La magia de los árboles urbanos
El reto es ser estratégico e inteligente, viendo el potencial del espacio donde habitamos
Dorys Méndez es gerente de Proyecto de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN)
El toborochi es un árbol de flores rosadas que luce en las calles y avenidas de la ciudad de Santa Cruz anunciando los primeros fríos de otoño. Su esbelta figura parece una pagua posando en toda la ciudad. La literatura científica lo cataloga en el género Ceiba y se podría decir que es un símbolo de identidad, ya que se encuentra en el escudo cruceño y en los billetes de Bs 20. El toborochi es parte de la cultura guaraní, siendo su primer hogar las tierras bajas de Bolivia. Este árbol tiene muchas historias, leyendas, galardones, su presencia ha generado una corriente de eventos, cuentos, canciones, poemas, etc. Inclusive existe una cadena cibernética de fans de los toborochis.
Pero el objetivo de esta introducción es inspirar y cautivar al lector por los árboles de su ciudad. Así como el toborochi, podríamos hablar de muchos otros, que tienen la misma nobleza en la vista y beneficios para los habitantes citadinos. Los árboles en las ciudades son parte de su identidad y siempre cuentan historias. Si pudiéramos reconocer no solo el toborochi, sino cada árbol de las ciudades, tendríamos muchas historias que contar y conocimiento para cuidarlos, optimizar su funcionalidad y conectividad para la biodiversidad y la calidad de vida del ciudadano.
Un lugar arbolado en la ciudad tiene muchos beneficios, el ámbito es más fresco, la temperatura puede ser menor de entre 2 y 8 grados centígrados y cerca de edificios podría reducir la necesidad de aire acondicionado en un 30%. También vemos más biodiversidad, el ruido se disipa, recorrerlos disminuye el estrés, los árboles son como esponjas que retienen agua, los vientos y otros servicios ambientales.
Las ciudades están en un constante desarrollo que ponen en riesgo la cobertura arbórea, cada vez más fragmentada. Se percibe un crecimiento desequilibrado y con débil planificación. Por otro lado, los eventos ambientales están impactando más fuerte, revelando esa vulnerabilidad social, ambiental y económica de las áreas urbanas. Esta es una realidad que debemos enfrentar con inteligencia colectiva.
Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles, es una meta del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 11. Los ODS, también conocidos como Objetivos Globales, fueron adoptados por las Naciones Unidas en 2015 como un llamado universal para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que para 2030 todas las personas disfruten de paz y prosperidad. Las estrategias planteadas en este objetivo son claras: inversiones en transporte público, crear áreas públicas verdes inclusivas y seguras principalmente para mujeres, niños y personas de la tercera edad así como para personas con discapacidad, mejorar la planificación urbana integrando a la sociedad de forma participativa e inclusiva.
El arbolado urbano es una estrategia clave hacia la construcción de ciudades resilientes al cambio climático. Bajo el enfoque de “Infraestructura verde urbana (IVU)”, se trata de una red de áreas naturales y seminaturales planificadas estratégicamente, diseñadas y gestionadas para lograr una gran amplitud de servicios ecosistémicos y proteger la biodiversidad en entornos rurales y urbanos. ¿Estamos preparados para avanzar en ese camino?, Ahora es tiempo de unir esfuerzos, y no solo de las autoridades, sino también de la ciudadanía, que debe involucrarse en el bienestar común.
El reto es ser estratégico e inteligente, viendo el potencial del espacio donde habitamos. Desde nuestro hogar podemos avanzar hacia nuestro barrio, distrito y ciudad participando activamente y planteando acciones locales para impactos globales. Debemos mostrar interés a las iniciativas en curso para mejorar nuestras áreas verdes y ser solidarios con el ambiente en el que habitamos. Además, debemos reconocer y cuidar los árboles de nuestro entorno, barrio, ciudad, país y planeta. Los toborochis en flor son una hermosa muestra de la naturaleza que nos rodea y pueden inspirarnos a participar en la protección de los árboles y nuestro medio ambiental.
(*) Dorys Méndez es gerente de Proyecto de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN)