Voces

Thursday 23 Mar 2023 | Actualizado a 07:34 AM

‘Cuento q’epis’

/ 19 de marzo de 2023 / 00:33

La práctica de llevar y traer intrigas es una muy antigua forma de generar enemistades personales y hasta guerras que destruyen la tranquilidad y la construcción de procesos políticos entre los países. Esta perversa forma de destrucción de la confianza entre las personas recibe dentro de nuestro lenguaje popular, diversos nombres: cuento q’epi, “lleva y trae”, “cuentete” y demás palabras, todas ellas sin duda destinadas a señalar esa práctica profundamente aborrecida. Qué cosa más infame es esa de llevar de un lado a otro noticias a medias o directamente mentiras destinadas a enemistar a la gente.

La o el que “lleva y trae” tiene la clara intención morbosa de disfrutar de las consecuencias de sus acciones, les produce placer y beneficios prácticos, tanto personales como también de grupo.

Nuestro proceso de cambios revolucionarios está sufriendo ataques de cuento q’epis, que tienen la clara intención de envenenar las relaciones dentro del Gobierno, dentro de las organizaciones sociales, y dentro del instrumento MAS-IPSP. Pero además de llevar y traer intrigas —no solo dentro— sino también entre estas instancias de participación política, rompiendo las comunicaciones que son imprescindibles para la coordinación de la profundización del proceso de cambios y la defensa de la democracia, que continúan siendo amenazados.

Creo que tenemos que parar un rato, respirar y reflexionar. Ciertamente tenemos diferentes puntos de vista sobre cómo debe ir el proceso y eso es una riqueza en vez de un problema, en nuestro proceso de cambios no existe el pensamiento único, al contrario, tenemos que recoger las diferentes opiniones y modos de hacer gobierno, gestión y propuestas.

No estamos en el mejor momento en el ejercicio del Gobierno y tenemos diferentes problemas que están desafiando la capacidad, la creatividad y la firmeza de no alejarnos del objetivo principal, que es construir el “vivir bien” de hombres y mujeres del pueblo boliviano. Sin embargo, también la experiencia de estos años debe mantenernos atentas a estas formas solapadas de perforar los caminos de construcción del país que queremos para nosotras y nuestras hijas e hijos. Por eso es que me parece necesaria la denuncia de estos grupitos que calientan el oído a nuestras autoridades. Pero por otro lado, necesitamos que nuestras autoridades no caigan presas de sus propios complejos e inseguridades que todas y todos los tenemos, pues somos humanidad.

Son esos rasgos de templanza que nos van a mostrar la calidad y la capacidad de conducir tanto el Gobierno como el instrumento político MASIPSP; entretanto, quienes somos parte de las organizaciones sociales dejaremos —si es que lo estuvieran haciendo— de hacer cuerpo con la barra brava de un lado o de otro, esto no es fútbol, no es una pelota la que está en juego, son vidas y el futuro de nuestro país. Necesitamos compañeras y compañeros que pensando diferente sean lo suficientemente maduros para neutralizar a estos cuento q’epis y recoger lo mejor de unos y de otros.

Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria.

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Entre machos

/ 5 de marzo de 2023 / 03:06

Los hermanos y compañeros Evo, Lucho y David merecen nuestro respeto y afecto por aportar al proceso de cambios revolucionarios que el pueblo boliviano, a través de las luchas de sus organizaciones sociales, logró posicionarnos en la historia de nuestro país.

Ganar las elecciones, después de un golpe cruento, fue una dolorosa victoria que nos abrió la posibilidad de continuar en el Gobierno a través del hermano Lucho. Sin duda, Lucho recibió el Gobierno como una papa caliente. Evo es y sigue siendo el símbolo querido del proceso y sus méritos nadie los discute. Estar en el Gobierno es, principalmente, administrar el Estado que, aunque se llame plurinacional y comunitario, en realidad no lo es todavía; el Estado boliviano continúa siendo capitalista, colonialista, machista, que recibe aún el yugo imperialista de Estados Unidos y de las transnacionales del capitalismo.

No es ninguna novedad que cuando se administra el Gobierno surjan diferentes puntos de vista, muchas veces contradictorios. Ahí es importante la capacidad de argumento, la calidad de las propuestas y la proyección visionaria de las miradas. Por lo tanto, la crítica mía no es a la contingencia de posibles choques entre puntos de vista, pues no son angelitos quienes están en los asuntos que hacen al Gobierno, son humanos y son compañeros y compañeras. Lo que quiero visibilizar es que no cambia el machismo en las metodologías, las discusiones, críticas y sobre todo en las decisiones. Siguen siendo asuntos de un grupito de machos, es decir, un grupo de compañeros hombres que no salen de su visión machista donde las mujeres no cuentan, las mujeres son apoyadoras de ellos. Eso es lo que no cambia a pesar del proceso de cambio.

