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La A de Atlas, Mister Atlas

La A amante

Acto I. Todo comenzó con una foto de Piraí Vaca que tenía que publicarse en la portada dominical de La Razón. Pedí otra opción ya que pocos días antes, Piraí había sido foto principal. Entonces, el jefe de Redacción de turno propuso uno de nuestros temas especiales para fin de semana: Las leyendas del cachascán: los recordados luchadores se dedican ahora a actividades particulares. Era el retrato de dos disfrazados poniendo cara de superhéroes todopoderosos. Fin de la historia. ¿Qué…? Esto no hacía sino comenzar.

A las pocas horas de circular el periódico en las calles, comenzaron los mensajes en mi teléfono: “Mister Atlas fue uno de los asesinos del padre Luis Espinal. Estuvo un tiempito en la cárcel por ese motivo”. ”Conocido paramilitar”. Emoji de monito tapándose los ojos. “Lo que extrañan son las sesiones de tortura a las que sometieron a tantos ciudadanos y ciudadanas”. “(reenviado) No tengo el teléfono de la Claudia Benavente. El que está en la foto es Mister Atlas, persona que fue sentenciada en el caso García Meza, fue parte de los torturadores, parece que estuvo en la tortura del cura Espinal. Porfis, comentale”. “Buen día, amiga querida. ¿Qué pasó con la primera plana de La Razón? Están criticando muchos compañeros por la foto de los paramilitares implicados en las muertes del 80”. “¿Qué le pasó hoy a La Razón? En primera plana y en Lo Importante, una crónica de las “estrellas” del cachascán y el hermano de Mister Atlas reivindicando a Daniel Torrico, agente torturador de la dictadura de Banzer y partícipe del golpe del 17 de julio de 1980, tal como estableció el juicio de responsabilidades. (…) En declaraciones y testimonios está ampliamente documentado el accionar de Mister Atlas”.

Acto II. Comunico lo llovido a mi equipo de trabajo. El colega que estaba de turno ese fin de semana subraya, con nota periodística como respaldo, que la foto en cuestión no tuvo la intención de enaltecer a ningún torturador. Aclara que ni el autor de la nota ni él conocían los antecedentes del personaje de la foto. Y, en efecto, la nota periodística, en ningún momento, menciona a Mister Atlas. El objetivo inicial era mostrar la otra faceta de los cachascanistas y una práctica deportiva que está desapareciendo. En medio de todo esto, el periodista entrevista al hermano de Torrico, quien afirma que, pese a sus 80 años, su pariente sigue yendo al gimnasio. Esta A tiene también que admitir que, conociendo la historia nefasta de este paramilitar, no asoció la imagen de la foto con su nombre de disfrazado. Dicen que el que explica se complica; sin embargo el siguiente acto trajo claridad y memoria.

Acto III. Al día siguiente, mi otro colega, Boris Góngora, firma la nota del respiro aliviado: Recuerdan el pasado paramilitar de Mister Atlas. En ella se informa que, tras la publicación en portada de la foto del exídolo del cachascán, Daniel Torrico Balderrama, organizaciones y activistas contra las dictaduras recordaron la perversidad del disfrazado. Una vida al servicio de las dictaduras. Recluido, con sentencia en el juicio de responsabilidades a Luis García Meza, por más de 10 años en el penal de Chonchocoro. Un paramilitar condenado por haber torturado al padre Luis Espinal, asesinado el 22 de marzo de 1980. Torrico fue sentenciado en el llamado “Juicio del Siglo” por el asalto a la Central Obrera Boliviana y otras actividades paramilitares.

Acto IV. Horas después, decidimos invitar al programa Piedra, papel y tinta a Nila Heredia, detenida y torturada en 1976, defensora de los derechos humanos, presidenta de la Comisión de la Verdad. Nos contó en primera persona los abusos de la dictadura. Recordó en la entrevista a Mister Atlas como uno de los temidos de la Dirección de Orden Político. Se volvió a describir el secuestro de Luis Espinal en La Paz y lo que siguió: la tortura y el cruel asesinato. Se despertó en nuestra memoria el estupor del día posterior cuando se encontró su cuerpo abandonado, herido, lastimado, en la zona de Limanipata. La nota sobre esta entrevista a Heredia que al día siguiente firman mis compañeros Rubén Atahuichi y Mauricio Díaz, incluye, en sepia, una foto de Espinal en su escritorio, rodeado de sus libros, habitado por sus principios de vida que hoy siguen tatuados en la piel de tantos bolivianos, como las amigas y amigos que escribieron aquel domingo a mi teléfono. A ellas y a ellos mi abierto agradecimiento por no olvidar la crueldad de Mister Atlas, por querer a Luis Espinal, por cuidar a La Razón. Para ellas y ellos, para ustedes, la A amante de esta semana.

Claudia Benavente es doctora en ciencias sociales y stronguista.