Para algunas personas, la moneda extranjera, o sea el dólar americano, es importante para las actividades económicas comerciales, pero nuestra economía está bolivianizada con el tipo de cambio fijo, es decir, el tipo de cambio fijo es una variable económica más del funcionamiento del Modelo Económico Social Comunitario Productivo (MESCP) vigente en el país desde 2006 hasta la fecha con la finalidad de fijar (anclar) las expectativas inflacionarias, la señalización de los precios y respaldar la política económica de bolivianización.

Para generar ingresos corrientes también con un sistema de tipo de cambio fijo, las autoridades monetarias se comprometen a mantener la paridad del tipo de cambio a un determinado nivel. Para ello, se compran o venden reservas de divisas en los mercados cambiarios si el tipo de mercado se sitúa a un nivel diferente a la paridad preestablecida con relación al dólar americano. Por tanto, para la importación de bienes es necesario el dólar americano, pero en la economía boliviana todo es moneda nacional. También siempre existe la especulación monetaria para generar especulación de las divisas cuando en la realidad todo es en bolivianos. Nadie puede decir que falta el dólar americano, cuando el Banco Central de Bolivia tiene dólares para vender al público que realmente los necesita, para cumplir ciertas obligaciones contraídas.

Un tipo de cambio flexible, también llamado tipo de cambio flotante, se refiere a una divisa en la que el precio está determinado por factores de oferta y demanda relativos a otras divisas. Por tanto, en nuestro país existe el tipo de cambio fijo. Esa es la diferencia con otros países. Es bueno también mencionar la crisis internacional, la guerra entre Rusia y Ucrania y los problemas del pos COVID-19; son variables exógenas que bien pueden afectar en algo mínimo, sin embargo, el actual Modelo Económico Social Comunitario Productivo está controlando todos los embates externos, como la inflación.

La tasa de variación anual del IPC (Índice de Precios al Consumidor) en Bolivia, en febrero de 2023 ha sido de 2,6%, cinco décimas inferior a la del mes anterior. La variación mensual del IPC ha sido del -0,4%, de forma que la inflación acumulada en 2023 es de -0,1%. Por tanto, es la más baja de Sudamérica por la demanda interna, es fuerte por la inversión pública. Entonces, como se explica, con todas las variables externas que afectan al país, es momento de pensar en el bien común desde la perspectiva económica nacional, es decir, solo el dólar americano es importante, aunque no es determinante para la actividad económica comercial boliviana.

Todos los países del primer mundo, como Estados Unidos y Europa, tienen problemas económicos financieros por la guerra entre Rusia y Ucrania, y nadie dice nada de sus crisis inflacionarias, solo hablan del dólar americano y no de las bondades del MESCP. No es perfecto, pero tiene sus propias características buenas. Ahora, si existe otro modelo alternativo, dónde está. Es bueno criticar, sin embargo, no hay planteamiento hasta ahora. Por lo tanto, hay que seguir con el MESCP vigente desde 2006 hasta la fecha. Y es bueno mencionar que nuestra economía monetaria está bolivianizada y tiene tipo de cambio fijo. Eso para algunos sectores conservadores del país.

Roberto Quilca Luna es economista.