Voces

Sunday 1 Oct 2023 | Actualizado a 12:35 PM

Anatomía de una caída

Hay un efecto político inevitable que obliga a continuar con las investigaciones para encontrar la verdad

Yuri Torrez

/ 5 de junio de 2023 / 08:07

El filme de la cineasta francesa Justine Triet, Anatomía de una caída, se adjudicó el Palma de Oro en Cannes. El drama/trama de este thiller judicial da cuenta sobre el fallecimiento de un hombre que cae de un segundo piso de su vivienda en los Alpes franceses, muerte que deriva en dos hipótesis: asesinato o suicidio. Casi coincidentemente con la jornada de esta premiación cinematográfica, como si fuera un gesto perverso del destino, ese sábado trágico caía del décimoquinto piso del edificio del ex Banco Fassil, el interventor de esta exentidad bancaria, Carlos Colodro. Desde el primer momento de esa caída se barajaron dos posibilidades: asesinato o suicidio. 

Por los antecedentes que rodeaba a la intervención del ex Banco Fassil, en un principio, la conjetura del asesinato fue ya que tenía mayor asidero. En rigor, según los informes del fallecido interventor, esa institución bancaria desvió $us 600 millones hacia “empresas satélites”. Además, la red televisiva DTV reveló el jueves un informe de la Unidad de Investigaciones Financieras (UIF) que identifica a más de 50 empresarios cruceños que accedieron a “créditos vinculados” por Bs 4 millones del Banco Fassil, para luego desviarlos a Santa Cruz Financial Group, entre el 5 de enero de 2018 y el 31 de mayo de 2021. En función de estos datos revelados, el vocero presidencial, Jorge Ritcher afirmó que estos desvíos habrían sido usados, entre otras cosas, para las movilizaciones ciudadanas durante el golpe de Estado del año 2019 y las de noviembre del 2022 en Santa Cruz.

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Según los primeros indicios, el banco clausurado se convertiría en una especie de financiador para sostener el “modelo cruceño”, las denuncias del desvío fondos apuntaban a su utilización para fines estabilizadores. Conocida la noticia de la muerte del exinterventor de la ex mentidad bancaria, la hipótesis que habría sido asesinato cobraba fuerza ya que las denuncias de la intervención bancaria salpicaban a varios empresarios y políticos cruceños. Después de ese suceso trágico, en base a investigaciones periciales forenses, el Ministro de Gobierno informaba que el exinterventor, en definitiva, se suicidó. 

El sociólogo francés Emile Durkeim habla del “suicidio fatalista” que se produce donde las reglas a las que están sometidos los individuos son demasiado férreas para que éstos conciban la posibilidad de abandonar la situación en la que se hallan. Dicho de otra manera, quizás el exinterventor –según los testimonios de sus familiares y allegados—era una persona muy rigurosa con su trabajo. Quizás el exinterventor sentía presiones, sea para que siga cumpliendo con su tarea de destapar esos casos irregulares o, por el contrario, para que deje de investigar. Y, aún peor: esas amenazas ponían en peligro a sus familiares y para protegerlos decidió lanzarse al vacío del piso 15 del hotel Ambassador en Santa Cruz. Aunque algunas personas se aferran a la hipótesis del asesinato dicen que, si fuera ese caso, la salida era sencilla: la renuncia. No se debe olvidar, la naturaleza humana es muy compleja y quizás la honorabilidad de la exautoridad estaba en juego si no cumplía cabalmente con su trabajo y para evitar quedar en evidencia asumió la decisión extrema: el suicido.

Más allá de las implicancias policiales sobre este caso, hay un efecto político inevitable que obliga a continuar con las investigaciones para encontrar la verdad histórica de los hechos. Este suicidio necesita ser aclarado para despejar una interrogante que se haría Sherlock Holmes: “A quién beneficia el crimen”, en este caso, diríamos el suicidio.

