Icono del sitio La Razón

Viviendo en crisis

Bancos que están quebrando, hay pánico en el mundo por retirar dinero, rescates financieros, etc. Así está el contexto de la economía global. No había sucedido algo similar desde la crisis financiera de 2008 hace 15 años. Pero no termina ahí, coincidió con una pandemia global no vista desde hace 100 años, es decir, sucedió un evento que tenía una probabilidad del 1% de ocurrir. Si suponemos que una crisis financiera ocurre cada 15 años, la probabilidad de que ocurra es del 6,7%. La probabilidad de que ocurran ambas crisis al mismo tiempo es del 0,67% y es ese escenario tan poco probable el que estamos viviendo.

¿Cómo es el día a día en una crisis? Sin duda, no es sencillo, aunque pareciera que hablar de crisis causa regocijo en algunos analistas que se atribuyen haberlo anticipado. Al margen de ello, basándonos en datos objetivos e irrefutables, revisaremos cuáles son las variables económicas que mínimamente se evalúan para determinar si hay una crisis o no en una economía para entender qué es vivir en crisis.

Uno de los indicadores que da señales de crisis económica en un país es la inflación. Esta variable económica mide el incremento permanente de los precios de la canasta básica de alimentos y de otros servicios.

La última gran crisis económica en Bolivia ocurrió en 1985, alcanzando una inflación del 20.000%. Cuentan que esos años era mucho mejor pagar el taxi al ingresar al vehículo que cuando se llegaba al destino, porque en ese tiempo la tarifa ya había incrementado. Solo imagínense que el precio de la carne se duplique la siguiente semana y no disminuya, eso es inflación y afecta a las familias porque sus ingresos no aumentan en ese ritmo, ya no ahorran, consumen menos, se vuelve difícil comprar alimentos, acceder a servicios de salud, comprar medicamentos, etc.

La segunda variable que se evalúa es el Producto Interno Bruto (PIB), que mide el crecimiento económico. Si una economía deja de crecer, disminuye la producción, el empleo y los ingresos, esto lleva a que ya no haya inversiones, disminuya el empleo, haya despidos, disminuyan los ingresos de las familias, aumenta la pobreza, disminuye la calidad de vida de las personas, etc.

Incluso en crisis económicas de países donde la educación es mayormente privada, las familias eligen cuál de sus hijos irá a la escuela, por la elevada tasa de desempleo y una disminución en los ingresos familiares.

Según el Banco Mundial, la economía de Siria se ha contraído en más de 60%. Asimismo, los países con mayor inflación son Líbano, Argentina, Sudán, Turquía, Surinam y Sri Lanka, con 122%, 98%, 87%, 57%, 54,56% y 54,2%, respectivamente. En cuanto a América Latina, la última estimación del Banco Mundial decía que las cuatro economías con mayor crecimiento de 2022 fueron Colombia (8%), Argentina (5,2%), Uruguay (5%) y Bolivia (3,3%). No obstante, Bolivia ya había alcanzado un crecimiento del 4,3% al tercer trimestre de 2022.

Por otro lado, también se evalúa el déficit público como signo de una crisis económica, ya que los déficits se dan cuando los gastos de un gobierno son mayores a sus ingresos. La evaluación de los déficits se realiza en función a las características del tipo de gasto que genera el déficit. Por ello se dice que no todo déficit es malo.

En el caso boliviano, el déficit está originado principalmente por inversión pública, que significa más escuelas, hospitales, carreteras, etc., y también por las subvenciones, que permiten tener una inflación controlada que beneficia a las familias y fortalecen al sector privado haciéndolos competitivos a nivel internacional porque sus costos son más bajos que en otros países. Por otro lado, respecto a la evolución del déficit de Bolivia en 2020, llegó a 12,7% respecto al PIB, en 2021 fue 9,3% y en 2022 continúo descendiendo a 7,2%.

Las crisis económicas ocurren y de hecho con cierta frecuencia en la historia. Sin embargo, la combinación de una crisis financiera y una pandemia mundial es una situación excepcionalmente rara, difícil de prever y que conlleva muchos desafíos. Es importante mantener la calma y confiar en las medidas que se están tomando, ya que a pesar de un contexto de alta incertidumbre e inestabilidad, estamos mejor que muchas economías. Las crisis son temporales, el progreso es permanente.

Wilmer Alavi Argandoña es analista financiero.