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Pescadores en río revuelto

ORDEN CAÓTICO

La Reserva Federal de EEUU (FED) ha subido su tasa de interés hasta el 5% en pasados días, con la intención de combatir la inflación en ese país, que se sitúa en 6% a 12 meses, según el último dato disponible.

Durante años —desde 2020 hasta abril de 2022—, la tasa de la FED ha estado cercana a cero. El dinero barato se tradujo primero en una inflación significativa de los activos financieros, incluyendo las criptomonedas. A eso se sumaron los trillones de dólares que el Gobierno estadounidense gastó en cheques directos a las familias trabajadoras, con el propósito de reactivar la economía luego de la pandemia.

La inflación de precios sucedió a la inflación de activos y hoy la subida de tasas de interés apunta a reducir la inflación al proyectado 2% anual para esta gestión. El incremento de tasas encarece el crédito y, básicamente, es un problema para los deudores a la hora de devolver sus cuotas.

Pero cabe la pregunta: ¿todo el dinero que se puso en circulación desde 2020 hasta abril de 2022… dónde se fue? Entre muchos otros sitios, quiero destacar como destino del dinero barato de la FED a emprendimientos y proyectos tecnológicos. Las acciones de las empresas tecnológicas que ya cotizaban en bolsa se multiplicaron en valor y otra parte del dinero barato llegó a raudales a muchas start-ups tecnológicas, con el fin de hacerlas crecer, mejorar su capitalización y cotizarlas en bolsa, pese a que muchas de ellas no lograban despegar en ingresos.

Este dinero fue gastado en infraestructura, sueldos, servicios y otros insumos necesarios para la industria tecnológica, que buscó sucesivamente en los NFT, las empresas de criptomonedas y en el metaverso la próxima piedra filosofal. En apariencia, los recientes avances en la masificación del uso de la inteligencia artificial, mediante ChatGPT, que logró el hito de los 100 millones de usuarios en cinco días, han provocado un vuelco en la búsqueda de la próxima mina de oro de la economía digital. Por ejemplo, Facebook y Disney han decidido frenar en seco sus proyectos para el metaverso.

Como dije, es un problema devolver dinero con tasas de interés más altas… especialmente como en el caso del Silicon Valley Bank (SVB), que invirtió sus depósitos de corto plazo (los depósitos de muchas empresas tecnológicas) en bonos del tesoro —que por esencia son de largo plazo—, cuando estos pagaban menos del 2%. Esta fue una jugada que no fue supervisada por las autoridades. Con el incremento paulatino de las tasas de interés, el SVB tuvo que liquidar a pérdida sus bonos a largo plazo para ir devolviendo los préstamos a corto plazo, hasta que finalmente colapsó. La pérdida fue suficiente como para bajarle su cotización a menos del 10% de su valor en cuestión de días, con intervención de las autoridades, ampliación de los límites de seguro de ahorros y todo lo que viene con ese desbarajuste.

El SVB estaba en el top 20 de los bancos estadounidenses. O sea, con capacidad suficiente para hacer temblar al sistema y bajar el valor relativo del dólar —cosa que sucedió durante el primer momento del pánico. Las autoridades reaccionaron rápidamente y —de momento— una crisis bancaria está conjurada.

¿Quiénes ganan en este contexto? Durante los primeros momentos del caos, ganaron los tenedores de oro y criptoactivos, que subieron un 4,8% y 17%, respectivamente, en cuestión de días. Los ahorristas están ganando porque otros bancos más grandes —que también quieren ganar— están compitiendo por los depósitos a tasas más atractivas.

De momento, las señales de estabilidad del sistema bancario estadounidense y de su moneda están ahí. Pero noticias menos difundidas dieron cuenta de la reunión entre Xi Jinping y Putin, que ya empezaron a acordar transacciones de comercio exterior en yuanes. Esto, en medio del caos de la guerra de Ucrania. ¿Estamos asistiendo al nacimiento de un sistema monetario multipolar?

Pablo Rossell Arce es economista.