Por otro lado, tenemos nuestras más grandes organizaciones sociales de mujeres que —en lo que se refiere a su dirigencia— siguen ese juego machista, de ser las apoyadoras de uno o de otro, papel muy ingrato para las luchas de las mujeres en nuestras comunidades. Necesitamos defender nuestros puntos de vista, pero para eso tenemos que tener nuestro punto de vista y no tener los ojos cerrados y mirando solo por los ojos de nuestros hermanos y compañeros.

Somos las organizaciones de mujeres que tendríamos que estar reconduciendo el proceso, sacarnos de las peleas intestinas que no son de propuestas, que no son sobre temas profundos que hacen al “vivir bien”. Por ejemplo, no se discute sobre las fortunas que hoy la banca privada acumula a costa del proceso de cambio, o el gran envenenamiento que hacen nuestros hermanos cooperativistas mineros que dicen ser indígenas, pero son colonialistas, extractivistas y envenenadores de nuestra Madre Tierra, y nadie les pone en su lugar. En Santa Cruz, las wawas se están muriendo por falta de dinero y se pelotean entre gobernación y ministerio, cuando los ministros podían hacer, aunque sea “vaquita”, para salvar las vidas de nuestras wawas. Las peleas entre “los líderes” no parecen ser sobre problemas que tienen que ver con el rumbo político ideológico de nuestro proceso revolucionario, no nos muestra el camino para acabar con todas las opresiones.

Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria.

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Las sotanas arden

/ 19 de febrero de 2023 / 00:24

La Iglesia Católica, tanto nacional como internacionalmente, dejó de ser referente y un lugar de confianza, no solo por los crímenes de pedofilia y abuso sexual, comprobados, sino también por la complicidad del Vaticano con el capitalismo neoliberal y los gobiernos que lo implementaron. No es una novedad que la curia romana esté comprometida con genocidios, torturas y masacres. Nuestros territorios tienen prueba de ello desde 1492, pero en medio de tanta doble moral, siempre contamos con las “queridas ovejas negras”, aquellos sacerdotes y monjas que defendían al pueblo y de quienes podíamos esperar compasión, hermandad y protección, es por estos católicos y católicas que la Iglesia gozó de cierta credibilidad histórica.

Hoy en día no tenemos a nadie en quien confiar (habrá excepciones, no sé), mucho más cuando les vimos bendecir a los golpistas y azuzar a sus feligreses con la mentira del fraude e impulsar la caza de brujas con una jauría desatada en violencias contra hermanas y hermanos del proceso de cambio, dizque por derecho a la protesta. ¡Inquisidores! Eso es lo que son, inquisidores, torturadores y asesinos sueltos y con permiso de matar.

Las caras de los curas, ante la convocatoria a declarar como testigos por el golpe de 2019, nos confirman lo impunes y torpes manipuladores que son. Las y los golpistas creyeron que les bastaba con hablar más fuerte, torturar y disparar para convencernos qué de su gran mentira racista.

Las sotanas no son más un lugar para escondernos del peligro, porque hoy esas sotanas arden de hipocresía, cinismo, racismo, angurria de poder y colonialismo —el clero nacional está supeditado a los eurocéntricos—. Curas mojigatos que gritan y vociferan ante los y las humildes. Me parece excelente que estos abusivos entren a declarar y paguen por sus complicidades. El ala derechista de la Iglesia Católica, que es mayoritaria, maneja mucho dinero, a través del financiamiento internacional, por ejemplo la fundación Jubileo y ONG ocupadas principalmente de la educación, que pretenden manipular las experiencias espirituales.

Es justo saber, entender y respetar el carácter humano de quienes forman parte de las iglesias, no son semidioses ayudantes de su jefe, la espiritualidad no es religión de dioses. El carácter humano nos hace hermanas y hermanos y no hay jerarquía que valga, eso no tiene que olvidarse. Parte del imaginario conservador del neoliberalismo es, por un lado, haber sacralizado a estos señores y los convirtieron en supuestos santos intocables. Por otro lado, haber multiplicado las agencias y los agentes religiosos. En medio de la desesperación de las medidas económicas neoliberales, quedaron presas —especialmente mujeres— de una teología de la prosperidad, donde quien tiene éxito económico capitalista es porque es santo y bendecido, escondiendo la superexplotación neoliberal. Esta teología del dios dinero o teología de la prosperidad, en Bolivia, también tuvo el fuerte componente racista, por las características de la revolución popular y el proceso de cambios, por eso tanta saña y por eso tienen que declarar y pagar sus delitos si son culpables.

Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria.

