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Logros y desafíos

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Gabriel Loza

Evaluar el desempeño de la economía boliviana en 2022 como se ha hecho a nivel oficial recientemente, transcurridos cinco meses de 2023, nos debería permitir reflexionar más que el logro de los récords alcanzados, los desafíos que empezaron a visualizarse ya a mediados de 2022 y se acentuaron desde comienzos de este nuevo año.

Los logros están relacionados con los datos macro sobre la baja tasa de inflación (3,12%), el buen crecimiento del PIB de 3,48%, la baja tasa de desempleo de 4,13%, superávit de la balanza comercial de $us 603 millones, récord de remesas de $us 1.437 millones y un saldo casi equilibrado de la balanza de pagos en cuenta corriente.

Sin embargo, los desafíos se deprenden del difícil contexto externo y de la llamada “pluricrisis” con efectos que ya empezaron a manifestarse a mediados de 2022. Es así que, por una parte, como consecuencia del alza en los precios de los alimentos y combustibles, a partir de agosto de 2022 Bolivia empezó a registrar déficits comerciales consecutivos que se prolongan hasta marzo de 2023, con un acumulado de $us 1.408 millones, equivalente a un 3,2% del PIB.

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Por otra parte, como resultado del sostenido incremento de las tasas de interés internacionales, en promedio más del 4%, los riesgos financieros se gatillaron incrementándose las salidas de capitales de las economías emergentes y ampliándose el diferencial de sus tasas respecto a las tasas de interés del tesoro de EEUU, un indicador de riesgo país.

En el caso de la economía boliviana, las transferencias financieras al exterior, a través del Banco Central, registraron en 2022 un incremento del 50% y el riesgo país de los bonos soberanos aumentó de alrededor 500 puntos a 1370 puntos a mayo de 2023.

Estos dos factores, déficit comercial acumulado y aumento de las trasferencias al exterior, enfrentaron un nivel de las reservas internacionales netas del BCB, que si bien ya se vinieron deteriorando desde un máximo alcanzado en 45% del PIB en 2014, en diciembre de 2019 todavía había llegado a niveles adecuados de reservas con un 16% del PIB. Sin embargo, los efectos de la crisis del COVID, de la guerra de Rusia contra Ucrania y el alza de las tasas de interés internacionales acentuaron los desequilibrios externos y pérdidas en las reservas internacionales en los mercados emergentes, que en el caso de Bolivia significó una caída de sus RIN a un nivel equivalente al 8,6% del PIB, por debajo de los estándares de los niveles adecuados de reservas. 

El problema fue que a principios de año, la mayor demanda de divisas enfrentó una oferta rígida de divisas del BCB, constituida en un 74,4% por las reservas monetarias de oro, 15% por Tenencias de DEG del FMI y solo un 9,5% de divisas. La rigidez se derivó de la autolimitación de la interpretación de que el BCB no podía disponer de sus reservas internacionales de oro, siendo que el artículo 16 de la Ley del BCB le autorizaba a disponer las mismas al estipular: El BCB administrará y manejará sus Reservas Internacionales, pudiendo invertirlas y depositarlas en custodia, así como disponer y pignorar las mismas… En caso de la pignoración del oro ésta deberá contar con aprobación legislativa.

En los hechos el BCB, después de la oportuna monetización del oro desde los años 90 y obtener su certificación internacional de good delivery, ya dispuso las reservas puesto que la casi totalidad de ellas no están físicamente en el país y fueron depositadas en los principales bancos del exterior, de primer nivel y de alta calificación crediticia.

Después de una larga tramitación, la reciente Ley 1503 en su artículo 9 dispone que “el Banco Central de Bolivia realizará operaciones en los mercados internacionales con las reservas en oro, pudiendo comprar, invertir, depositar en custodia, emplear en instrumentos de cobertura, transformar y convertirlas en divisas, a fin de optimizar la liquidez y/o el rendimiento de las Reservas Internacionales”. La pregunta del millón es si esas funciones no las podía hacer antes el BCB, con excepción de pignorar, mala palabra que tampoco aparece en la nueva “ley del oro”.

En todo caso se espera que se pueda disponer eficiente y oportunamente las reservas de oro monetario.

(*) Gabriel Loza Tellería es economista, cuentapropista y bolivarista