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Las nuevas reglas del mundo

CIUDAD FUTURA

A medida que avanza el año surgen nuevas evidencias de los enormes desplazamientos en la configuración del sistema económico y geopolítico mundial. En efecto, entre los muchos aspectos ya conocidos, ahora debe incluirse que este año la India pasará al primer lugar del mundo en materia de población, además de que ese país estará entre las economías de mayor crecimiento en éste y los próximos años. En consecuencia, se pronostica que la India pasará en tamaño económico del quinto al tercer lugar en 2030.

También cabe mencionar que la India preside este año el G-20, además de que forma parte simultáneamente de varios grupos de creciente gravitación geopolítica, como BRICS y la Organización de Cooperación de Shanghai. Otro dato no menor estriba en la política de atracción de inversiones de calidad que ese país ha practicado desde hace varias décadas, como lo demuestra la instalación en la ciudad de Bangalore de los centros de investigación e innovación de las principales empresas industriales del mundo, lo cual ha sido favorecido ciertamente por la centralidad del idioma inglés en ese país, a diferencia de China y Japón. Por último, de acuerdo con una larga tradición de no alineamiento, la India ha desarrollado además una estrategia pragmática de relacionamiento internacional, en la cual se combinan relaciones de cooperación a geometría variable, incluso con países con los que tiene conflictos fronterizos de larga data.

Dichos cambios en el tablero estratégico de las relaciones internacionales se explican en buena parte por la aceleración del progreso técnico a partir de racimos de innovaciones tecnológicas que se refuerzan recíprocamente y provocan saltos cualitativos en la productividad y competitividad de las empresas y conglomerados transnacionales, para lo cual se requieren dimensiones continentales de mercado.

El poder adquirido por las empresas tecnológicas más grandes ha alcanzado su actual magnitud gracias al monopolio de las respectivas patentes, al punto que muchos expertos internacionales consideran que dichas empresas ocuparán un lugar privilegiado en la mesa de negociaciones referidas al diseño del orden digital global del futuro.

La mencionada concentración de poder político y demográfico en el sudeste asiático y el Indo Pacífico, junto con el poder económico y tecnológico adquirido por algo más de una centena de empresas industriales del mundo, representa uno de los mayores desafíos estratégicos para América del Sur en una perspectiva de largo plazo.

En el orden internacional fragmentado que está surgiendo bajo el impulso de nuevos alineamientos en relación con la guerra en Ucrania y la confrontación hegemónica de Estados Unidos con China, se establecerán muy probablemente nuevas reglas y normas en varios ámbitos relativamente independientes entre sí, como es el caso de las cuestiones relacionadas con la seguridad global y regional, el comercio internacional, el cambio climático y el espacio digital global. Se trata de nuevos acomodos normativos respecto de los ámbitos que ya no caben dentro del orden internacional unipolar vigente en las dos décadas pasadas.

Tal como están las cosas en este momento, los países suramericanos no están en condiciones de sentarse en las principales mesas de negociación de los nuevos órdenes mencionados; reciben en cambio el trato de posibles zonas de influencia de las grandes potencias. Por consiguiente, una primera opción para defender sus intereses comunes podría consistir en adoptar una posición de no alineamiento automático con ninguna de las potencias. En segundo lugar, comprometer la defensa colectiva de la Amazonía. Y en tercer lugar, cabría adoptar la promoción de la multipolaridad, junto con la inclusión esencial de la democracia y los derechos humanos en cuanto valores de primer orden.

Horst Grebe es economista.