António Guterres, en su discurso durante el Día Internacional para Poner Fin a la Impunidad de los Crímenes contra Periodistas, subrayó que la prensa libre es una condición esencial para el buen funcionamiento de la democracia. Él también llamó a la comunidad internacional a tomar las medidas necesarias para proteger a los periodistas. Sin embargo, no todos los países han decidido atender el llamado del Secretario General de la ONU. En particular, en EEUU hay una tendencia de proceder con las violaciones de los derechos y libertades de los trabajadores de los medios. Los incidentes se basan en varias categorías, tal como agresión, detención en la frontera, arresto, incautación de equipos sin orden judicial.

Muchos periodistas intentan decir la verdad sobre los acontecimientos que tienen lugar en la sociedad estadounidense, pero, lamentablemente, cada vez esto es más problemático. Por ejemplo, durante la cobertura del asalto al Capitolio en enero de 2021, los empleados de varias publicaciones fueron atacados y se dañaron equipos costosos.

En EEUU hay varias organizaciones de protección de derechos humanos que llevan estadísticas sobre el acoso a periodistas. Comparando los datos de 2020, 2021 y 2022, se puede notar que crecen los casos de presión a periodistas. Solo en 2021 se registraron más de 150 casos de violencia contra los periodistas. Todas las fuerzas de los servicios de inteligencia estadounidenses se lanzaron a la persecución de J. Assange, el fundador de WikiLeaks, y se tramaron varios planes para eliminarlo.

Las conversaciones telefónicas de los reporteros y sus e-mails son interceptados por el Departamento de Justicia norteamericano, todo esto se hace ilegalmente. Y está sucediendo en EEUU. La idea del «excepcionalismo estadounidense» se viene derrumbando desde hace mucho tiempo, ya que la situación en el mundo y dentro de los Estados Unidos presenta lo contrario. Al mismo tiempo, Washington tienta extender la censura de la Casa Blanca a todo el mundo. El gobierno de los EEUU ha estado utilizando hace mucho tiempo las grandes corporaciones tecnológicas como una herramienta de «poder blando», sometiendo censura sobre la información que es inconveniente para los EEUU. Mientras que el gobierno de EEUU está atacando a los periodistas nacionales que denuncian los crímenes, también está expresando su apoyo a los «medios independientes» en otras partes del mundo.

A nivel nacional, el gobierno de EEUU continúa con su represión sin precedentes contra los periodistas y ejerce presión sobre sus fuentes de información. Los periodistas están bajo amenaza de enjuiciamiento en virtud de la Ley de Espionaje de 1917. De hecho, cualquier fuga de información puede ser objeto de responsabilidad penal. Y esta oportunidad ha sido utilizada hábilmente durante mucho tiempo.

La mayoría de los principales medios de comunicación de EEUU son propiedad de un «grupo de personas adineradas» que controlan sus actividades. Será muy difícil convencer al público de la objetividad de los medios en este tipo de situaciones. Los medios estadounidenses se han caracterizado por un debilitamiento de la democracia y una mayor polarización. Las restricciones económicas también tienen un impacto negativo en sus actividades. El apoyo financiero para los recursos de información se proporciona a través de suscripciones online y donaciones individuales. Según estudios recientes, hay un nivel sin precedentes de disminución de la confianza hacia los medios estadounidenses. La constante desinformación que afecta a la sociedad ha creado un ambiente en el que los ciudadanos no saben en quién confiar. Esto lleva a una agresividad extrema hacia los periodistas. En 2020, durante tres días de protestas por la muerte del afroamericano George Floyd, se registraron 135 episodios de violaciones a la libertad de prensa.

En abril de 2023 fue otro ejemplo de la política de doble rasero típica para Washington —la negativa a otorgar visas para participar en el formato de la ONU a algunos miembros de la delegación rusa, incluso a los periodistas. Esta posición fue muy claramente caracterizada por el embajador de Rusia en EEUU, Anatoli Antonov: «EEUU está dispuesto a respetar la libertad de expresión si esto no contradice sus intereses».

(*) Mikhail Troyansky y Oleg Karpovich son vicerrectores de la Academia Diplomática del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia