Ola especulativa
En tiempos de crisis, inestabilidad e incertidumbre política, económica y social, una manera de resguardar el valor de los ingresos es la compra de moneda extranjera, debido a que se entiende que es una forma de minimizar la pérdida del valor adquisitivo de la moneda nacional en términos reales ante expectativas del incremento de los precios, situación que puede derivar en el aumento de demanda de dólares y la consecuente devaluación del tipo de cambio.
En la actualidad, existe una sobredemanda innecesaria de la moneda norteamericana en un contexto de estabilidad económica, contradicción que solamente puede responder a una ola especulativa, generada por agentes ajenos al mercado de divisas, efecto que es transitorio al no existir crisis alguna en nuestro país.
La economía boliviana tiene un alto grado de bolivianización, razón por la cual las transacciones habituales se las efectúa en moneda nacional, entre otras, compras en mercados, supermercados, consumo en restaurantes, pago de servicios básicos, transporte que utilizamos diariamente, compras en la tienda de barrio, obligaciones crediticias (que en un 99% están en bolivianos), aspectos por los cuales no existe un motivo transacción para la adquisición de moneda extranjera.
En diferentes empresas o negocios que ofertan bienes y/o servicios, los pagos son en bolivianos, los mismos aceptan la moneda extranjera solamente en casos extremos, pagando por ella mucho menos que la banda en la cual se encuentra el dólar (Bs 6,86 y 6,96), razón por la cual pagar con moneda extranjera aumenta el costo de la compra efectuada.
Con relación a los ahorros, las tasas de interés pasivas son más atractivas en bolivianos, contrariamente a las establecidas para moneda extranjera que adicionalmente tienen un Impuesto a las Transacciones Financieras por las operaciones bancarias efectuadas con dicha moneda, motivos por los cuales resulta menos atractivo el ahorro en moneda extranjera.
Es altamente probable que las personas que, en su afán de contar con la divisa norteamericana como motivo previsión, arrastradas por la especulación, pierdan un porcentaje de sus recursos producto de la compra de dólares a niveles superiores a los establecidos y en los próximos días tengan que venderlos a precios menores que se encuentran en la banda de la divisa norteamericana, viendo de esta manera reducirse sus recursos.
Las personas mayores que vivieron los procesos de hiperinflación de los años 80, pueden tener cierto nivel de preocupación y por ello procuren comprar dólares para contrarrestar los efectos de la supuesta devaluación del tipo de cambio, pero afortunadamente es otro el contexto en el que vivimos, por lo que no es comparable a dicha coyuntura que fue generada por la deuda externa y el “tsunami” para la economía boliviana. Para las nuevas generaciones, que asumen como normal la estabilidad económica, no es habitual la compra o venta de dólares como motivo de previsión y tampoco la utilización en sus transacciones cotidianas, por lo que no es precisamente un segmento que esté demandando dólares.
La especulación del tipo de cambio es un proceso temporal, mas no definitivo, que en este caso se produce por la difusión de información distorsionada que genera expectativas negativas e incertidumbre en la población, a través de mensajes en diversos espacios de comunicación; no obstante, los mismos son pasibles a la aplicación de la normativa que prevé como delito financiero la difusión de información financiera falsa, situación que es sancionada.
Estos procesos de especulación e incertidumbre ya fueron observados en meses pasados, por manifestaciones regionales que ocasionaron que en algunos centros de venta de gasolina y diésel se vieran largas colas y precios superiores en mercados paralelos, con personas que acumularon combustible con la idea de revenderlo a precios más altos a los establecidos, aspecto que fue frustrado porque con el paso de los días la situación se fue normalizando.
Es muy probable que en los próximos días la situación de especulación con relación al dólar se revierta con la consecuente pérdida de recursos para la población que se está dejando llevar por la ola especulativa por la presunta devaluación del tipo de cambio, aspecto que está generando una sobredemanda innecesaria de dólares.
Gustavo Gómez es economista.