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Los infortunios de la ‘pichula’

Desde que el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa popularizara el término pichula (Los Vientos), éste se incorporó al léxico corriente de la narrativa para referirse a ese adminículo que, siendo privilegio masculino, puede causar intensa dicha pasajera y cuanta desgracia perpetua, tanto a simples mortales como a celebridades políticas y de las otras. En ese marco, la nomenclatura de presidentes que cayeron víctimas por el uso indebido de ciertas funciones fisiológicas es asombrosamente vasta, pero aquella que relata Sara Horowitz en su reciente libro The Red Widow: the scandal that shook Paris and the woman behind it (La viuda roja, el escándalo que sacudió París y la mujer detrás, 326 páginas, ed. Sourcebooks), sale de la ficción o del simple rumor para inscribirse en conocido hecho histórico. No obstante que el citado escándalo fue ampliamente publicitado en Francia, en la época del suceso (16 de febrero de 1899) no se conocía con prolijo detalle la vida de Marguerite Steinhell, la dama fatal que en aquel fatídico día provocó el deceso súbito del presidente francés Félix Faure (1895-1899), noticia que un periódico irreverente tituló como Una muerte feliz. Ocurre que Marguerite, como lo hacía a menudo, entró sigilosamente a la alcoba presidencial en el Palacio del Eliseo, pero esa vez no pudo salir tan discretamente porque, ante sus gritos histéricos, los edecanes irrumpieron raudamente y se encontraron con un cuadro macabro: Su Excelencia yacía inerme sujetando en su puño cerrado los cabellos de su amante aún acurrucada entre sus piernas. Había sucumbido a la par del goce de su último orgasmo.

Más afortunado fue Francois Hollande (2012-2017), quien acostumbraba abandonar el lecho nupcial a medianoche, cubría su cabeza con un casco y montaba su motocicleta para visitar furtivamente a la actriz Julie Gayet, que habitaba cerca del palacio, hasta que un paparazzi reveló su secreto en la revista Closer. Hoy, la romántica pareja está felizmente casada.

Entre la casta real, evidentemente el campeón olímpico en los deportes de recámara es el rey emérito Juan Carlos de Borbón (1975-2014), que mezcló sus turbios negociados entre las sábanas de la aristócrata alemana Corinna Larsen, quien como testigo eficaz frente a los estrados judiciales precipitó la caída y posterior exilio del impúdico monarca.

Más prosaico en calmar sus urgencias fue el príncipe Andrew (62) que, abandonando su inglesa flema, participó en orgías dionisiacas con menores de edad, preparadas en el Caribe por su millonario amigo Jeffrey Epsteín durante 2019, originando su expulsión de la Casa Real británica.

Sin embargo, cruzando el Atlántico, en Estados Unidos, la pichula, inquieto colgandejo, también causó problemas a Bill Clinton (1993-2001), que ante la evidencia de su entronque con Monica Lewinsky en el Salón Oval de la Casa Blanca, declaró ufanamente “oral sex is no sex”.

Nuestra América criolla no está exenta de esos pecados mortales, ni siquiera dentro los eclesiásticos hábitos del cura-presidente Fernando Lugo (2008-2012), que reveló la copiosa fertilidad que escondía bajo sus sotanas, al dejar el territorio paraguayo sembrado de jóvenes madres solteras junto a vástagos fruto de sus indulgencias episcopales.

Y, en Nicaragua, ”tierra de poetas y analfabetas”, el dictador Daniel Ortega (78), padrastro ultra-cariñoso, abusó de Zoila América, su gentil entenada cuya madre Rosario Murillo no la defendió, trocando su lealtad materna por la Vicepresidencia de la República (2017-…)

Otros arreglos negociados fueron concluidos cuando Donald Trump (2017-2021) tuvo que enfrentar múltiples pleitos judiciales entablados por sus numerosas parejas ocasionales, aunque todas ellas ejercieron sus sulfurosas tareas antes que el empresario asuma el mando, siendo Stormy Daniels la más bulliciosa de la manada.

La nómina suma y sigue. Entretanto, ¿se podría endosar el apotegma acuñado por Henry Kissinger (99) de que “el mejor afrodisíaco es el poder”?

Carlos Antonio Carrasco es doctor en Ciencias Políticas y miembro de la Academia de Ciencias de Ultramar de Francia.