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Educación para la libertad

/ 5 de febrero de 2023 / 00:36

La educación es una palabra que tiene múltiples significados en las vidas de la humanidad, algunos tienen que ver con el control que el sistema dominante pretende implantar. La burguesía, desde 1879, se preocupó por crear un sistema propio de educación, que tiene los objetivos de consolidar a la propiedad privada, el usufructo sin límites, la doble moral, la sumisión al poder burgués, entre otros. Por otro lado, los diferentes pueblos de la humanidad tenían también sus propios sistemas educativos, creados mucho antes de que la burguesía existiera. Los pueblos andinos y amazónicos del continente son parte de esa experiencia valiosa que recorre la historia de la humanidad.

Cuáles saberes, cuáles conocimientos se deben pasar a las niñas y niños, para poner cimientos en el camino de su curiosidad y creatividad; son preguntas fundamentales. Qué es lo que aprendimos de la vida y en la vida, será importante compartir con quienes vienen creciendo y estrenando sus vidas. Por supuesto que tenemos que compartir las metodologías de la autocrítica y la reparación de los errores, que es otro cimiento fundamental para crear valores que apunten a una ética comunitaria, que nos permite cuidarnos entre sí.

El título de esta columna, Educación para la libertad, es inspirado en el nombre de un libro de Paulo Freire, el pedagogo brasileño que se concentró en la alfabetización del pueblo, esa praxis liberadora de aprender a leer y escribir la historia. Hoy tendríamos que además alfabetizarnos en usar el internet y descubrir todas las manipulaciones y mentiras de las redes y medios de comunicación, como una práctica contemporánea de ejercer la libertad.

El gran pedagogo aymara Avelino Siñani recogió la metodología aymara de una educación que no se encierra en las aulas y está profundamente ligada al sustento de la vida en los diferentes territorios. Por eso es que la ley de la educación del Estado Plurinacional lleva su nombre. Quiero referirme, en esta ocasión, especialmente a los reclamos sobre la nueva currícula y los ataques a las grandes luchas reivindicativas de las mujeres. Ataques a los derechos de conocer nuestro cuerpo de una manera científica y sin prejuicios moralistas y religiosos. Conocer nuestros cuerpos para que descubramos nuestra sexualidad y podamos defendernos del abuso, de la pedofilia, de las manipulaciones sexuales y afectivas. Cuyo desconocimiento o información sesgada es la que se ha manejado hasta ahora y han servido como base para el abuso y violencia hacia las mujeres. Por eso el título de educación para ser libres, la información planteada en una educación sexual integral, lejos de las visiones que se empeñan encasillar los cuerpos en el binarismo del género: o género femenino o género masculino.

Es vital para niñas y niños la información para crecer libres de prejuicios que les hagan sufrir, que crezcan en los valores de la comunidad y la responsabilidad con sus vidas y la vida de las y los demás. En el valor del diálogo para la resolución de los problemas, muy lejos de la violencia asesina. Por eso defendemos la nueva currícula, porque encarna estos valores fruto de la discusión y lucha del pueblo boliviano especialmente de las mujeres. ¡Jallalla proceso de cambios!

Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria.

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Fascistas.com.bo

/ 22 de enero de 2023 / 02:06

La impunidad implica una conducta en gran parte consolidada, y para quien más o menos se consolida como impune será un camino recorrido en el tiempo, con complicidad de una sociedad que le permitió ser impune y que al día de hoy él/ella ya no tenga la mínima vergüenza de sus actos.

Como pueblo de Bolivia podemos leer en nuestra historia cómo hay familias con largo recorrido de impunidad, pero respecto a la actualidad y los problemas de impunidad que lastiman la dignidad y la salud mental, quiero recordar que hay una acumulación de impunidades no reflexionadas, quisiera señalar un punto de inflexión, es decir, un antes y un después de la campaña para el referéndum de 2016.

Fue ahí, en esa campaña, que la impunidad —esa jamás vista— se instauró en Bolivia gracias a las redes sociales y gracias a un pueblo que generó una opinión pública racista, purista y moralista, o mejor dicho de doble moral. Sociedad misógina que evidenció una gran falta de formación política. Fueron los y las propias masistas que dieron un paso atrás y no se tuvo una victoria contundente de dar permiso al Evo para que candidatee. Fue la población, mayoritariamente, que quiso creer las mentiras de las redes sociales y el internet. Fue el chisme, decorado con racismo, clasismo y misoginia. No solo de los derechistas, también de los masistas. Nosotras, desde el Feminismo Comunitario de Abya Yala, permanentemente estuvimos poniendo espejos a nuestro pueblo para que reflexionara. Pero poco pudimos hacer.