(*) Yuri Tórrez es sociólogo

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Una sociedad egoísta, contemplativa al dolor

/ 1 de octubre de 2023 / 02:10

Escribir sobre algún acontecimiento difícil que uno ha vivido, no siempre es grato porque es rememorar esos momentos de dolor pasados. Hoy la sociedad boliviana, y particularmente la ciudad de La Paz, atraviesa por momentos muy difíciles. Oímos maltratos atroces a las mujeres, niños/as ancianos/as, que suceden todos los días y en varios casos con muertes espantosas. También escuchamos del maltrato a los animales, en pasados días se produjo la muerte cruel de un can en la ciudad de Santa Cruz. Ni qué decir de los atropellos. Hace pocos días un niño estudiante en la ciudad de El Alto sufrió un accidente, sin recibir auxilio, menos del infractor, en fin. ¿Es normal que sucedan estas prácticas perversas día tras día? A los que les gusta las estadísticas, les encanta decir que las ciudades no duermen, que siempre están en movimiento, incluidos los datos de los accidentes, que pasan a ser simples números de los dolores de los seres vivos.

Hace algunos días el dolor de un perrito, que fue atropellado por un conductor necio, me llevó a sentir ese sufrimiento y buscar auxilio de algún veterinario/a. Ver al can maltratado en una de sus patitas y tendido en el pavimento de una avenida, me dejó muy triste e impotente. No escatimé para ir en su auxilio. Lo vi muy asustado y apenas podía caminar, le dimos agua, intentando que pruebe un sorbo; pero estaba tan asustado que solo nos mostraba sus dientes, suponiendo que podíamos seguir maltratándolo.

Decidimos buscar a algún veterinario/a para que le ayudara inmediatamente. No fue muy sencilla esta decisión, pues la veterinaria más cercana estaba cerrada. Hasta que ubicamos otra, pero con mucho estupor. Después de contarle del hecho y pedirle si podía asistirlo, el veterinario me dijo “no puedo, estoy esperando una visita”. Pero, al ser preguntado sobre cómo debería procederse inmediatamente ante un can atropellado, no hubo respuesta.

¿El médico veterinario aludido no aprendió los primeros auxilios en el tratamiento a los animales? Si no sabe lo más elemental en los primeros auxilios, ¿será un médico veterinario? Es posible que me haya topado con un gran embaucador y no un veterinario. ¿El Ministerio de Salud realiza algún control para saber si en los centros de atención para animales trabajan médicos especializados? ¿El gobierno municipal de la ciudad de La Paz tiene otras formas de control sobre estos locales? ¿Existe alguna institución de denuncia sobre estos hechos?

Ante esta negativa del posible estafador, proseguí con mi búsqueda de otro samaritano de los animales y visité un local conocido que atiende a canes y gatos. Luego de reiterar lo que sucedió y preguntarle si podía auxiliarle. La respuesta fue “no puedo, estoy sola en la atención”. Al final, me dio la referencia de Animales SOS, expresando que es una entidad que atiende este tipo de necesidades. Apenas me facilitó un par de números de teléfonos de la institución nombrada, al llamar nadie contestó. Por si acaso, las “clínicas veterinarias” aludidas están ubicadas en el sector norte de la ciudad, más exactamente sobre la avenida Quintanilla Zuazo.

¿Qué deduzco de este intento de buscar asistencia médica para un perrito atropellado? No existe ningún cariño hacia los animales por parte de los “médicos/as veterinarios”. A lo mejor haya alguien con quien no me topé. Solo vi reacciones frías y de profunda insensibilidad. Al ver que el animalito maltratado fue llevado a su local, ¿pensaron que no se les iba a pagar? Claro que iba a reconocerles la atención. Pero creo que ni pagándoles se sensibilizarían.

Si no existe cariño ni voluntad de atención, ¿por qué estudiaron para ser veterinarios? Con las respuestas recibidas es posible pensar que la atención en estas clínicas para animales esté plagada de “negligencias médicas”. Como no hablan los animales, no sabemos si la curación o el tratamiento son adecuados y efectivos.

Hay que pensar que la ciudad de La Paz cada vez necesitará compartir la vida con los animales, sobre todo con los perros y gatos. Además de las wak’as y otras espiritualidades andinas. ¿Podremos convivir con todos ellos? Creo que es preciso que los centros de salud pública incorporen a algún buen veterinario/ a para que pueda brindar alguna asistencia y control efectivo a los animales.

Nuestra sociedad no puede imitar a otras insensibles. Los animales, las aves… también tienen el derecho de vivir en la ciudad y ser atendidos como seres vivos. ¿Cómo educamos a los irresponsables que abandonan a sus mascotas o a los conductores imprudentes que no piensan que conducen una máquina y se pueden convertir en asesinos? Uka q’iyir jaqinakaxa janiw suma apnaqapkiti. Aniturunakaruxa taqqhatañak munapxi, ¿ janicha ukhamaxa?

Esteban Ticona Alejo es aymara boliviano, sociólogo y antropólogo.

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Prebendalismo, corrupción y no respeto al voto

/ 1 de octubre de 2023 / 02:06

Juan de la Cruz Villca fue uno de los dirigentes más esclarecidos del movimiento campesino-indígena desde la década de los años 70. Tras un largo recorrido llegó a ser el máximo dirigente de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) y, representando a su sector, ocupó la secretaría general de la Central Obrera Boliviana (COB). Algún tiempo antes de su fallecimiento (junio de 2016), aprovechamos un encuentro callejero casual para hacerle algunas preguntas.

El cruce de ideas fue más o menos así:

— ¿Cómo ves el “proceso de cambio” a más de 10 años de su gran triunfo electoral?

— Con luces y sombras.

— ¿Cuáles son las “luces”?

— Están a la vista: hay estabilidad, disminuye la pobreza, la discriminación subiste pero está arrinconada, tenemos una nueva Constitución…

— ¿Y las “sombras”?

— Hay muchas, pero las principales son de conducción.

— Cómo es eso, a ver, explícame…

— Gráficamente. Se supone que quienes hemos luchado años de años, somos los “dueños de casa” del proceso, pero ahora siento en carne propia que estamos siendo desplazados por los “invitados” o “inquilinos”, ellos se están apropiando de algo que no es suyo.

Es de lamentar no haber profundizado en la ocasión ese amago de diálogo. Juandela, como afectuosamente lo llamábamos, desde su propia vivencia daría muchas luces para comprender lo que en la actualidad ocurre con el “instrumento político”, descubrir por ejemplo quién divide a quién y cuál de ellos, o los dos, pretenden usurpar los espacios que muy poco ayudaron a construir…

¿Y qué está pasando realmente? Basta repasar los titulares noticiosos de estos últimos días para tener una idea. Cuando se podría suponer que las discrepancias han tocado fondo, surgen nuevos motivos de discordia. No se discuten cuestiones programáticas, no se ponen en tela de juicio determinadas políticas públicas. Al peor estilo de los políticos tradicionales en la pugna predominan los insultos, los calificativos denigrantes y las denuncias escandalosas que sacan los “trapitos al sol” (que de otra manera permanecerían en las sombras). Ya no queda casi nada de un bloque social popular, articulado en torno a nuevas propuestas y liderazgos renovados. Ningún resquicio orgánico institucional queda en pie para encausar la solución de las diferencias internas. Tampoco sirven los mecanismos constitucionales o las normativas legales establecidas por el propio proceso para regular el funcionamiento de los partidos políticos. Con tal de llevar agua a su molino cada uno de los bandos tiende a arrasar con todo lo que se le ponga al frente.

Conclusión: así como van las cosas, hasta ahí llegará “la revolución democrática y cultural”, basada en el concepto del “vivir bien”. Quedarán solo el desencanto, la decepción y la bronca.

En un contexto internacional muy complejo, proclive a una extrema derechización neoliberal, lo que puede venir después en nuestro país es la regresión pura y simple.

Una vez más, como tantas veces ha ocurrido en el pasado, los procesos de cambio que pueden ser muy diáfanos, progresivos y participativos, fracasan o se autodestruyen porque los dirigentes que engendran no están a la altura de las circunstancias. Revelan incoherencia, dicen una cosa y hacen exactamente lo contrario. El MAS-IPSP, sin ir más lejos, basó su justificada crítica a los políticos tradicionales en tres puntos clave: prebendalismo, corrupción y falta de respeto al voto popular. Pero, es muy fácil verificar que la mayor parte de sus dirigencias cojearon y cojean del mismo pie.

Carlos Soria Galvarro es periodista.

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Gestionar la incertidumbre de octubre

/ 1 de octubre de 2023 / 02:01

Iniciamos octubre. Un mes que, por experiencias pasadas, en Bolivia siempre nos genera angustia. Parece que, como un ritual nacional, antes de ingresar al periodo navideño, debemos transitar primero por una serie de pruebas de fuego que miden nuestra resistencia. Nada supera el “octubre negro” de 2003, pero este octubre se presenta especialmente difícil.

Una reciente publicación de la tercera ronda Delphi de la Fundación Friedrich Ebert Stiftung (FES) nos retrata un estado de ánimo pesimista sobre la situación política: 62% de las personas creen que vamos por mal camino; 66% cree que el futuro empeorará y un 71% expresa como sentimiento predominante la incertidumbre. Y esto no puede ser de otra manera con el rosario de desafíos que tenemos por delante.

Este 3 de octubre se realizará el congreso del MAS donde se prevé la elección de una nueva dirección nacional. Todavía hay incertidumbre sobre la supervisión del Tribunal Supremo Electoral, que le otorgará legitimidad institucional. Sin tiempo apenas para tomar aliento, el Pacto de Unidad afín al Gobierno convocó a un cabildo para el 17 de octubre y demanda que sus decisiones sean vinculantes. Por su parte, se espera también para este mes un ampliado de las seis Federaciones del Trópico de Cochabamba, no exento de conflictos internos. Cerraremos el mes con la elección de directivas camarales. A todo esto, se suman las preocupantes señales de disensos en el Tribunal Supremo Electoral y la sombra de la inhabilitación de Evo Morales como candidato, un evento que puede desatar demonios.

Así, como cada octubre, los desafíos del campo político son amplios. Sin embargo, más allá de esta coyuntura, cuatro temas predominantes parecen marcar la incertidumbre social con consecuencias estructurales. En primer término, y con consecuencias centrales en nuestro ánimo pesimista, está la sensación de una precarización lenta en la economía. Así, los bajos niveles de inversión pública, la escasez de dólares y un subempleo creciente hacen que las personas presenten mayor intolerancia ante las diputas dirigenciales.

Esto provoca que el debilitamiento de la hegemonía del MAS por la disputa interna de la candidatura presidencial 2025 sea vista desde la ciudadanía con cierta indiferencia, hasta con desprecio. En una encuesta recientemente compartida por la FES, complementaria a la ronda Delphi, se constata que solo al 22% de los entrevistados les interesan los conflictos en el MAS, pues la mayoría tiene como preocupación central la precarización de su economía. Los actores en conflicto parecen subvalorar el cansancio ciudadano de la brecha cada vez más amplia entre la agenda política y la agenda social.

Tal vez la consecuencia mayor de esta reyerta cupular por la candidatura sean las diversas rupturas al interior de las organizaciones sociales, y sobre todo de esa coalición nacional popular que dio al MAS su eficacia electoral en cuatro lecciones nacionales. El Pacto de Unidad ya no será el mismo en términos de su legitimidad social en tanto símbolo de la representación popular.

Por último, una preocupación mayor lo constituye el Órgano Judicial que aprovecha las diversas pugnas para actuar como un suprapoder con gran capacidad de daño al sistema democrático. No solo es uno de los principales bloqueadores de una reforma estructural de la Justicia, sino ha actuado para establecer los principales obstáculos para la convocatoria a las elecciones judiciales. La absoluta falta de legitimidad de las actuales autoridades no parece frenar su ambición de prorrogarse en su mandato.

En este contexto, gestionar de manera asertiva un octubre sembrado de incertidumbres parece que será la prueba mayor para llegar íntegros al fin de este año.

Lourdes Montero es cientista social. 

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Diario de un (des)encaje

/ 1 de octubre de 2023 / 01:56

El 13 de noviembre de 2022, el entonces dirigente cívico Rómulo Calvo, desde su arresto domiciliario, preguntó en video: “¿Están todos de acuerdo en delegar al Comité Pro Santa Cruz la convocatoria a una comisión constitucional que, en el marco legal y democrático, revise la futura relación política de Santa Cruz con el Estado boliviano?”. Aprobado, gritaron en el cabildo a los pies del Cristo Redentor, en medio de un paro cívico que agonizaba con la consigna “Censo SÍ o SÍ 2023”.

¿Qué había aprobado el cabildo? ¿Qué significaba revisar la futura relación del departamento con el Estado? ¿Cuál sería el alcance del nuevo (des)encaje territorial? ¿Autonomía, federalismo, independencia? La confusión especulativa fue tanta que el comité cívico, tres días después, apelando “al valeroso pueblo cruceño”, tuvo que manifestar: “no podemos dar paso en falso, los tiempos para llevar adelante este mandato serán los idóneos”. El mandato no tenía ruta. Ni horizonte.

Un mes después, el 15 de diciembre, se hizo el “lanzamiento oficial del proyecto”. El marco conceptual planteaba, como premisas, un diagnóstico, evaluación de consecuencias, sujeción al marco legal y constitucional, y “equilibrio entre lo deseable y lo viable”. La metodología contemplaba etapas: consulta, análisis, propuesta preliminar, revisión y diseño final. La comisión sería inicialmente anónima y debía presentar el “nuevo modelo” el 24 de septiembre de 2023.

En los siguientes meses, las noticias sobre “la futura relación” fueron episódicas: un conversatorio por aquí, otro por allá, un foro por acullá. Dice que fueron 16 talleres de consulta. Y que hoy trabajan ocho comisiones para sistematizar las propuestas. El informe final se presentará el 13 de noviembre, justo un año después del mandato, precedido por el “cabildo de los dos millones” (sic) (en realidad hubo 229.000 asistentes, según informe documentado del Sifde-TSE).

El pasado miércoles, con más jaleo que sustancia, solo hubo el informe preliminar. ¿Cuál será el nuevo modelo de relación de Santa Cruz con el Estado boliviano? “La autonomía es el camino… no el destino”. Es en serio. Ni tan nuevo ni tan modelo. “La única traba es el centralismo”. La clave es “que nos dejen ser y hacer”. Es el discurso del año 2006 cuando se forzó el referéndum por las autonomías. “Redefinimos nuestra relación con el Estado”, jura hoy el comité. Y agradece.

El venidero 13 de noviembre parirán los montes y nacerá… “la futura relación bilateral” de Santa Cruz con el Estado central. El pueblo cruceño quiere auto, auto, autonomía. Así lo reveló ¡una encuesta! La estructura existe: “solo hay que construir en ella”. El (des)encaje será nuevo o no será.

