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‘Cuento q’epis’

CON LA PUNTA DE LA AGUJA1

La práctica de llevar y traer intrigas es una muy antigua forma de generar enemistades personales y hasta guerras que destruyen la tranquilidad y la construcción de procesos políticos entre los países. Esta perversa forma de destrucción de la confianza entre las personas recibe dentro de nuestro lenguaje popular, diversos nombres: cuento q’epi, “lleva y trae”, “cuentete” y demás palabras, todas ellas sin duda destinadas a señalar esa práctica profundamente aborrecida. Qué cosa más infame es esa de llevar de un lado a otro noticias a medias o directamente mentiras destinadas a enemistar a la gente.

La o el que “lleva y trae” tiene la clara intención morbosa de disfrutar de las consecuencias de sus acciones, les produce placer y beneficios prácticos, tanto personales como también de grupo.

Nuestro proceso de cambios revolucionarios está sufriendo ataques de cuento q’epis, que tienen la clara intención de envenenar las relaciones dentro del Gobierno, dentro de las organizaciones sociales, y dentro del instrumento MAS-IPSP. Pero además de llevar y traer intrigas —no solo dentro— sino también entre estas instancias de participación política, rompiendo las comunicaciones que son imprescindibles para la coordinación de la profundización del proceso de cambios y la defensa de la democracia, que continúan siendo amenazados.

Creo que tenemos que parar un rato, respirar y reflexionar. Ciertamente tenemos diferentes puntos de vista sobre cómo debe ir el proceso y eso es una riqueza en vez de un problema, en nuestro proceso de cambios no existe el pensamiento único, al contrario, tenemos que recoger las diferentes opiniones y modos de hacer gobierno, gestión y propuestas.

No estamos en el mejor momento en el ejercicio del Gobierno y tenemos diferentes problemas que están desafiando la capacidad, la creatividad y la firmeza de no alejarnos del objetivo principal, que es construir el “vivir bien” de hombres y mujeres del pueblo boliviano. Sin embargo, también la experiencia de estos años debe mantenernos atentas a estas formas solapadas de perforar los caminos de construcción del país que queremos para nosotras y nuestras hijas e hijos. Por eso es que me parece necesaria la denuncia de estos grupitos que calientan el oído a nuestras autoridades. Pero por otro lado, necesitamos que nuestras autoridades no caigan presas de sus propios complejos e inseguridades que todas y todos los tenemos, pues somos humanidad.

Son esos rasgos de templanza que nos van a mostrar la calidad y la capacidad de conducir tanto el Gobierno como el instrumento político MASIPSP; entretanto, quienes somos parte de las organizaciones sociales dejaremos —si es que lo estuvieran haciendo— de hacer cuerpo con la barra brava de un lado o de otro, esto no es fútbol, no es una pelota la que está en juego, son vidas y el futuro de nuestro país. Necesitamos compañeras y compañeros que pensando diferente sean lo suficientemente maduros para neutralizar a estos cuento q’epis y recoger lo mejor de unos y de otros.

Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria.