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La A muda

La A amante

16h02. Al final de la tarde debe ser entregada esta A amante ya que nuestro editor de Opinión pidió a los columnistas de LA RAZÓN enviar los textos con mayor anticipación. Y justo esta semana los temas se han puesto resbalosos. Justo esta semana. ¿De qué se puede ocupar esta A apurada por la hora?

Ya sé. Pondremos la mirada en la Gobernación de Santa Cruz. Desde que Luis Fernando Camacho se encuentra en el paceño penal de Chonchocoro, una silla vacía se ha instalado en el centro del debate político. Según la norma, ante la ausencia temporal del Gobernador, asume el Vicegobernador. Sin embargo, se sumaron las interpretaciones calculadoras, se multiplicaron los antojos políticos y flotaron las trabas. Llamó la atención, mientras tanto, que se denuncie una falta de respeto al voto si asume Mario Aguilera cuando él tiene exactamente la misma cantidad de votos que Camacho ya que fueron de la mano a las elecciones. Con este escenario, ¿alguien se preguntó cómo serán los días del vicegobernador Aguilera con este entorno político que lo condenó a un rincón frío, lejos de las confianzas, fuera de la toma de decisiones, excluido de las reuniones clave? Mejor descarto el tema, la tensión corta como cuchillo en Santa Cruz. Para qué buscar problemas…

Mejor hablemos del último escándalo en la Iglesia Católica. Hace poco tiempo, una comisión independiente que investiga los abusos sexuales en instituciones de la Iglesia católica portuguesa reveló que hay 4.815 víctimas como mínimo. Los abusadores son hombres y el 77% de ellos, sacerdotes. Madre santa. Desde los años sesenta que en seminarios, internados, confesionarios, sacristías, casas de párrocos y lugares similares se abusó sexualmente de menores. El promedio de las víctimas es 11,2 años. Una crueldad sin parangón. Resultados de investigaciones con parecidas características se conocieron en Francia, en Chile, en España, en Estados Unidos o Australia. Pero mejor no molestar a los jerarcas de la Iglesia católica boliviana que suficiente tienen con su participación activa en la política nacional y con la pintura que dejó manchadas varias iglesias el Día Internacional de la Mujer, después de que pasaran manifestantes hartas de la desigualdad y la violencia.

Busquemos otro temita menos espinoso. ¿Qué tal el Movimiento Al Socialismo? Después de numerosas señales de división, principales líderes llamaron a la unidad, único escenario para la sobrevivencia de la estructura política más grande y articulada de los últimos años. Pero nada. Sigue la cacería de masistas azul claro o la persecución de masistas azul oscuro. Ni siquiera se debaten ideas. La pelea es por pegas, por poder, por candidaturas. Sillas vuelan, golpes van, descalificaciones vienen. Más de lo mismo: “al piso todos, que vienen los nuestros”. No hay nada nuevo qué decir. Vamos a otro tema.

¿O tocamos la herida profunda de la polarización? ¿Otra vez? Sí, el programa “Unámonos” acaba de hacer pública una encuesta que confirma el daño en nuestras vidas cotidianas que provoca la violencia política. Tres años después del desastre político y social de 2019, el 63% lo recuerda con dolor, con ira, con rabia; un 20% ha cortado lazos con familiares o amigos por causas políticas; un 52% de los bolivianos se interesa en la política pero ha dejado de hablar de ella (o sea que más de la mitad del país está autocensurado); hay una minoría con posiciones radicales pero es nocivamente ruidosa y los medios le dan más micrófono a este segmento que a una mayoría que quiere paz; un 36% evita consumir información que no coincida con su postura política; 31,45% está dispuesto a votar por un candidato que no le convence con tal de no ver ganar a su gran oponente; 33% de los encuestados afirma haber sido tildado, en tono de insulto, de masista o de pitita. Y la cereza: 48% de los bolivianos cree que Bolivia corre el riesgo de dividirse. Esto es no tener una certeza de futuro. Nuestra salud mental está en juego. Caray. Mejor no ir por este tema, nos vamos a amargar masticando y tragando (como canta Shakira) todo lo que hoy nos aleja entre compatriotas.

Ni modo. No hay tema potable para la columna de este domingo. No hay salida para esta A que no entrará en conflicto con Camacho, ni con los camachistas, ni con los masistas, ni con la Iglesia católica, ni con las minorías radicalizadas del país. Sabrá disculpar el editor de Opinión a esta A con las manos vacías.

Claudia Benavente es doctora en ciencias sociales y stronguista.