 FadoCracia obligada

1. “Me han convencido, me han obligado”, aseguró Evo al anunciar su candidatura 2025. No es la primera vez que el pueblo lo obliga. Hay que salvar Bolivia. 2. A poco de asumir la presidencia, Luis aseguró que cumpliría su mandato y ya. Hoy matiza: (todavía) “no es oportuno”. Sin duda el 2024 las valerosas organizaciones sociales lo forzarán a ser candidato. 3. ¿Se va a postular? “No, ni siquiera a la alcaldía. Ahí se termina”, dijo Manfred en mayo. Un mes después: «Puedo ser el próximo gobernador. Veamos qué pasa”. Y ahora: ¿Será candidato a presidente? “Todo puede ocurrir, nunca hay que cerrarse a nada”. Ufa por la coherencia. 4. Es probable también que la comunidad imaginada, desde su trinchera X, exija la postulación de otros candidatos perdedores de elecciones: Carlos Diego, Samuel, Tuto. Con la “verdadera oposición” nunca se sabe. 5. Y van apareciendo varios autoproclamados que no necesitan, ni tienen, pueblo que los obligue: Vicente, Charly, Rodrigo, Agustín. 6. Bicefalia irreconciliable en el MAS-IPSP. Obstinada fragmentación en el campo opositor. 7. El nuevo ciclo electoral, masculino especulador precoz, está tocando la puerta.

José Luis Exeni Rodríguez es politólogo. 

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¿Cuál indio?

/ 1 de octubre de 2023 / 01:53

Estamos en un tiempo en Latinoamérica o Abya Yala que, con la fuerza y la energía de nuestros pueblos y organizaciones sociales, en el continente se ha reposicionado a gobiernos que están hacia la izquierda. En este nuevo contexto surgen tres actores, que son puestos de moda por los intereses de un sistema de dominación que sabe manejar muy bien los hilos de los medios de comunicación, los organismos internacionales y la cooperación internacional. Estos nuevos actores de moda son: las mujeres, los indígenas y la población LGBT. No es que son nuevos como tal, como problemáticas, son temas de discusión y grupos humanos que ya existieron, cuestionando la historia de los pueblos y la humanidad.

Quiero tomar uno de esos actores para las reflexiones de este artículo, me refiero a los pueblos indígenas originarios. La pertinencia de escribir sobre este tema tiene que ver con la consolidación en Bolivia de la acción histórica de los pueblos indígenas originarios como sujetos capaces de autogobernarnos, a pesar de la colonización. El Estado republicano y la explotación capitalista del trabajo humano y de la Madre Tierra no pudieron enterrar la fuerza creativa de nuestros pueblos. Nos hemos posicionado y no hay vuelta atrás. Tenemos entonces la necesidad de entender políticamente nuestra presencia histórica, porque la tendencia desde las élites de poder es la de folklorizarnos.

Nuestra identidad de indígenas originarios y originarias de estos territorios, tanto del Kollasuyo como de todo nuestro continente Abya Yala. Ha sido un percorrer de experiencias acumuladas en la historia oral, en los mitos que nos contaban las abuelas. Es descubrir y entender el significado de nuestras luchas como indígenas originarios, del pueblo aymara, por ejemplo. En un primer momento del proceso de cambio de Bolivia, gestado por las organizaciones sociales, nuestra presencia ha significado la irrupción —de nuestros cuerpos, nuestra historia, memoria y nuestros deseos— en la disputa por los poderes establecidos.

Este primer momento, nuestra presencia, se consolida ante el asombro de la derecha racista y rancia de colonialismo y ante los ojos paternales de la izquierda, que se prepara para tutelarnos; hoy estamos ante otro momento, el de convertirnos en indios de decoración, decorando las nuevas formas de cómo el sistema de dominaciones y opresiones se reciclará. Para eso necesita que como hombres y mujeres indígenas nos conformemos con administrar el poder en el gobierno. Necesitan indios obedientes al sistema, al poder que les arrebatamos a esas clases dominantes. Conformarnos con administrar ese poder y gozar de las prebendas de nuestros antiguos opresores es mezquino, es miope y ridículamente nos llamaremos proceso de cambio, mejor sería llamarnos pasanaku.

Indios decorativos que no expresan nuestras radicales diferencias en las formas de cómo tratamos y protegemos a la Madre Tierra, nada diferentes de los capitalistas depredadores. Por otro lado, indios machistas y discriminadores de las mujeres indígenas. ¿En qué se diferencian estos hermanos de los k’aras colonizadores que nos violaban, golpeaban y mataban?

Julieta Paredes Carvajal es feminista comunitaria.

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