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Posturas y posicionamientos

KAMCHATKA

Una verdad de Perogrullo es que vivimos en una sociedad alta y constantemente politizada. A pesar de ello, no se puede negar que los últimos meses hemos asistido a una escalada en los niveles de politización —en clave de precoz electoralización— sobre todo dentro de los marcos donde se juega la política formalmente constituida, es decir, dentro de nuestro debilitado sistema de organizaciones políticas.

Si pensamos que la crisis de representación política se constituye, al día de hoy, un constante desafío acumulado que enfrenta nuestra escena política y a ello se le añaden algunos elementos relacionados con las características de las prácticas políticas en la actualidad (tribalización, identidad, polarización, desinformación, entre otros), nos encontramos ante una atmósfera altamente complejizada que acumula desafíos por sortear antes que condiciones para promover/facilitar la práctica democrática en sí misma.

Se sabe que los momentos electorales se constituyen en puntos altos para el ejercicio y la evaluación de la política y la democracia en sí misma y si bien estamos atravesando un periodo relativamente continuo y calmo de ejercicio y gestión pública para todas las autoridades electas en las últimas elecciones, también es cierto que los sucesos políticos que están emergiendo en mayor cantidad e intensidad en la agenda mediática van delineando una ruta que, al día de hoy, claramente buscan resolución proceso eleccionario mediante. O, por decir lo menos, apuntan a ser insumos de acumulación rumbo a la siguiente contienda electoral, la de nuestro bicentenario.

Como ha venido ocurriendo en los últimos años, la batuta de la temperatura electoral se mantiene en manos del MAS y del líder de ese partido, dejando en segunda línea el accionar e intencionalidad que se acumula dentro de las diversas oposiciones al partido de gobierno. En ese entendido, hechos concretos terminan de disipar algunas dudas en torno a los objetivos y posicionamientos, no solo dentro del masismo sino también en el campo de las oposiciones partidarias. Esto deviene en un precoz acomodo en las distintas veredas que están empezando la pugna para contar con una opción en la boleta electoral nacional del 2025, con la importante novedad de la confrontación interna que atraviesa el MAS.

Una reciente encuesta realizada por el proyecto Unámonos, da cuenta de que una de las nuevas realidades políticas sobre las cuales se va a desarrollar la disputa electoral venidera es un escenario en el que prevalece la polarización política que ha llegado para amenazar toda convivencia y diálogo social posibles, lo cual es corroborado por el dato de que el 51,9% de los encuestados en ese estudio escoge callar su opinión política como autodefensa ante las consecuencias disgregadoras que está llegando a tener el desacuerdo político. Este breve repaso de características de nuestra política refleja que no son los mejores tiempos globales, económicos, políticos, sociales ni mucho menos relacionales/ comunicacionales dentro del espacio público para hablar/hacer política.

Pero, quién sabe —y precisamente por ello— estamos ante los tiempos más adecuados (cuando no urgentes) para la toma y manifestación de postura y posicionamiento por la suma de voluntades y prácticas que apuesten por mantener lo suficientemente fortalecidos nuestros recovecos democráticos en aras de buscar, cuando menos, asistir a nuestra cita con el voto más claros, decididos y propositivos y menos confundidos, rabiosos y contaminados.

Verónica Rocha Fuentes es comunicadora. Twitter: @verokamchatka.