Madre a los 12
“Como municipio vamos a hacerle un acompañamiento terapéutico continuo para que asuma ser madre y además pueda desarrollar sin ningún problema su preadolescencia”, son las palabras de una autoridad municipal de Cochabamba luego de que se conoció que una niña de 12 años, violada por su padrastro, dio a luz a un bebé. Antes, la misma autoridad, ya había manifestado lo gratificante que fue para las autoridades municipales que la niña haya desarrollado un lazo maternal, porque “no hay nada más trágico que una violación (sea) seguida de un aborto o un rechazo de la madre a su bebé”.
Esas afirmaciones son una tragedia en sí misma al reflejar la inconsciencia, la indefendible idea de que una niña violada asuma las enormes responsabilidades, los traumas psicológicos, los enredos sociales de una maternidad forzada, tras ver sometido su cuerpo, su mente y su espíritu de niña a semejante estrés. Ninguna niña debe ser madre.
Luego salieron las estadísticas que dan cuenta de alrededor de 100 embarazos diarios de niñas y adolescentes menores de 14 años en Bolivia. Esto es muy preocupante, peor aún cuando más de la mayoría son producto de violaciones, a niñas muy pequeñas, de siete, nueve, diez, once años, cuyos agresores son sus padres, padrastros, tíos, primos, adultos cercanos que viven con ellas, a los que les tienen confianza. Ellas callan frente a las amenazas que les obliga a mantener silencio, les han dicho que matarán a sus hermanos menores, a sus padres, a ellas mismas.
Son niñas, algunas bebés que terminan con el cuerpo partido, destrozado. Si logran sobrevivir deben aguantar males de por vida, daños psicológicos irremediables. Cien embarazos diarios es una epidemia que no solo significa un mal físico, es una enfermedad mental que ataca a hombres adultos para convertirlos en agresores que no respetan los cuerpos de niñas y adolescentes, hombres que actúan como bestias. Según datos de la Fiscalía en 2021, al menos hay cinco violaciones a niñas y adolescentes por día, y volvemos a la llamada de atención: estos son los casos que se conocen, pero hay muchos más que quedan ocultos.
Algunos casos se hacen públicos por denuncia de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia, otros casos se conocen por el personal médico que atiende a la menor, pero son muchos más los que quedan en las sombras. Dan a luz a bebés que terminan en el abandono, madres niñas que no entienden qué les pasó, qué vendrá más adelante. ¿Cómo aceptar lo inaceptable? Después que una niña da a luz, el bebé fruto de una violación, ¿podemos afirmar que ambos están en perfecto estado de salud?
Lucía Sauma es periodista.