaba la suscripción de un contrato de préstamo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por un monto de $us 450 millones para el financiamiento y ejecución del proyecto “Apoyo a Poblaciones Vulnerables Afectadas por coronavirus”. Pero, a finales de agosto, salieron notas de prensa en las cuales se señalaba que $us 100 millones de estos recursos serían transferidos al sector agropecuario cruceño para “reponer las pérdidas causadas por los bloqueos suscitados en agosto”. El 16 de agosto de 2020, el vicepresidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) de ese entonces, Óscar Justiniano, cuantificó en $us 100 millones las pérdidas por las movilizaciones en el país. En pocas palabras, el gobierno de Áñez planificó una fuerte transferencia de recursos económicos a empresarios cruceños bajo el pretexto de ayudarlos a reponer las “pérdidas” causadas por los bloqueos.

Considerando los aspectos ya señalados, al parecer no es posible conocer el destino de las reservas o en todo caso, es probable que una parte se encuentre en los bolsillos de algunas exautoridades del gobierno de Áñez. Los que saben qué pasó con las RIN y deberían dar una explicación al pueblo boliviano son las exautoridades de aquel gobierno, las que se dedican a dar entrevistas y escribir en redes sociales, criticando el accionar de las actuales autoridades; ojalá dieran señales de dónde están las reservas que se perdieron en 2020.

Pero esto no acaba acá, continuaremos con la búsqueda de las “joyas de la abuela”, pero partiendo de un punto diferente, vamos a remontarnos al 8 de noviembre de 2020, cuando Luis Arce inició su mandato como presidente de Bolivia con un reto complicado, enfrentar las crisis sanitaria, económica y social por las cuales nuestro país atravesaba. En un siguiente artículo analizaremos el accionar del actual Gobierno para ver si allí podemos encontrar las “joyas de la abuela”.

Ángel Surco Chuquimia es economista.