Bolivia es un país forestal. Un estudio reciente de FAN indica que entre 1985 y 2021 el territorio boliviano perdió 8 millones de hectáreas de vegetación natural (8% del país). En este mismo periodo, el uso agropecuario aumentó de 2,8 a 10,8 millones de hectáreas. Así como el cambio de uso en los ecosistemas ha incrementado, la deforestación ocurrida en 38 años ha reducido los bosques de 63 millones a 55 millones de hectáreas hasta 2022. El 12,5% de los bosques bolivianos han sido transformados para uso agropecuario y desarrollo de infraestructura. El 79% de la deforestación se concentra en el departamento de Santa Cruz.

Para comprender la dinámica de cambios en la cobertura de los suelos en Bolivia, es fundamental conocer la diversidad de nuestros ecosistemas y la dimensión espacial de los biomas para alertar dónde y cómo está sucediendo. De los seis biomas bolivianos, la Amazonía es la más extensa (44%), seguida por los Andes (26%), Chaco (12%), Chiquitanía (11%), Boliviano Tucumano (4,5%) y Pantanal (2,5%). Los mayores cambios están sucediendo en los bosques de la Amazonía, la Chiquitanía y el Chaco, mientras que en los Andes los cambios son impactantes porque los glaciares se redujeron por encima del 50%..

La colección de mapas que presentó recientemente FAN, hoy hace accesible información de lo que ocurrió y está ocurriendo cada 30 metros en celdas (pixeles) disponibles en la plataforma denominada Map- Biomas Bolivia, cuyo objetivo es brindar información para mejores decisiones sobre nuestros bosques.

MapBiomas Bolivia es una iniciativa que envuelve a una red colaborativa de especialistas en mapeo de coberturas y uso del suelo con sensores remotos y programación. El procesamiento en la nube y uso de clasificadores automatizados operados en la plataforma de Google Earth Engine, hoy en tiempo récord nos brinda información sobre la historia de nuestro bosque en las casi últimas cuatro décadas.

¿Por qué miramos el pasado y la historia de los bosques? Porque estamos a tiempo para trazar un mejor futuro de los bosques. La seguridad alimentaria e hídrica de los bolivianos depende de nuestros bosques. Debemos entender la importancia de la planificación territorial para lograr una gestión integral del bosque y del rol de ecosistemas como los glaciares que son cruciales para adaptarnos al cambio climático.

La conservación de nuestros bosques y ecosistemas nos plantea desafíos, en principio valorar nuestra gran diversidad del patrimonio natural con el que contamos los bolivianos y cuán importantes fueron y han sido para sostener nuestros medios de vida, y que a lo largo de los últimos 38 años han garantizado alimentos, agua, ambientes saludables y estabilidad climática en el país.

El bosque en pie brinda un portafolio de oportunidades para sostener nuestros medios de vida y para afrontar los efectos del cambio climático. Sin la conservación del bosque y su biodiversidad, el desarrollo sostenible no será posible; del bosque depende nuestra seguridad alimentaria, seguridad hídrica, salud y resiliencia climática.

Heidy Durán es subgerente de Proyecto de la FAN.