Icono del sitio La Razón

La desigualdad invisibilizada desde el privilegio

wilmer_alavi.jpg

Wilmer Alavi Argandoña

La desigualdad no es necesaria para el crecimiento económico, dijo Thomas Piketty en su libro El Capital en el siglo XXI, desafiando la creencia común de que la desigualdad es una consecuencia necesaria del crecimiento económico sostenible. Esto se lograría con políticas fiscales progresivas que busquen el bienestar social sin afectar negativamente el crecimiento económico.

A pesar de ser evidente, la desigualdad no tiene la misma relevancia para todos y muchas veces se debe a la carencia de “conciencia de clase”. Si alguien no se da cuenta de que las desigualdades existen, es menos probable que se preocupe por ellas.

La conciencia de clase es fundamental para entender las realidades de la mayoría de la población en Bolivia, que se refiere a la comprensión de que existen diferentes grupos sociales con intereses y necesidades distintas, y que estas diferencias pueden afectar la forma en que se experimenta la economía y la vida en general.

En Bolivia, durante muchos años, los pueblos indígenas fueron marginados y discriminados. No se les permitía votar, ni ingresar incluso a la Plaza Murillo, menos estar representados adecuadamente en la toma de decisiones del país.

Lea también: Viviendo en crisis

Aunque algunos podrían pensar que esto quedó en el siglo pasado, lo cierto es que aún sucede, muchos lo vivimos y hay varios que continúan viviéndolo. Muchas familias tenían solo un cuarto que era cocina, dormitorio y sala al mismo tiempo. Para muchos acceder a servicios básicos fue un sueño y terminar el colegio un desafío, ni qué decir de la lucha que fue ingresar a la universidad, siendo el esfuerzo el único camino para salir adelante. Pero solo lo entienden quienes pasaron por lo mismo.

En respuesta a esta deuda social histórica, se han llevado a cabo importantes reformas que han permitido reducir estas desigualdades, como la CPE promulgada en 2009, que reconoce los derechos de los pueblos indígenas y afrodescendientes, y garantiza su participación en la vida política y social del país.

En el ámbito económico, la nacionalización de los recursos naturales, como el gas y el petróleo, ha permitido que los ingresos generados por estos recursos se utilicen para financiar proyectos de infraestructura y programas sociales, como la expansión del acceso a servicios de salud y educación de calidad. Además, los programas de transferencia de efectivo han ayudado a reducir la pobreza y mejorar el acceso a servicios básicos para las personas más pobres.

También se han implementado políticas que buscan reducir la exclusión económica de los indígenas, como programas para fomentar el desarrollo rural y la producción agrícola, lo que ha permitido mejorar las condiciones de vida de muchas comunidades indígenas.

Por otro lado, se implementaron bonos sociales como una estrategia para reducir las desigualdades y apoyar a los sectores más vulnerables de la sociedad, como las personas mayores, personas con discapacidad, madres solteras, estudiantes de bajos ingresos, entre otros.

Otra de las políticas fueron las de inclusión financiera, como la creación de bancos estatales y la promoción de microcréditos, que han permitido que personas de bajos ingresos tengan acceso a servicios financieros, créditos de vivienda, fondos de garantía, etc.

Para evidenciar que se ha disminuido la desigualdad podemos ver que el coeficiente de Gini pasó de 0,60 en 2005 a 0,42 en 2021, indicativo de que existe una mejor brecha entre los ingresos de las personas que ganan mucho y las que no. También podemos ver que la tasa de pobreza en Bolivia ha disminuido del 60,6% en 2006 al 34,6% en 2020, y que la extrema pobreza también ha bajado del 37,7% al 13,7% en el mismo período, según el PNUD.

Otra forma de medir la mejora en la desigualdad es con el índice de desarrollo humano que mide el nivel de desarrollo humano teniendo en cuenta la educación, la salud y el ingreso per cápita, según el PNUD, Bolivia pasó de 0.649 en 2006 a 0.718 en 2019, es decir se mejoró en el acceso a la educación, la salud y el ingreso de la población. Sin embargo, es importante considerar que estos cambios pueden pasar desapercibidos para aquellos que ya tenían acceso a estos servicios, y solo son evidentes para aquellos que antes no los tenían.

Si en fútbol se dice que “si no lo sientes no lo entiendes”, cuando hablamos de desigualdad sería “si no lo vives, no lo comprendes”. La conciencia de clase es fundamental para entender las realidades de la mayoría de la población en Bolivia y las desigualdades que enfrentan.

(*) Wilmer Alavi Argandoña es analista financiero