Con el gobierno de los hermanos Lucho y David también se cometió un gravísimo error, dejar pasar. ¿Dejar pasar esperando qué? ¿Que reflexionen, que cambien?… Naranjas, más bien se hicieron más impunes con el voto de los y las impunes. Es un proceso acumulativo que consolida más al impune y a la impune, en su impunidad. Eso es lo que estamos viviendo, para experiencia histórica de nuestro pueblo. Ni un paso atrás hermanos y hermanas. No es por malos y vengativas, nada que ver. Es por dignidad, por respeto y por no ser cómplices de delitos, que todas y todos los sufrimos.

La ley del embudo es el proceder de ellos, para ellos; angosto para nosotras, ancho para ellos. No nos debe extrañar, ya no tienen vergüenza, ya no dudan, pegan a las y los periodistas que no les gusta lo que dicen y así a cualquiera que diga lo que no quieren escuchar. Por eso deben estar en la cárcel, por eso deben tener juicios públicos y exponer los delitos que cometieron. Pero ahí tenemos un grave problema, los fiscales y jueces son unos reverendos chacras e incapaces, solo sirven para joder al pueblo y vender al mejor postor el reclamo de justicia. Empezando por el Ministro de Justicia son Enredoncios, por decir poco. Es el tiempo de contundencia en la justicia y si no se tiene el coraje de hacerlo, pues deben dar un paso al costado, que las organizaciones sociales sabemos qué es lo que queremos. Esperamos de nuestro gobierno que repare el error de haber dejado a los y las golpistas, pasearse tranquilos y hasta candidatear y ganar elecciones, consolidando en sus espíritus la impunidad. Quien no actúa es cómplice. Basta de medios de comunicación y redes sociales que mienten y difunden impunidad, hay que cerrar los sitios de fascistas.com.bo que son muchos y de lo más variados.

Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria.

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Prisioneros de sí mismos

/ 8 de enero de 2023 / 00:53

Sin duda que hablar con quien no quiere escuchar es imposible, eso es lo que cada día vemos a través de los medios de comunicación y en las redes, preocupa mucho la salud mental de este sector de la población boliviana que es objeto de los barrotes carcelarios, que a sí mismo se impuso.

Estamos asistiendo a una especie de efecto zombi que actúa en la humanidad de hombres y mujeres presos de sus propias decisiones y elecciones, me refiero a quienes se hicieron cómplices del golpe de 2019, que desarrollaron y desarrollan hasta la fecha comportamientos repetitivos que no tienen ningún tipo de coherencia. Repiten sin sentido unas narrativas que bloquean su comunicación, con frases incapaces de sostener una discusión de poquísimos minutos. Es que la desesperación que manifiestan les rebasa a todas luces, se retuercen muchas veces en muecas angustiadas, otras tantas explotan en gesticulaciones exacerbadas por el odio racista que desfigura sus rostros. Todo este comportamiento es el resultado, son los efectos de ver que no es posible la impunidad. Que el dolor, la violencia y el daño infligido a otras personas se paga, se rinde cuentas. Que no hay privilegios y que no sirve hacerse las víctimas, cuando con tanta alevosía —apoyados por las armas— se pavonearon y burlaron del dolor y la vulnerabilidad de un pueblo que había ganado las elecciones en octubre de 2019.

Les ha desesperado tanto el proceso emprendido por el pueblo boliviano, al grado de perder la noción de la realidad y no ver el grosor de sus barrotes. Es que desde que el proceso de cambios que se abrió caminos de esperanzas en nuestro territorio de Bolivia se fue consolidando poco a poco, quienes cómodamente heredaron privilegios e impunidades de pronto tuvieron que empezar a dar explicaciones y rendir cuentas de sus formas de pensar y actuar. ¡He ahí el problema! Confrontarse con la realidad, es que los grupos dominantes no entienden que el mundo cambia por la lucha de los pueblos y que estos son tiempos que ya no soplan a favor de las y los abusivos opresores y explotadores.

Camacho, ya antes de Chonchocoro, estaba preso y encarcelado por su propio racismo y fascismo. El odio y la prepotencia encierran a las personas y las limitan en su percepción de la realidad. Lo preocupante es que sus seguidores y cómplices se tiran cada día contra sus barrotes y en esa desesperación, lastiman, destruyen a quienes tienen otra percepción de la realidad. En vez de mirarse al espejo, en vez de reconocerse como personas que se equivocaron, prefieren hacer añicos todos los espejos que les rodean. Por eso tanto ataque a la Policía, porque “los motines” son su espejo. La recuperación de la democracia hoy nos permite ordenar a la Policía —aunque no quieran— a cumplir con su deber y no amotinarse. Por eso les sacan la mugre a los verde olivo, pues les desespera que —sus excompinches— hoy deban estar al frente, mostrándoles lo fachos y violentos que son.

Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria.

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