Hasta ahora, la Primera Enmienda solo ha jugado un papel pequeño en el debate sobre la prohibición de TikTok. Esto puede cambiar. Si el Gobierno de los Estados Unidos trata de cerrar esta importante plataforma de comunicaciones, la Primera Enmienda ciertamente tendrá algo que decir al respecto.

Quizás la razón por la que los derechos de la Primera Enmienda no han recibido más atención en este debate es que TikTok es una subsidiaria de ByteDance, una corporación china que no tiene derechos constitucionales de libertad de expresión para hacer valer. Pero si dejamos de lado la cuestión de los derechos de TikTok, los usuarios de la plataforma incluyen a más de 150 millones de estadounidenses, como testificó el jueves el director ejecutivo de TikTok en una polémica audiencia en el Congreso. Los usuarios estadounidenses de Tik- Tok ejercen indiscutiblemente los derechos de la Primera Enmienda cuando publican y consumen contenido en la plataforma.

No hay duda de que la acción del Gobierno cuyo efecto sería impedir que los estadounidenses usen una plataforma de comunicaciones extranjera implicaría la Primera Enmienda. Eso es exactamente lo que dictaminó un tribunal federal hace dos años cuando bloqueó el intento del presidente Donald Trump de prohibir WeChat, la aplicación de mensajería china.

Por supuesto, decir que prohibir TikTok implicaría la Primera Enmienda no es decir que la violaría. Pero una prohibición tendría que satisfacer el escrutinio de la Primera Enmienda para sobrevivir a un desafío constitucional.

De hecho, existe un fuerte argumento de que el Gobierno tendría que cumplir con la forma más estricta de revisión de la Primera Enmienda porque la prohibición operaría como una restricción previa al discurso de los posibles usuarios de TikTok. Como mínimo, el Gobierno tendría que demostrar que la prohibición está sustancialmente relacionada con importantes intereses gubernamentales.

Los principales intereses que el Gobierno ha invocado implican proteger los datos de los estadounidenses y privar al Gobierno chino de una herramienta que podría usarse para difundir desinformación. Nada de este análisis cambia simplemente porque el Gobierno dice que está actuando por razones de seguridad nacional. La Corte Suprema y los tribunales inferiores han sostenido repetidamente que la mera invocación de la seguridad nacional es insuficiente para justificar la supresión de los derechos de la Primera Enmienda. Tal vez haya contextos en los que la prohibición de una plataforma de redes sociales podría reconciliarse con los valores democráticos. Es concebible que el Gobierno de EEUU finalmente pueda establecer la necesidad de prohibir TikTok, incluso si aún no lo ha hecho. Pero la Primera Enmienda requeriría que el Gobierno lleve una pesada carga de justificación. Esta es una característica importante de nuestro sistema y no un error.

Jameel Jaffer es columnista de The New York Times.